5 de abril de 2011
Ciclo de Semana Santa
DOLOR Y AMOR: LAS IMÁGENES DEL CRISTO DE ANCHIETA Y LA DOLOROSA DE NOBAS
El Santo Cristo de la Catedral de Pamplona
Una de las imágenes de devoción de la Catedral de Santa María la Real
Dª María Concepción García Gainza.
Cátedra de Patrimonio y Arte Navarro
Juan de Anchieta fue un escultor itinerante de la segunda mitad del siglo XVI. Nacido en Azpeitia en 1538 y formado en Medina de Rioseco (1551) con Antonio Martínez, se hizo vecino de la Navarrería, en 1577, donde primero alquila unas casas en este barrio de la catedral donde vivían escultores, e hizo a Pamplona centro de su arte y finalmente en 1585, compró una casa en la Navarrería, donde instaló su obrador.
Anchieta venía precedido de una gran fama, por su obra en el retablo de Briviesca (Burgos), lo que hizo que la Catedral quisiera hacerse con alguna obra de su mano en la que se viera “el arte a lo nuevo o a lo moderno” según dicen los documentos que traía el escultor, el miguelangelismo. Mantuvo estrechas relaciones con la Catedral y con los obispos de la sede pamplonesa que le efectuarían importantes encargos, D. Antonio Manrique para el Real Monasterios de las Huelgas y D. Pedro de la Fuente para el retablo, el altar mayor de la catedral de Burgos y el banco del retablo de Moneo.
Escultor del Renacimiento, dominó de los Órdenes clásicos, el desnudo, el cuerpo humano y las proporciones probablemente a través de Juan de Arfe, Varia, Sevilla, 1585. Pudo conocer también la anatomía a través del tratado de Valverde de Hamusco Historia de la composición del cuerpo humano. Roma 1556, ilustrado por Gaspar Becerra. El movimiento en acto de sus figuras es expresión del espíritu.
Precisamente en estos años, en torno a 1577-1578, se fechan las dos obras, el Santo Cristo y el San Jerónimo, que se veneraban en la capilla Barbazana del claustro de la catedral, coincidiendo con su afincamiento en Pamplona.
Están documentadas y localizadas estas esculturas:
Así aparece en el acta de la sesión capitular celebrada el 23 de noviembre de 1646 en la que el prior Dr. Miquel Cruzat comunicó que un devoto deseaba entregar al cabildo 1000 ducados en dinero para que con sus réditos se comprara el aceite necesario para una lámpara que deseaba poner en la capilla de Barbazán “delante del Santo Cristo”.
Más noticias y más precisas ofrece un Inventario de la sacristía catedralicia de fecha 26 de enero de 1651, realizado en presencia del propio prior Cruzat, donde se especifica: Ittem un San Jerónimo de bulto, que esta en la capilla de la Barbacana, juntamente con un Santo Cristo crucificado. Son hechuras de Ancheta (Goñi Gaztambide, Historia de los obispos de Pamplona, Siglo XVIII, Tomo VI, 1987, p. 200).
Otras noticias proceden de colaboradores de Anchieta como Blas de Arbizu o Pedro de Contreras que aparecen como testigos en una prueba testifical de 1579 y ayudan a fijar las fechas y la cantidad de dinero recibida por el escultor.
Blas de Arbizu declara que “en la madre iglesia desta ciudad hizo cierta obra (Anchieta) y por sus trabajos le dieron 100 ducados”.
Otro testigo, Pedro de Contreras, corrobora esta información ya que dice saber que Anchieta tiene en Pamplona unos censales que “la madre iglesia le dieron por cierta obra que en ella hizo”.
Estas dos obras expuestas en la capilla Barbazana a la vista de todos debieron causar admiración en el cabildo de la catedral, cuyas dignidades influirían en las parroquias de patronato suyo para que encargaran al escultor los retablos mayores de sus iglesias, convirtiéndose de este modo en su principal clientela.
Anchieta es escultor de Crucificados y puede considerarse como especialista en esta iconografía. En total es autor de una docena de crucificados ninguno tan excepcional como el de la catedral, aunque el Cristo del Miserere de Santa María de Tafalla debe ser destacado.
El Santo Cristo de la Catedral debió de ser un encargo del cabildo a Juan de Anchieta, quien era un verdadero especialista en este tipo de imágenes que permitían, dadas sus dificultades, un gran lucimiento del escultor: se trataba de un cuerpo desnudo y colgado en la cruz, muerto, realizado con decoro, pues era a la vez un cuerpo humano y divino.
Anchieta dio respuesta a esta dificultad y mediante el desnudo consiguió expresar como pocos escultores lo hicieron, hondos sentimientos religiosos. Ha sido objeto de culto en la catedral desde su primera instalación en la capilla Barbazana del claustro y en sus ubicaciones posteriores en el trascoro y en la capilla sacramental. Sin duda se trata de una de las más importantes imágenes religiosas de la contrarreforma hispánica.
Crucificado de Juan de Anchieta. Catedral de Pamplona
La conferencia tuvo lugar en la propia Catedral de Pamplona, ante la imagen del Cristo crucificado de Anchieta