21 de diciembre de 2007
Ciclo de conferencias
UN CONTEXTO PARA UNA IMAGEN
La talla renacentista de San Miguel de Oteiza y su ambiente artístico
D. Pedro Echeverría Goñi.
Universidad del País Vasco
El culto a San Miguel en Navarra tiene su principal referente en el Santuario de San Miguel de Aralar, dedicándosele al Arcángel 42 parroquias, en la que es la quinta advocación más abundante en el Viejo Reino. De las diez iglesias que titula en la merindad de Estella, la más antigua es la románica de San Miguel de la ciudad del Ega y las más importantes son fábricas del siglo XVI como las de Carcar, Lodosa y Oteiza. Por ser un santo celestial, suele aparecer en ubicaciones elevadas como ermitas, verdaderos nidos de águila, torres, pórticos, claves de bóvedas e incluso veletas.. Cuando en plena renovación barroca, en el último tercio del siglo XVIII se añadió el actual pórtico a la parroquia de Oteiza, se habilitó una hornacina en la volada cornisa para albergar una talla de San Miguel con un demonio postizo a sus pìes como guardián del templo. Esta imagen protorrenacentista de hacia 1528-1530 debió ser la primitiva titular de la iglesia, que presidió un retablo de tablas pintadas o de talla anterior. Al colocar el actual retablo rococó, en lugar de emparedarla o retirarla, se dió a esta talla una ubicación preferente a la vista de todos los parroquianos, si bien sufrió una serie de modificaciones para encajarla en el citado marco, como la adición de un rústico brazo articulado con la espada.
Antiguo titular de la parroquia de Oteiza de la Solana (siglo XVI)
Por sus rasgos estilísticos propios de un Renacimiento incipiente con resabios del Tardogótico, atribuimos esta talla a Miguel Terin, entallador e imaginero, hijo de maestre Terin, fundador de un taller dinástico establecido en Estella. Este entallador domina el panorama artístico en la comarca durante el primer tercio del siglo XVI, sucediéndole su hijo y colaborador Miguel, quien se pone al día con el lenguaje “del romano”. Ambos fueron figuras claves en el tránsito entre el Tardogótico y el Renacimiento, así como don Johan de Eguía, ilustre promotor y mecenas estellés. Maestre Terín fue el autor –desde fines de la década de los 20 con la colaboración de su hijo- de varios retablos de pintura y talla “del moderno”, de los que tan solo han llegado a nuestros días las tallas titulares y algunos relieves en San Miguel de Estella, Lerín, Eguiarte, Mendigorría y en varios pueblos del valle de Améscoa.
Pese a las transformaciones sufridas en la última restauración, todavía apreciamos algunas características de la talla protorrenacentista como son su rostro ovalado con característica melena rubia, la coraza de soldado romano con la falda corta, la pervivencia de los codales y rodilleras de la armadura medieval, y la capa roja. Ha desaparecido el demonio antropomorfo que iba a sus pies y han sido repuestas las alas y la espada (la original era recta). Es una obra coetánea a la talla de San Miguel de la parroquia de Santa María de Sangüesa y cuenta con buenos precedentes tardogóticos en las tallas de San Miguel de Estella, Berbinzana y Ecala, obras de su padre maestre Terin.