7 de abril de 2009
Salida interdisciplinar
UNA TARDE EN LA PARROQUIA DE SAN MIGUEL DE OTEIZA
Arte, música y literatura en torno a la Semana Santa.
La integración de las artes
PRESENTACIÓN
D. Román Felones Morrás
La sociedad secularizada en que vivimos ha convertido la Semana Santa en poco más que un periodo vacacional a mitad de camino entre el fin de año y el verano. Por eso, buena parte de la ciudadanía apenas alcanza a percibir la importancia de un tiempo litúrgico lleno de resonancias religiosas, culturales y artísticas.
Con el deseo de subsanar en la medida de lo posible ese déficit, y animados por la buena acogida tenida el año anterior en el extraordinario marco barroco de la iglesia de Santa María de Los Arcos, la cátedra de Patrimonio y Arte Navarro decidió programar una actividad similar en un marco más modesto y en un ambiente más familiar: la iglesia de San Miguel de Oteiza.
La tarde del 7 de abril, martes santo litúrgico, un buen número de vecinos de Oteiza, además de personas procedentes del antiguo arciprestazgo de La Solana, junto con las llegadas expresamente de Pamplona, tuvieron la oportunidad de apreciar que esas artes, normalmente conjugadas en singular -música, poseía, arte propiamente dicho-, pueden ser degustadas en plural, tratando, como rezaba el subtítulo de la sesión, de integrarlas a todas.
Tras las amables palabras de Ángel Mauleón, párroco de Oteiza, y de José Ángel Bermejo, alcalde de la localidad, Ricardo Fernández Gracia presentó el marco general bajo el título “El paso procesional de Semana Santa: empatía, devoción y arte”. Colaborador fiel en cuantas ocasiones se ha requerido su presencia en otros ciclos programados por la parroquia y el ayuntamiento, el profesor Fernández Gracia unió conocimiento, juego didáctico y disciplina para subrayar lo esencial de un proceso que, como el propio barroco, se prestabas a múltiples derivadas. Los retablos barrocos, algunas imágenes procesionales, y los fuertes y atinados tonos coloristas de la última intervención realizada en los últimos años sirvieron de adecuado marco a esta presentación general.
Un aperitivo nada frugal, ofrecido por el ayuntamiento en los locales de la casa consistorial, permitió un descanso y una animada conversación a buena parte de los asistentes.
La segunda parte de la velada la ocupó la música de órgano y la poesía, en un marco y en un contexto especialmente adecuados. El órgano romántico de la parroquia, poco propicio a las sutilezas del barroco, dio paso a una música especialmente vinculada a otros periodos históricos: Johannes Brams, el Padre Donostia, Jean Alain y Eduardo Torres. El maestro Raúl del Toro ayudó a elevar la mirada, serenar el ánimo y transportar el espíritu a otros espacios. La música seleccionada fue más sutil que grandilocuente, más íntima que apoteósica. Y el órgano, acostumbrado a tareas de menos fuste, demostró a las claras sus posibilidades.
La selección literaria corrió a cargo del doctor Javier Medrano, catedrático de Lengua y Literatura del I.E.S. Plaza de la Cruz, que introdujo, a su vez, cada uno de los poemas. Los textos de Santa Teresa, Antonio Machado, Gabriel Miró y Gerardo Diego, constituyeron un excelente ejemplo de la mucha y rica literatura religiosa hispánica.
Un acto de estas características necesitaba un hilo conductor que permitiera servir de nexo a las distintas partes que lo componían. Esta tarea la realizó el doctor Román Felones Morrás, colaborador ocasional de la Cátedra y afincado en la villa desde hace muchos años.
La velada nos deparó una última sorpresa no prevista: la actuación del coro parroquial de Oteiza, dirigido por Ramón Ayerra, que quiso sumarse al acontecimiento. Una coda final recibida con gratitud y aplausos por los asistentes.
Divulgar el patrimonio es tarea esencial de la Cátedra. Y divulgarlo en la Navarra rural, a la que no llega tan fácilmente la cultura, es objetivo doblemente importante. Sólo resta desear que el camino emprendido no sólo se afiance, sino que, en la medida de lo posible, se incremente.
El acto, organizado por la Cátedra de Patrimonio y Arte Navarro de la Universidad de Navarra, contó con la colaboración del ayuntamiento de Oteiza y las parroquias de Oteiza, Villatuerta, Dicastillo, Arellano, Allo, Aberin y Muniáin.