24 de octubre
Ciclo de conferencias
PAMPLONA EN SU CONTEXTO
Museo de la obrería de San Saturnino
Ignacio Miguéliz Valcarlos
Museo Universidad de Navarra
A lo largo de la historia las iglesias hispanas reunieron ricos conjuntos de platería producto bien de donaciones de fieles o bien de encargos directos de cada parroquia. Sin embargo, las continuas guerras acontecidas durante el siglo XIX hicieron que gran parte de esos tesoros se perdieran debido a su utilización para sufragar con ellos los gastos de las guerras. Por esta razón, el ajuar cumulado por la parroquial de San Saturnino, incluido el reunido por la capilla de la Virgen del Camino, compatrona de Pamplona, se vio reducido considerablemente y ya no es tan rico como antaño.
A pesar de ello, son numerosas las piezas todavía conservadas, limitadas en gran parte a vasos sagrados y piezas necesarias para la liturgia, habiendo desparecido las obras innecesarias para el culto o las meramente decorativas. Parte de estas alhajas se exhiben desde los años 90, a modo de pequeño museo, en una de las dependencias de la obrería de la iglesia. En ella se muestran, en armarios y vitrinas, piezas de platería y joyería, así como ornamentos sagrados. En este conjunto, que engloba un amplio abanico temporal desde el siglo XV al XX, son de destacar varias alhajas, como el brazo relicario de san Saturnino, obra gótica realizada en 1389 con una base arquitectónica que inscribe en las ventanas representaciones esmaltadas de la historia del Santo, sobre la que asienta el brazo, que responde a una reforma del siglo XVIII.
También medieval es una píxide de gran desarrollo, con caja prismática dodecagonal del siglo XIV, con las imágenes de los apóstoles en relieve y tapa cónica con figuras de santos incisas, astil de nudo con besantes circulares del siglo XV que inscriben animales, y base barroca con decoración de elementos vegetales. Más avanzada, del siglo XVI, es la monumental cruz procesional gótica, con macolla arquitectónica, en la que se disponen figuras de apóstoles y santos. Tiene brazos flordelisados, presidiendo el anverso el Crucificado, enmarcado por sendos candiles laterales sobre los que se asientan las figuras de san Juan y de la Virgen, y con los evangelistas en las terminaciones. En el reverso se sitúa san Saturnino rodeado por los padres de la Iglesia.
Curioso es el caso de una de las cuatro custodias conservada, labrada en Potosí (Bolivia), entonces perteneciente al virreinato del Perú que, aunque fue legada en 1745 por Pedro Navarro a su primo, sacerdote en la parroquia de Santa María de Olite, probablemente fue enajenada de este templo con motivo de una de las incautaciones de piezas de platería sufridas por la iglesia en el siglo XIX y comprada por don Melchor de Irisarri, párroco de San Saturnino, quien la regaló a la parroquial. Se conservan también varias piezas de tipología civil, como una pareja de salvillas que copian de manera fidedigna el diseño dibujado en 1697 por Miguel de Amasa en su examen para obtener el grado de maestro platero.
En el Museo se guardan también varias piezas de joyería pertenecientes al ajuar de la Virgen del Camino. Esta imagen, la más venerada en Pamplona, recibió numerosas joyas a lo largo de la historia, sin embargo, por acuerdo de la obrería y con conocimiento de los donantes, las piezas eran subastadas en cuanto se recibían para con el dinero recaudado pagar la construcción y exorno de la capilla. Debido a ello la Virgen apenas conserva piezas importantes, entre las que habría que destacar sendos petos del siglo XVIII, uno en oro y el otro en estrás, un broche en forma de media luna del siglo XIX, o un rostrillo realizado en 1914 por el platero pamplonés Esteban García, siendo párroco Francisco González Viscarret. Se trata de una obra de oro y engastes de diamantes y esmeraldas, en el que se engastan piezas barrocas como lazos, botones de pendiente o cruces, así como otras del siglo XIX. Del mismo joyero es una corona para el Niño de la Virgen labrada también en oro con engastes de diamantes y esmeraldas.