18 de agosto
Ciclo de conferencias
PATRIMONIO Y CLAUSURA
Clausuras de Navarra: Más allá del patrimonio material
Ricardo Fernández Gracia
Cátedra de Patrimonio y Arte Navarro
El pasado año 2018 fue declarado “Año Europeo del Patrimonio Cultural” con el fin de animar a descubrir y comprometerse con el patrimonio, reforzando el sentimiento de pertenencia a un espacio común. El lema adoptado fue “Nuestro patrimonio: donde el pasado se encuentra con el futuro”. A través de diferentes iniciativas y actividades se intentó hacer comprender a los ciudadanos la relación existente entre el patrimonio cultural y las identidades de sus pueblos. Por nuestra parte y con el patrocinio de la Fundación Fuentes Dutor, pudimos realizar un proyecto de investigación y publicar sus resultados en una monografía sobre cuanto ha rodeado secularmente a las clausuras femeninas de Navarra: desde sus edificios, exorno y dotaciones, hasta su rico patrimonio inmaterial en torno a costumbres y celebraciones festivas. El proyecto de investigación quiso estar en sintonía con las recomendaciones de la UNESCO y sus organismos dependientes que, constantemente, recuerdan las amenazas que se ciernen sobre el patrimonio material e inmaterial y la necesidad de la conservación de las culturas vivas, amenazadas por la globalización.
El título de la monografía es Tras las celosías. Patrimonio material e inmaterial en las clausuras de Navarra (Pamplona, Fundación Fuentes Dutor - Universidad de Navarra, 2018).
Actualmente, resulta difícil evocar la vida cotidiana de los distintos grupos sociales de tiempos pasados, en sus diferentes facetas –celebraciones, vida ordinaria, usos y costumbres–, en unos momentos en que la sociedad de consumo y de la información barre y unifica con gran rapidez. Para reconstruir parte de aquel pasado, contamos con unas fuentes de información importantes, que radican también en los monasterios de clausura femeninos. El hecho de que las comunidades hayan seguido viviendo, en muchos casos y pese a los avatares de la historia, en la misma construcción de su fundación, y de haber heredado unas tradiciones centenarias, hacen de los monasterios unos testimonios, sin igual, sobre numerosos aspectos de su conciencia colectiva y de claves de su religiosidad. Todo ello evoca y nos lleva a costumbres de la propia sociedad del Siglo de Oro hispano, siendo espejo de unos usos sociales de aquellos momentos con los que podemos reconstruir, en gran parte, algunas facetas de la vida cotidiana de generaciones pretéritas.
Carta de profesión en las Benedictinas de Corella de sor María Micaela de San Agustín, 1725.
A lo largo de los últimos años, varias clausuras femeninas han cerrado sus seculares recintos y otras viven, en la actualidad, momentos difíciles por la falta de vocaciones. Por tanto, es necesario más que nunca llamar la atención sobre su patrimonio material y, sobre todo, sobre el inmaterial ligado a costumbres, fiestas, alimentación, devociones… etc. Gracias a numerosísimas notas extraídas de largas encuestas realizadas en distintos momentos y desde hace décadas, podemos conocer y recrear cuantiosos aspectos de su vida cotidiana, en aras a valorar ese rico acervo cultural atesorado a lo largo de siglos entre los muros de monasterios y conventos.
Respecto al material, no podemos olvidar que gran parte de ese patrimonio se fue generando por iniciativa y voluntad de unos fundadores y unas órdenes, y se ha conservado gracias al cuidado, delicadeza y esmero de las religiosas que han vivido su vocación dentro de sus claustros. Y aquí llegamos a algo sustancial en todo el tema: la vocación de sus moradoras. Al respecto, hemos de recordar que, por encima de tiempos y modas, de más o menos rejas y de hábitos más o menos pesados, ese rico patrimonio ha estado conviviendo con la vida religiosa de manera armónica a lo largo de varios siglos.
En esta intervención, en el monasterio de Tulebras, nos centramos en aspectos que tienen que ver con la vida cotidiana de las religiosas, las fiestas intra muros y otras con proyección en los territorios de influencia de las distintas comunidades. La cocina tradicional, las tradiciones musicales y de todo tipo se pueden evocar gracias a fotografías y las artes figurativas que van mucho más allá de sus valores estéticos.
A lo largo de la disertación, apuntamos a cuestiones que hoy pueden causar atención y sorpresa, como costumbres, alimentación ordinaria y extraordinaria, guisos y postres de la cocina conventual, prácticas devocionales, música… etc. Gran parte de todo ello ha pervivido hasta hace muy poco por el hecho de que las comunidades han seguido viviendo, pese a los vaivenes de la historia, en la misma construcción de su fundación y de haber heredado unas tradiciones seculares. Piénsese en el huevo mol de las Agustinas Recoletas de Pamplona, preparado hasta tiempos recientes y que fue requerido en pleno siglo XVII para el príncipe Baltasar Carlos en su visita a la capital navarra, en 1646.
Claustro alto de las Capuchinas de Tudela, 1749-1753.
El patrimonio inmaterial, como hemos indicado, corre un serio peligro de desaparición para siempre, porque desde hace cuatro o cinco décadas todo se ha uniformizado también en el mundo de las clausuras. Costumbres, rezos, devociones y recetas seculares han quedado barridas y solo recordadas por la última generación de religiosas que vivieron la realidad anterior a los años sesenta del siglo pasado.
Profesión solemne en el monasterio de Tulebras en 1963.
De la mano de los conjuntos de las cartas de profesión de las Benedictinas de Corella y de Estella, pudimos recrear cuánto suponía el entrático y todo el ceremonial de la profesión en los diferentes conventos y monasterios. Los textos de ceremoniales, rituales y reglas nos permitieron adentrarnos en la vida diaria, regida siempre por el toque de la campana o de la teja en el caso de las Capuchinas de Tudela; las costumbres navideñas, con la instalación del belén, de la Semana Santa, de la intensa Cuaresma penitencial o de las Pascuas de Resurrección y Pentecostés, así como todo lo relacionado con los cultos al Santísimo Sacramento, la Virgen y los santos que se pueden glosar de la mano de imágenes, objetos de orfebrería, joyas, textiles y otras piezas de artes suntuarias. La cocina, las recetas tradicionales, las monjas artesanas, escritoras, poetas y músicas también fueron objeto de la disertación.
Recetas para preparar el bacalao en las Carmelitas Descalzas de San José de Pamplona.
Sorprendentemente, la desconocida vida monacal y conventual se nos revela como un rico acervo de espiritualidad y extraordinaria vivencia de los ciclos del año litúrgico, a la vez que constituye un todo coherente donde se pueden rastrear rasgos de la piedad de épocas pasadas. Por último, hicimos hincapié en la consideración de cómo esos conventos han modulado históricamente la espiritualidad de los entornos sociales en los que se ubican.