22 de diciembre de 2009
Conferencia
Navidad en la Catedral. Ritos, fiesta y arte
D. Ricardo Fernández Gracia.
Universidad de Navarra
La celebración de la Nochebuena en pueblos y ciudades se caracterizó por la alegría desbordada. La noche tenía cierto riesgo de alborotos, tanto por el abuso de bebidas alcohólicas como por la presencia de elementos que aprovechaban el evento para mostrar sus particulares protestas. En aquel contexto se ha de entender una frase repetida, una y otra vez, en crónicas de todo tipo, que siempre afirma: “Hubo mucha gente en la catedral esta noche y no ocurrió ningún alboroto”.
Los Maitines de la Navidad eran de los escasos que se realizaban en la víspera de la fiesta, junto a los de algunos días de Semana Santa. La fiesta de Navidad tenía desde la Edad Media categoría “excelentísima”, equivalente a las festividades que más tarde se denominarían dobles de primera clase y con ceremonial de seis capas, con el mismo rango que la Pascua de Resurrección, Pentecostés y la Asunción de la Virgen, titular del templo catedralicio.
Junto las Vísperas, los Maitines de la tarde del día 24 y la Misa del Gallo, la fiesta de la Natividad se completaba con la misa de pastores o de la Aurora en la madrugada del 25 y la misa conventual del citado día. El altar mayor se adornaba con toda magnificencia: flores, candelabros y los bustos de plata de los copatronos navarros, Santa Úrsula y Santa María Magdalena, descubriéndose la imagen de la Virgen del templo, ya que de ordinario estaba encerrada en su urna y bajo la cortinilla.
Un segundo día de gran fiesta y alborozo dentro del templo catedralicio era la del día de Inocentes. En la seo pamplonesa, la fiesta de Inocentes constituía, por excelencia, el día de aquella pequeña comunidad de niños, en la que cobraban un protagonismo muy especial. Algunos documentos del archivo capitular, nos proporcionan una idea de cómo transcurría la fiesta en el aspecto más serio del día: la liturgia.
"Miniatura de la Adoración de los Reyes".
Breviario de la Catedral de Pamplona. 1332
De todas las festividades navideñas la que aún conserva algún vestigio litúrgico de la rica tradición secular en la de la Epifanía. La solemnidad de este día se vio engrandecida en la catedral de Pamplona, desde la Edad Media, por la presencia en la misma de un grupo escultórico de estilo gótico en el claustro y las reliquias de los Reyes Magos, que cuenta con relicario argénteo del último cuarto del siglo XVI.
Los textos litúrgicos de la época del obispo Arnalt de Barbazán, tanto el Breviario de 1332 como la más antigua guía litúrgica de la diócesis, recogen la festividad de la Epifanía dentro de las de segunda categoría, concretamente entre las que se denominan como “Principales”, con rito de solemnidad, entre las que también figuran la Ascensión, Trinidad, Corpus, San Juan Bautista, Purificación, Anunciación, Dedicación de la catedral, San Pedro y San Pablo, la Corona de Cristo, Santiago, San Agustín, Natividad de la Virgen, San Miguel, San Fermín, Todos los Santos y San Martín. La Epifanía estaba, por tanto en un estadio intermedio entre las denominadas “excelentísimas” (Navidad, Pentecostés, Pascua Florida y Asunción de la Virgen) y las magnas que estaban por debajo.
Reliquias, fiesta y el grupo escultórico, labrado hacia 1300 por Jacques Perut en el claustro, vinieron a conformar una celebración singular, de la que aún se conservan parte de sus antiguos ritos, de forma especial en la procesión claustral con su statio ante los Magos y el solemne anuncio cantado del anuncio de las fiestas anuales.
Las más antiguas relaciones de la fiesta del día de Reyes dan cuenta de otra singularidad de la fiesta en la seo pamplonesa, que consistía en la colocación en la capilla mayor de una tumba o túmulo en memoria de los reyes que permanecía durante toda la octava. Se trataba de un pequeño catafalco cubierto por un paño que las crónicas denominan “el manto real”, que no sabemos si hemos de identificar con un “rico paño encarnado de seda y terciopelo”, utilizado con el mismo fin durante la segunda mitad del siglo XIX.
Jacques Perut. "Epifanía". Claustro de la Catedral de Pamplona. 1300
La conferencia, cuya organización corrió a cargo de la Asociación de Amigos de la Catedral de Pamplona y la Cátedra de Patrimonio y Arte Navarro, tuvo lugar en la sacristía rococó de la Catedral de Pamplona