25 de marzo de 2009
Ciclo de conferencias
CASAS SEÑORIALES Y PALACIOS DE NAVARRA
La arquitectura señorial navarra durante el Antiguo Régimen
Dña. Pilar Andueza Unanua
Universidad de Navarra
A lo largo del Antiguo Régimen la casa señorial navarra sufrió una lógica evolución de acuerdo no sólo a los estilos artísticos imperantes, sino también merced a las ideas y mentalidades propias de cada momento histórico. El Renacimiento ofrece sus mejores edificaciones en ciudades como Tudela y Estella, con casas construidas en ladrillo, portadas descentradas e interiores organizados en torno a un patio central. En ocasiones incorporan programas iconográficos mitológicos como en la casa de los Cabanillas Berrozpe en la capital ribera y de los San Cristóbal en la ciudad de Ega.
Conforme nos adentramos en el siglo XVII, y por tanto en el Barroco, los edificios van ganando en tamaño, monumentalidad y diversidad tipológica. Las fachadas se llenan de balcones con ricas rejerías de forja, que se convierten en auténticas tribunas desde las que se participa de la fiesta barroca, mientras las portadas, siempre sobrias y austeras, aparecen totalmente centradas y flanqueadas por columnas o pilastras. Progresivamente los frontispicios, tanto los de piedra como los de ladrillo, van dotándose de mayor plasticidad, merced a la introducción de molduras, cintas, cornisas y bocelones que van ganando en desarrollo y volumen conforme nos acercamos e introducimos en el Siglo de las Luces. Nunca falta una labra heráldica bien visible que proclama públicamente la nobleza de sus moradores.
Palacio de Azcona
La casa barroca abandona el patio y articula su interior por medio de amplias cajas de escalera, más acordes con la climatología navarra, reflejando al mismo tiempo el gusto por la escenografía y la teatralidad, así como por la etiqueta imperante. Acogen escaleras imperiales y se cubren con magníficas e innovadoras soluciones abovedadas, tal y como lo muestran numerosos ejemplos en la Ribera.
Dentro de la amplísima variedad tipológica cabe destacar especialmente la casa o palacio torreado que hunde sus raíces en la Edad media. El Renacimiento nos ofrece sus mejores ejemplares en Tafalla y en Barásoain, ligados a los Navarra y a lo Azpilcueta respectivamente. Ya en el siglo XVII hay que destacar el magnífico palacio de Viguria, todavía bajo la impronta herreriana, el palacio del marqués de Muruzábal, mucho más moldurado y estructurado, y la casa de los Vizcaíno en Miranda de Arga donde el Barroco pleno se hace ya evidente. El siglo XVIII centra esta tipología en las tierras del Bidasoa con las casas Iriartea de Errazu, Gastón de Iriarte en Irurita y el palacio Reparacea en Oyeregui, exportando el modelo a la cuenca de Pamplona a través del palacio de Subiza.
Riezu. Casa de los Remírez de Ganuza
Arizkun. Casa Arizkunenea