21 de junio
Ciclo de conferencias
EN TORNO AL PATRIMONIO CULTURAL EN EL VALLE DE BAZTÁN
“De robles y razas”. Baztaneses en México: tras sus huellas allá y acá
José Javier Azanza López
Cátedra de Patrimonio y Arte Navarro
En esta nueva aproximación al tema de la emigración de los baztaneses a América en los siglos XIX y XX, nos servimos como hilo conductor del número extraordinario publicado por la revista gráfica La Esfera en 1929.
Fundada en Madrid en 1914, La Esfera marcó una época y fue la mejor revista de su tiempo, dedicando sus páginas a la publicación de artículos y crónicas de actualidad general lujosamente editados, tanto de España como de otros países. En el mes de junio de 1929, y con motivo de la Exposición Iberoamericana inaugurada en Sevilla el 9 de mayo de aquel año y clausurada el 21 de junio de 1930, dedicó un número extraordinario de casi 250 páginas a México (Fig. 1), uno de los países participantes en la muestra con su pabellón levantado en el Paseo de las Delicias conforme al proyecto del arquitecto de Mérida (Yucatán) Manuel María Amábilis Domínguez.
La Esfera. Número extraordinario dedicado a México. Junio 1929. Portada.
Tras el protocolario saludo del Presidente provisional de la República Mexicana, Emilio Portes Gil, la revista recogía artículos de muy variada naturaleza a través de los cuales se acercaba al lector a la realidad histórica, social, urbanística, artística y cultural del país. A todo ello se sumaba un conjunto de reseñas que abordaban el panorama económico, comercial y financiero del país en un momento de industrialización propiciada en gran medida por los inmigrantes procedentes de las distintas regiones de España. Y entre estos no faltaban los navarros y, más en concreto, los baztaneses.
El más destacado fue Braulio Iriarte, natural de Elizondo, a quien la revista presentaba bajo el significativo título de “Los robles de la raza” (Fig. 2). El “capitán general de los vascos en México”, como así se le denomina en esta ocasión, puso en marcha algunos de los proyectos empresariales más significativos del momento: las grandes harineras, con especial significación para el molino El Éuskaro (hoy Harinera Nacional) fundado en 1906; la Cervecería Modelo, que abrió sus puertas en 1925 para fabricar las marcas Corona y Modelo; y Leviatán y Flor, primera fábrica de levadura de México; sin olvidar su papel en el mundo de las finanzas a través del Crédito Español de México, entidad bancaria fundada en 1920 de la que fue su primer presidente. Explícita se mostraba la revista en su conclusión: “Nadie en el país tiene mejor golpe de vista, desarrollo de inteligencia económica y altos mirajes en la finanza y en la industria… No hay fuerte negociación en el territorio nacional que no haya recibido el primer aliento, el primer dinero y el primer consejo de D. Braulio Iriarte, la piedra fundamental de los grandes negocios”.
“Los robles de la raza”, La Esfera. Número extraordinario dedicado a México. Junio 1929, s.p.
El segundo baztanés reconocido en la revista era Juan Irigoyen, “aquel mozalbete cuyos caminos de Errazu recuerdan nostálgicos sus correrías y aún le esperan como brazos abiertos en la tierra”, que en territorio mexicano se había convertido en “una de las más fuertes columnas del Centro Vasco, contribuyendo a su crecimiento y esplendor”, refiere la revista (Fig. 3). En este caso su figura viene asociada al molino El Carmen, en Celaya, uno de los más antiguos del país entendido como fábrica de harinas a gran escala, sin olvidar su apoyo a otras iniciativas como la reforma del Colegio de las Vizcaínas en 1907-1910.
“Grandes industrias y grandes hombres”, La Esfera. Número extraordinario dedicado a México. Junio 1929, s.p.
El tercer nombre significativo de los baztaneses en México es el de Juan Urrutia Ezcurra, natural de Oronoz. En este caso se vincula a la industria textil mediante la fábrica de paños que lleva su nombre, con fama de ser la que mejor paño nacional fabrica y que da pie al siguiente comentario: “Un paño de la Casa de Ezcurra es un paño de garantía. ¿Es paño inglés? No. Es de Urrutia y Ezcurra. Y basta. Ninguna fábrica logra la calidad que ésta” (Fig. 4).
“Fábrica de paños M. Urrutia Ezcurra”, La Esfera. Número extraordinario dedicado a México. Junio 1929, s.p.
A los anteriores se suma Marcelino Zugarramurdi, natural de Arizkun, “fuerte león navarro que lleva en la zarpa el fuero”, propietario de la bizcochería La Vasconia. Y aunque no proceden de Baztan, la revista recoge igualmente referencias a otros navarros, caso de Fermín Echandi, de Beintza-Labayen, cofundador con Braulio Iriarte del molino El Éuskaro; Martín Oyamburu, originario de Lizaso, vinculado a la industria lechera desde su establo Los Pirineos; y Ambrosio Izu, natural de Biurrun y gerente de la fábrica de tejidos La Carolina.
Conocida la trayectoria de los baztaneses allá a través de las páginas de La Esfera, recordamos cuál fue su huella acá. Partimos de un dato elocuente como el hecho de que, en la suscripción abierta entre los baztaneses residentes en México para auxiliar a los damnificados de las inundaciones de 1913, los que más se distinguieron fueron Braulio Iriarte y Juan Irigoyen con sendos donativos de 1.840 pesetas, seguidos de Martín Urrutia con 1.000 pesetas.
En el caso de Braulio Iriarte, el obituario recogido en Diario de Navarra el 8 de julio de 1932 con motivo su muerte recordaba “las importantes obras realizadas en este pueblo gracias a su generosidad ilimitada y magnanimidad de espíritu. Ahí están las torres de nuestra magnífica iglesia parroquial (Fig. 5); ahí el hermosísimo frontón; ahí el puente sobre el río Baztan que da acceso a la calle que lleva su nombre”.
Elizondo. Parroquia de Santiago.
También Juan Irigoyen fue benefactor de su pueblo natal, donde donó el frontón y ayudó a la reconstrucción de la iglesia tras la riada de 1913; y en 1928 regaló a la parroquia la campana de bandeo que se construyó refundiendo la anterior. Su hermano José, que trabajó igualmente en el molino El Carmen, costeó en 1912 el monumental cementerio de la localidad (Fig. 6); ambos reedificaron además su casa natal y sufragaron en 1908 un lavadero público con fuente y abrevadero junto a ella.
Erratzu. Cementerio.
Por su parte, Martín Urrutia fue un hombre emprendedor tanto en México como en su localidad natal, mostrando una especial inquietud por colaborar con la educación escolar con la finalidad de sentar la base de generaciones con mayor preparación. Así, los centros escolares de Tulancingo y Santiago Tulantepec, localidades ambas del Estado de Hidalgo, recibieron su apoyo económico y llevan hoy en día su nombre. En Oronoz, Martín Urrutia y su esposa Carmen Lanzagorta destinaron en 1927 un millón de pesetas para la fundación de sendos centros de enseñanza: los colegios de San Martín (Fig. 7) y de Nuestra Señora del Carmen, bajo la tutela de los hermanos Maristas y de las Hijas de la Caridad respectivamente, destinados a “proporcionar a los niños y niñas de Oronoz-Mugaire y de los pueblos próximos, instrucción sólida y educación cristiana”, en palabras del propio Urrutia. A su cargo corrió igualmente la ampliación y embellecimiento de la iglesia parroquial, así como la construcción del nuevo cementerio en el que quedó instalado el panteón familiar y del frontón municipal construido a expensas de Carmen Lanzagorta en memoria de su hijo Juan, además de los generosos donativos a la Casa de Misericordia del Valle.
Oronoz. Antiguo Colegio de San Martín.