25 de junio
Conferencias
CICLO DE SAN FERMÍN
Los Sanfermines, escenario de las primeras sesiones de Cinematógrafo (1896-1902)
D. Alberto Cañada Zarranz
Filmoteca de Navarra
En el ámbito universal, se reconoce la fecha del 28 de diciembre de 1895 como el punto de partida del Cinematógrafo como arte y como espectáculo. En el Salon Indio del Gran Café de París, en el nº 14 del Boulevard de los Capuchinos, se ofreció una sesión histórica que apenas duró diez minutos en la cual se presenciaron entre otras cintas antológicas como La demolición de un muro, La comida del bebé, La salida de los obreros de la fábrica Lumière o la famosa El regador regado. El éxito del Cinematógrafo Lumière en París es inminente, inesperado y extraordinario. La carrera del aparato es imparable. 1896 va a ser el año del lanzamiento del cine por todo el mundo.
1896. La primera noticia que reciben los lectores de prensa navarros sobre este gran invento es una reseña que aparece el 11 de marzo de 1896 en El Aralar y en La Tradición Navarra. El texto alude a la era de los grandes inventos y menciona a Edison, quien ya había conseguido la fotografía del movimiento con su Kinetoscopio, pero esto era incompleto pues "las fotografías desarrolladas en una larga cinta de pequeñas dimensiones, no podían ser observadas más que por una persona". Con el instrumento creado por Lumière "en vez de un espectador pueden ser mil o los que se quiera los que contemplen la escena fotografiada".
La primera proyección de cinematógrafo en Pamplona tuvo lugar en el Teatro Principal el 24 de octubre de 1896. Organizada por el Sr. Alberto Durán, en representación de la Sociedad del Kinematógrafo (con “K”), dio sesiones los días 24, 25, 26 y 28 de octubre.
Teatro Principal de Pamplona
1897. El "Cinematógrafo Lumière" llega a Pamplona de la mano del Sr. Iranzo, empresario que instala su aparato en la calle de las Navas de Tolosa durante los Sanfermines de 1897.El reportero de El Eco de Navarra en la gacetilla que publica el 9 de julio, se deshace en elogios después de su visita al "Cinematógrafo, perfeccionado": "El aparato es tan perfecto que reproduce con toda exactitud y precisión el movimiento de las personas y objetos fotografiados en la hermosa colección”. La acogida popular al Cinematógrafo es muy buena, y en ese sentido nuestros antepasados comparten las mismas emociones que el resto de espectadores del mundo. "Todo el año 1897 y parte del 98, lo pasamos comentando el sorprendente espectáculo y esperando impacientes los próximos sanfermines"(Tiburcio de Okabio (Ignacio Baleztena) en Diario de Navarra, 22 de octubre de 1950).
Al acabar las fiestas de la capital navarra, el Sr. Iranzo vendió su Cinematógrafo a Tomás Zabalo, que traslada el aparato a un local sito en el nº 36 del Paseo de Valencia, donde abre las puertas del nuevo Gran Cinematógrafo Lumière el día 3 de agosto. Cobrará 2 reales las sillas de preferencia y la mitad por la entrada general. La última sesión tuvo lugar el 25 de agosto. No volvemos a tener noticia de él hasta el año siguiente por las mismas fechas.
1898. La carrera del Cinematógrafo es fulgurante; en todos los países su implantación es rápida debido a su extraordinario éxito popular. Sin embargo este año los pamploneses estuvieron a punto de no disfrutar de las delicias del cine, pues el Ayuntamiento estuvo barajando la posibilidad de suspender las fiestas de San Fermín. La razón no era otra que la situación de contienda bélica que tenía en ese momento planteada la nación con Cuba. Diversas reclamaciones populares y en especial la del Círculo Mercantil e Industrial y la Sociedad de Comercio, consiguen que se celebren los Sanfermines y así lo aprueban (por 16 votos contra 3) los ediles municipales en la sesión que tiene lugar el 2 de junio. Pero la noticia recibida el día 5 de julio en la cual se informa del aniquilamiento de la escuadra del contraalmirante Cervera, obliga al Ayuntamiento a convocar un pleno municipal de urgencia, en el que se concluye que: "En la presente ocasión celebrar fiestas -dice el Alcalde- no sería patriótico, ni racional ni cristiano (...). Por voto unánime de todos los concejales se acuerda la suspensión de las fiestas de San Fermín, excepción hecha de las funciones religiosas, de las ferias generales y concurso de ganados". Las ferias se salvaron y Pamplona pudo disfrutar de un Cinematógrafo que ya se había instalado en el número 24 del Paseo de Valencia a finales del mes de junio. Era este un local arrendado a diferentes comercios itinerantes, que desde el año 1894 alquila por estas fechas un reputado óptico, Mr. J. Dubosc. Después de varias visitas a Pamplona para vender anteojos, trajo un cinematógrafo con el que exhibe películas una vez que ha cerrado su negocio de lentes.
En este mismo local, también existía la posibilidad de disfrutar de audiciones fonográficas, al precio de 5 céntimos, eligiendo entre más de cincuenta cilindros, donde estaban registradas óperas, tangos, canciones de guerra, etc.
Aquel año también se pudieron visitar en Pamplona otros 3 cinematógrafos, siendo el más reseñable el perteneciente al catalán Enrique Farrús, más conocido en las ferias de la época como Farrusini. Llevaba este feriante viniendo muchos años a Pamplona por las fiestas de San Fermín:“un buen año, apareció en nuestras Fiestas con una magnífica y lujosa barraca, en la que funcionaba un órgano aún más espléndido que el que traía con los perros y monos amaestrados" (José Sánchez de Ocaña y Elío, (“Calidoscopio barraquero”, Pregón nº 12, julio 1947). Había comprado un aparato Lumière, a la vista de que era el que más garantías daba. Ocupó una de las casetas instaladas en la calle Chinchilla, que presentaba con un espectacular "órgano monumental "Limonaire Freire", cuyas obras musicales, como el Bolero Estefanía, Rapsodia Española, de Chapiet, Habanera, del mismo autor, marcha de la ópera Carmen, pasodoble Gerona y Vals de las olas, retumban en mis oídos como si fuera aquel tiempo" (Simón Blasco Salas en Recuerdos de un médico navarro, Ed. Gómez, 1968). Estos órganos estaban incrustados en unas impresionantes fachadas barrocas, en las cuales también aparecían algunos autómatas que se movían al son de la música.
1899. En el año 1899 regresa Farrusini a las ferias sanfermineras con un salón que anunciaba como Cinematógrafo mágico. Lo instaló de nuevo en la calle del General Chinchilla inaugurándolo el jueves 29 de junio "con un escogido programa de cuadros fantasmagóricos de ilusión y la sorprendente mariposa parisién en colores naturales". Esto último fue lo más sorprendente de aquel año. A propósito de esto no está muy claro qué es lo que ofrecía Farrusini, pues la Danza serpentina podía ser una película o la representación en vivo de esa propia danza. Un testigo de la época, José Sánchez de Ocaña, lo describe así: “LA MARIPOSA FANTASTICA o la MARIPOSA EN COLORES, consistía simplemente en que, al levantarse la pantalla, aparecía detrás de ella un pequeño escenario, revestido de tela oscura, y en el que una mujer, generalmente guapa y bien formada, vestida con un ceñido traje de punto blanco y teniendo en cada mano un palito de un metro de largo poco más o menos, de los que pendían unas a modo de alas de seda blanca que se unían en el cuello de la artista, movía los brazos, los palitos y las alas del modo más artístico que podía y sabía, simulando un aleteo más o menos gracioso. El todo de este conjunto estaba bajo los rayos de un proyector enfocado a la mujer; proyector que irradiaba sus rayos en variadísimos colores artísticamente combinados, resultando el total bastante agradable de ver y mereciendo los calurosos aplausos del "respetable", tanto más fervientes (que todo ha de decirse) cuanto más guapa y mejor formada era la mujer".
Loie Fuller, Danza serpentina
El éxito de este pabellón, posiblemente el único que se instala estos sanfermines dedicado a cine, fue extraordinario, y a los tres días de su apertura decidió ampliar el número de sesiones adelantando el horario de la primera de las siete a las cuatro de la tarde, con el fin de que pudieran asistir las familias con los niños. El Cinematógrafo se iba implantando.
1900. El sábado 9 de junio, a las 9 de la noche se estrenó en el Teatro Principal, un aparato denominado Victorious-Graph, una combinación de cinematógrafo y fonógrafo, presentado por el zaragozano Félix Sáez. Fue el primer cine sonoro y en colores que se presentó en Pamplona, y se mantuvo en cartel durante 9 días. Uno de sus mejores programas era la Pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor Jescucristo “que llevo todo en color natural compuesta de nueve cuadros” (F. Sáez).
En 1900, regresó el popular Farrusini con su feria ambulante, dedicada ya principalmente al gran invento de finales de la centuria. La exhibición de películas en el salón de este farandulero catalán se completará este año con el espectáculo de la bella Galatea, la cual ejecuta los aplaudidos números de la Mariposa Eléctrica (otra de las denominaciones de las anteriormente reseñadas Serpentinas, Mariposa fantástica o Mariposa en colores). El salón de Farrusini empezó a funcionar a principios del mes de julio en la calle del General Chinchilla.
De nuevo el espectáculo de la Mariposa en colores fue lo más llamativo. También fue muy admirado su material, traído de París con las "nuevas vistas del panorama de la Exposición de París donde se ven sin necesidad de hacer el penoso viaje (...) los grandes palacios, monumentos colosales, la gran rueda gigante, el globo celeste, la maravillosa torre Eiffel, el puente rulenteo las aceras movibles y el maravilloso panorama del viejo París, y la Avenida de la Ópera.
En estas sesiones actuaba el “explicador”, personaje imprescindible en las sesiones cinematográficas, así como lo fue el acompañamiento musical.
En el año 1900, las cuatro películas que más impacto causaron fueron las de la Exposición Universal de París, la titulada El demonio en el convento o el poder divino, Aladino o la Lámpara maravillosa, y La Cenicienta. Su éxito le anima a prorrogar su estancia, y continuar hasta el domingo 29 de julio. Farrusini se arrepentirá ya que el huracán que se desató en Pamplona la tarde del día 27 que arrasó su barraca.
1901. Este año se instalaron 2 cinematógrafos en Sanfermines: el Palacio de Proyecciones, y el de Farrusini. Sin embargo, el protagonismo se lo quitó otra atracción, el Panorama Imperial, un salón en el que se exhiben vistas fijas de diversos lugares del mundo que abrió sus puertas el 6 de julio en el número 15 de la calle de las Navas de Tolosa. Esta instalación llamó la atención de los pamploneses por la muestra de exquisitas imágenes de lugares lejanos del mundo, hermosas vistas estereoscópicas entre las que gustó mucho un "pintoresco viaje a Lourdes". También se vieron estampas de Tierra Santa, Italia (Venecia, Milán, Pisa, Roma, Génova, Florencia, Nápoles, Pompeya, Turín), España (Aranjuez, La Granja con los interiores del Palacio de doña Isabel de Borbón), Suiza, Argelia, Túnez, América del Norte, Marruecos, Portugal, varias colecciones de la Exposición Universal de París de 1900 o maniobras militares en Alemania.
Aquella fue por tanto la estrella de las atracciones barraqueras de 1901. De los dos cinematógrafos más arriba reseñados, apenas hay noticias, únicamente que el de Farrusini permaneció en las barracas hasta finales de julio.
1902. El año 1902 marca un momento histórico en la crónica de la llegada del Cainematógrafo a Navarra. Lo más importante es que el cine se manifiesta de un modo diferente, va a mostrar algunas de sus posibilidades, las cuales van a fascinar e incluso conmocionar no sólo a los espectadores de esta atracción barraquera, sino a la ciudadanía en general.
El día 8 de julio tiene lugar en Pamplona la primera sesión pública de cine, que es patrocinada por el Ayuntamiento. La Comisión de Fomento municipal aceptó la propuesta de Joaquín Ripollés Abadía, quien tenía en explotación un aparato Crono-Cinematográfo, pagándosele la cantidad de 500 pesetas.
Las funciones tuvieron lugar en la Plaza del Castillo las noches del martes 8 y del viernes 11. No tenemos referencia del lugar exacto en que se colocó la pantalla, pero sí que fueron quince películas ("muchas de ellas en colores") las que cada día se exhibieron, siendo las sesiones de entre 60 y 70 minutos de duración.
El posible reclamo del coloreado de las fotografías, perdía su excepcionalidad en cuanto había un local que las ofrecía a diario. Este era el denominado Salón Recreativo, -otras veces llamado Cinematógrafo Moderno- ubicado en el número 13 de la calle de las Navas de Tolosa que funcionaba desde primeros del mes de julio. Fue un cinematógrafo de éxito sobre todo desde que anunció “la nueva cinta con que ha enriquecido su variada galería". Y se trataba nada menos que de la primera película rodada en Pamplona, filmada con el mismo aparato que el propietario del cinematógrafo posteriormente proyectaba. Una de las características de la máquina de cine de los Lumière, es que servía para filmar, proyectar e incluso revelar las películas. El día 14 de julio se estrenó una cinta, sin título, "tomada en la calle Mayor en el momento de pasar la procesión con motivo de la festividad de San Fermín". Sin duda la película se rodó el lunes 7 de julio, fecha emblemática a partir de entonces también para la crónica del séptimo arte en la capital navarra.
El día 23 de julio, el propietario del Salón Recreativo presentó una nueva filmación local: La salida de fieles del templo de San Nicolás, de la misa de doce. Esta es la segunda película filmada en Pamplona. De ella no tenemos fecha de rodaje, aunque por evidencias este tuvo lugar entre el siete y el veinte de julio. "La vista está perfectamente impresionada y en ella se ven á infinidad de personas de la buena sociedad pamplonesa así como multitud de niños de conocidas familias".
Tal vez por ello, y para no estropear mucho celuloide, el propietario del cinematógrafo de la calle Navas de Tolosa, advierte al público pamplonés del lugar y la hora en que va a efectuar su tercer rodaje. El día 27 de julio avisa que a la una de la tarde piensa "enfocaren el paseo de la Taconera, á los paseantes que se retiren á dicha hora, terminada la música, á sus domicilios". El anuncio del rodaje se cumplió, y el 7 de agosto ya se ofrece en el salón de cine la película de la Taconera.
Pero no van a ser los pamploneses los únicos protagonistas de las películas que se hacen aquí en este año histórico. El propietario del Salón Recreativo tiene la suerte de estar en la capital navarra rodando cintas cuando tiene lugar una visita memorable. El rey Alfonso XIII, recientemente coronado, viene a Pamplona donde pasa varias jornadas, y allí está el operador con su cámara para registrar con ella varios momentos. Al menos rodó dos películas: Entrada del Rey en Pamplona, rodada el 16 de agosto y estrenada públicamente el día 18 de ese mismo mes y Salida del Rey al campamento de tiro, cuya presentación se hace el día 22 de aquel mismo mes. También el día 23 se anuncia otro estreno, en este caso con argumento taurino: El encierro de los toros en la plaza, una película de la que no se especifica la fecha de realización pero que con toda probabilidad se rodó el día 19, antes de la corrida lidiada por los diestros Antonio Moreno "Lagartijillo" y Emilio Torres "Bombita", organizada con motivo de la visita real.
A partir de este momento el cámara que ha mantenido animada la temporada estival con sus originales programas cinematográficos, abandona la escena y se va de Pamplona, dejando como siempre que la ciudad viva de sus recuerdos hasta que un nuevo nómada del séptimo arte tenga a bien detenerse en nuestra capital.
Público saliendo del cine en el Teatro Principal