29 de marzo de 2012
Ciclo de conferencias
CICLO DE SEMANA SANTA
Los Pasos de la Hermandad de la Pasión del Señor de Pamplona
D. Emilio Quintanilla Martínez.
Cátedra de Patrimonio y Arte Navarro
La Hermandad de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo de Pamplona fue fundada en 1887, por lo que en este año se celebra su 125 aniversario. Es un buen momento para analizar el patrimonio artístico que ha ido reuniendo a lo largo de estos años transcurridos.
La Hermandad de la Pasión actual es el resultado de la fusión en 1887 de otras tres hermandades que existían en Pamplona desde hacía varios siglos: las de la Oración en el Huerto, del Cristo Alzado y del Santo Sepulcro, que formaron a partir de entonces una sola Hermandad. Su objetivo principal ha sido desde ese momento mantener, potenciar y renovar la devoción y el culto por la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo, centrándose sobre todo en las celebraciones de Semana Santa, y, sobre todo, en la procesión del Santo Entierro como celebración central, que recorre las calles de Pamplona el Viernes Santo.
Por eso, el núcleo principal de su patrimonio histórico son los pasos procesionales, que se guardan en su sede de la calle Dormitalería y representan doce episodios de la Pasión y Muerte de Cristo, y son, por orden cronológico, la Entrada de Jesús en Jerusalén, la Última Cena, la Oración en el Huerto de los Olivos, el Prendimiento, la Flagelación, el Ecce Homo, la Cruz a Cuestas, la Caída, el Cristo Alzado, el Descendimiento, el Santo Sepulcro y la Soledad. No ha pervivido ninguno de los pasos a los que dieron culto y procesionaron las anteriores hermandades, de los que sólo conocemos testimonios gráficos y algunas imágenes. Se sustituyeron por otros que en su momento se consideraron de mejor calidad, y luego fueron añadiéndose otros más, hasta mediados del siglo XX, para completar el ciclo visual completo de la Pasión. Quizás ese sea su valor principal, el didáctico, pues los pasos, unidos a las figuras alegóricas que participan en la procesión, forman un conjunto severo, a veces de calidad artística no muy elevada, pero completo y expresivo, y sobre todo, identificado, en cierto modo, con el ser de la ciudad, y que ha pasado a formar parte de sus señas distintivas.
Cristo Alzado. Fructuoso Orduna. 1931
En cuanto a las imágenes, sin duda merecen destacarse tres, la del Santo Sepulcro, que ya fue encargada por su hermandad antes de la fusión, y de la que celebramos también el 125 aniversario, la imagen de vestir de la Soledad, a la que conocemos como la Dolorosa, de Rosendo Nobas de 1883, y el Cristo Alzado, de Fructuoso Orduna de 1931. La Soledad, que tanta devoción despierta en la ciudad, responde con claridad a las sufrientes dolorosas de estirpe castellana, recias y dolientes, cuyo dramatismo se atempera, en la procesión, por el magnífico manto con la que se adorna; el Santo Sepulcro, hermoso Cristo Yacente obra de Agapito Valmitjana, uno de los autores de más prestigio de su momento, que sigue también modelos castellanos del barroco, pero suavizado por el espíritu del romanticismo entonces aún en boga. El Cristo Alzado aporta, a su vez, la fuerza expresiva y contenida del roncalés Fructuoso Orduna.
Otro aspecto que queremos destacar aquí es el intento de formar un prototipo de paso, con una decoración y estructura basados en ritmos geométricos, creado por Víctor Eusa, y que enlaza con la estética con la que este arquitecto quiso dotar a sus edificios, muchos de los cuales prestan su peculiar aspecto distintivo al Ensanche de Pamplona, intento con el que colabora el escultor Inocencio Arcaya. Pertenecen a este grupo los pasos (refiriéndonos a las andas o tronos) en los que se sacan en procesión a la Dolorosa, el Santo Sepulcro, el Cristo Alzado y la Caída, de los cuales los dos primeros fueron diseñados por Víctor Eusa y los otros siguieron el acertado prototipo creado por ese arquitecto.
Paso del Santo Sepulcro. Agapito Vallmijana. 1887