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12 de septiembre
Ciclo de conferencias
"DE LAS MUSAS A ARÍNZANO. BODEGAS EN TIERRA ESTELLA"
El paisaje del vino. Moneo y Arínzano
Manuel Blasco
Arquitecto
La reflexión es la intervención de hombre sobre el paisaje para la puesta en cultivo de las cepas, conformando una nueva estructura que construye un paisaje sobre el paisaje natural.
Las viñas, al igual que el aceite, apenas han modificado la orografía del territorio, como sí lo han tenido que hacer los cultivos del riego extensivo.
La cepa se ha convertido en el “patrón”, en el módulo que expresa muy bien la razón de tierra para cada una de ellas.
La segunda reflexión fue la de cultura sobre los espacios de las bodegas en las que se despalilla, prensa, se elabora el mosto y luego se envejece hasta que llega a convertirse en el vino.
Se recorrió brevemente la historia de las bodegas que desde los egipcios, pasando por imágenes griegas, las villas romanas, las bodegas de los conventos, llegan a las primeras bodegas de producción de calidad en los primitivos chateaux.
La filoxera fue el momento inicial para el despegue del cultivo en España apareciendo junto a las bodegas de prestigio, riojanas, andaluzas etc. el movimiento cooperativista, muy definido en Cataluña en la que la bodega empezó a liberarse y construirse como las nuevas catedrales del siglo XX.
La parte final fue ya la reflexión entre las bodegas de Arínzano, que las familias Chivite habían ya plantado y donde Rafael Moneo, entendiendo el paisaje amable, redondo, equilibrado, proyecta la bodega como espacio adaptado a la energía del lugar, poniéndose la disposición funcional como paisaje a su vez de la representación teatral del resto de las arquitecturas que allí existían. Escenario en el que se proyectan los volúmenes de la torre de Armas, del Caserón y de la Iglesia Neoclásica formando un conjunto armónico como lo es el propio paisaje del Arínzano.
El contrapunto son los paisajes del Priorato catalán, o los del Bierzo leonés, en los que Álvaro Palacios decide hundir su búsqueda vinícola. Todo ello hace que la arquitectura adquiera en el mismo arquitecto Moneo una condición más trágica en la concepción y posterior construcción de la última bodega construida por el arquitecto navarro.