24 de febrero de 2010
Curso
EL CAMINO DE SANTIAGO Y LAS RAÍCES DE OCCIDENTE
El Camino de Santiago y la peregrinación en la Europa medieval
D. Juan Carrasco.
Universidad Pública de Navarra
El culto al apóstol Santiago y las consiguientes peregrinaciones a Compostela constituyen, sin lugar a dudas, uno de los fenómenos más representativos y sobresalientes del Medioevo Hispánico, al tiempo que sirvieron de cauce para alentar los deseos de unidad y aislamiento de la Europa Cristiana en los siglos centrales de la Edad Media. A lo largo de este tiempo quedaron fijados los itinerarios que conducen a la Basílica-santuario del señor Santiago: aparecía así conformado uno de principales y más importantes caminos medievales. De tal forma que el iter Sancti Iacobi venía a representar para gran parte del Occidente europeo el paradigma de la vía de peregrinación, completando, junto a Jerusalén y Roma, esa trilogía de lugares santos. Bien es cierto que, al Oriente, Jerusalén simboliza una cierta superioridad o eminencia espiritual: es un lugar de peregrinación que sacraliza la guerra santa, ya que se ansía conquistar y liberar la tumba de Cristo. Al menos en su fase inicial, la calzada jacobea o vía francigenae aparece como el camino que une o enlaza los dos grandes santuarios del orbe cristiano occidental y donde se veneran las tumbas de los apóstoles Pedro y Pablo, en Roma, y la de Santiago el Mayor en Compostela. Entre los papas "reformadores" se había extendido la idea de amparar las expediciones militares contra los sarracenos de Al-andalus como acciones piadosas, propias de un peregrinaje penitencial. Además, estos dos lugares de peregrinación apostólica aparecían a los ojos de la Cristiandad como, una sólida cadena de vínculos solidarios y fraternos, expresión fehaciente de la unidad de los cristianos, tan angustiosamente ansiada después de los temores y sobresaltos con los que se había superado el primer milenio de nuestra era. Una solidaridad evocada por el Pseudo.Turpin, en las palabras que dirige el apóstol a Carlomagno, cuando el emperador descansaba en su palacio de Aquisgrán:
“La ruta estrellada que has
visto en el cielo
significa que irás a Galicia a la cabeza
de un gran ejército, y que, después de ti
todos los pueblos irán allí en peregrinación
hasta la consumación de los siglos”.
En este famoso texto quedaban fijados los puntos geográficos extremos del itinerario más extenso del Occidente medieval: desde la centralidad del continente europeo –el imperio carolingio-, representada por la capital Aquisgrán, hasta la periferia del finisterre gallego de Compostela.