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11 de septiembre

Ciclo de conferencias
"DE LAS MUSAS A ARÍNZANO. BODEGAS EN TIERRA ESTELLA"

En busca de los orígenes: la “villa” romana de Arellano

Román Felones Morrás
Aula de la Experiencia, UPNA

 

En un curso titulado “De las Musas a Arínzano, bodegas en Tierra Estella”, no podía faltar por razones obvias un apartado para la villa romana de Arellano. Dado que su proceso de excavación es perfectamente conocido gracias a los trabajos de María Ángeles Mezquíriz, resumidos en el libro La villa romana de Arellano, la disertación sobre la misma, celebrada en el espacio físico de la bodega, fue más una reflexión sobre política cultural que un relato de carácter histórico o arqueológico, pivotando sobre dos novedades significativas: el periodo que va de la prospección a la excavación propiamente dicha, y una serie de fotografías inéditas aportadas por Xabier Larreta, uno de sus impulsores.


La villa romana de Arellano: datos históricos y arqueológicos

Siguiendo los datos suministrados por la doctora Mezquíriz en el libro de referencia, se analizó en primer lugar el enclave como un espacio propicio para la agricultura, para pasar posteriormente a realizar un somero repaso a su periplo histórico. En una primera etapa (siglos I al III), se levanta una construcción con un completo sistema para la elaboración del vino, cisterna para la recogida del agua, y modos de vida plenamente romanos: ajuares domésticos y personales y culto a los dioses protectores de la familia. A finales del siglo III, un gran incendio arrasa todos los edificios, dejando fuera de uso sus instalaciones. En consecuencia, la bodega queda rellena de escombros producidos por el hundimiento del piso superior. En una segunda etapa (siglos IV y V), las edificaciones se superponen a los restos de la primera fase. Mantiene su carácter de explotación agrícola, pero prima una nueva función como centro religioso dedicado al culto de Cibeles y Atis. El abandono de la villa se produce en la primera mitad del siglo V. La tercera etapa (siglo VI) supone la última ocupación del espacio. El imperio romano ha caído y comienzan a llegar a la Península Ibérica los pueblos bárbaros. Se produce una reutilización de edificios anteriores, todavía en pie, para actividades de tipo industrial relacionadas con la metalurgia del hierro. De ello dan fe los restos de hornos aparecidos y las numerosas escorias.

La historia de la investigación de la villa conoce cuatro etapas bien acotadas en el tiempo. La primera se remonta a finales de 1882 cuando, por casualidad, se encuentra en una viña un mosaico octogonal que la bibliografía arqueológica conocerá como “Mosaico de Arróniz o de las Musas”, hoy magníficamente expuesto en el Museo Arqueológico Nacional. La segunda nos lleva a 1942, cuando Blas Taracena excavó una serie de zanjas que interpretó acertadamente como pertenecientes a una villa romana. La cuarta, que abarca de 1985 a 2000, constituye el proceso de excavación sistemática propiamente dicho. En estos tres lustros, un equipo multidisciplinar dirigido por María Ángeles Mezquiriz, y compuesto por técnicos arqueólogos, estudiantes de las universidades de Navarra, País Vasco, Zaragoza y Complutense, profesores y alumnos del Instituto de Estella, y trabajadores de la zona, procede al trabajo de campo y a los trabajos de estudio y laboratorio, además de los estudios complementarios por parte de profesores especialistas.


Profesores y alumnos del IES Tierra Estella en las primeras fases de la excavación

Profesores y alumnos del IES Tierra Estella en las primeras fases de la excavación.


El Aula de Arqueología: una tarea previa de prospección y concienciación

Pero hay una tercera, prácticamente desconocida, digna de mención y reconocimiento, que el conferenciante dio a conocer: la protagonizada por los profesores y alumnos del Instituto de Estella, con Alfredo y Xabier Larreta al frente de la misma. La propia María Ángeles Mezquíriz se hace eco de ella al inicio de su libro: “También he de agradecer las ayuda y entusiasmo de Alfredo y Javier Larreta, profesores del Instituto de Estella, que me acompañaron en las primeras prospecciones y me animaron a abordar la investigación de la villa de Arellano, e incluso colaboraron en el trabajo de campo durante varias campañas”. Desde la experiencia del conferenciante, profesor del instituto primero, y consejero de Educación y Cultura después, su tarea fue clave para el resultado final de la excavación.


Proceso de excavación de la bodega de la villa

Proceso de excavación de la bodega de la villa.


En 1975 se crea el Instituto de Estella y poco después nace el Aula de Arqueología con la pretensión de concienciar a alumnos y ciudadanos sobre la necesidad de conocer y proteger el patrimonio cultural y arqueológico. Las salidas al entorno en la mañana de los sábados para recoger  elementos en superficie; la posterior exposición en los pueblos del citado material; y la creación del Centro de Estudios Tierra Estella, constituyen hitos en este proceso de concienciación. Uno de los lugares visitados fue el Alto de la Cárcel, que proporcionó un gran número de teselas y cerámica de terra sigilata. Situado en tierras del municipio de Arellano, unas comunales y otras pertenecientes a particulares, los años 84 y 85 decantaron un acelerado proceso en el que sobresalen cinco elementos de interés: la tarea previa de concienciación del Aula de Arqueología; la buena disposición del ayuntamiento de Arellano para permutar fincas y propiciar una excavación sistemática y científica; la permuta de la viña que ocupaba buena parte del yacimiento; la llegada de un nuevo equipo al Gobierno de Navarra; y el comienzo de las excavaciones sistemáticas.


Los mosaicos del oecus cubiertos de grava para evitar su deterioro

Los mosaicos del oecus cubiertos de grava para evitar su deterioro.

La viña antes de su permuta impide el avance de la excavación

La viña antes de su permuta impide el avance de la excavación.
 

Pros y contras del proceso de musealización

El objetivo perseguido desde el inicio de la excavación fue que el yacimiento, mosaicos incluidos, quedara in situ, como recurso cultural y turístico al servicio de la comarca y de Navarra. Dicha pretensión contó con el empuje de las asociaciones culturales (CETE), ayuntamientos de la zona (Arellano en especial), grupos políticos y el propio Gobierno de Navarra. El proyecto se realizó en el marco de un convenio de cooperación entre la Fundación para el Patrimonio Histórico de Navarra (FCPHN) y la Autovía del Camino.

Los objetivos del proyecto fueron la construcción de un edificio que diera cobijo a la mayor parte de la excavación arqueológica para proteger sus estructuras de la exposición a la intemperie; facilitar su visita a través de un recorrido establecido; posibilitar un tratamiento didáctico e informativo, previa consolidación de las estructuras descubiertas; instalar los mosaicos recuperados en las excavaciones; reproducir el mosaico de las Musas, expuesto en el Museo Arqueológico Nacional; adecuar los accesos y entorno; e instalar paneles informativos sobre la evolución de la villa y sus usos.

La villa tiene una dimensión de unos 11.000 metros cuadrados de extensión, mientras que el edificio proyectado abarca buena parte de la excavación, unos 2.160 metros cuadrados. Fue inaugurado en 2008 y está gestionado por la empresa Guiarte desde 2011. Las cifras de visitantes oscilan entre los 4954 visitantes el primer año y los 3731 del año 2017.


Vista aérea de la villa con la viña todavía sin permutar

Vista aérea de la villa con la viña todavía sin permutar.


Dada la pretensión de la conferencia de constituir una reflexión sobre política cultural, referida en este caso al patrimonio arqueológico, el ponente dedicó un último apartado a realizar un balance de una actuación prolongada en el tiempo, en sus vertientes positiva y negativa.

Como elementos positivos a tener en cuenta, se destacaron los siguientes: continuidad de una política arqueológica sin cambios drásticos en función del color político de los sucesivos gobiernos; continuidad de unos presupuestos de Cultura en los que se han mantenido las grandes líneas diseñadas a principios de los ochenta, sin excesivas oscilaciones; buen ejemplo de colaboración entre las administraciones regional y local, en contacto con asociaciones y entes culturales; dirección científica y profesional de las excavaciones, con continuidad administrativa y presupuestaria; nuevo concepto en el tratamiento de patrimonio como instrumento al servicio de la comunidad como motor cultural, social y económico; y gradación excelente en las publicaciones referidas a la villa.

Con el ánimo de aportar una reflexión crítica que pueda ser tenida en cuenta a la hora de resolver determinadas deficiencias o en posteriores actuaciones, se enumeraron también algunos elementos negativos: un edificio austero y práctico, pero tal vez falto de aliento artístico; una propuesta que no resuelve adecuadamente elementos básicos de una instalación de estas características, como la sala de audiovisuales o la tienda; deficiencias en el recorrido, como la pasarela situada sobre el mosaico del oecus, unos de los elementos clave del conjunto; estancamiento en el número de visitas, lo cual demuestra una política de información insuficiente o conformista; y ausencia de actuaciones específicas para determinados colectivos de especial interés, como los municipios y asociaciones del entorno, alumnado de primaria, ESO y bachillerato, y colectivo de la tercera edad.

Una copa de vino en el peristilo de la villa, ofrecida por las bodegas de la denominación de origen Navarra, permitió a los numerosos asistentes departir en torno a los temas suscitados y echar una ojeada a la siempre sugerente instalación.