23 de septiembre
Ciclo de conferencias
VIANA EN SU VIII CENTENARIO: CULTURA Y PATRIMONIO
Construir una “catedral” en la frontera: arquitecturas góticas de Viana
Carlos J. Martínez Álava
Doctor en Historia del Arte
Como es bien sabido, la ciudad de Viana fue fundada por Sancho el Fuerte en 1219, constituyendo en el cerro una poderosa plaza fuerte navarra ante la frontera castellana. Su planeamiento contemplaba la construcción de dos iglesias que reforzaban sus elementos defensivos esenciales: Santa María al norte y San Pedro a occidente. El castillo ocupó el ángulo sureste de un recinto amurallado rectangular de unos 450 metros de longitud por 125 de anchura.
Poco sabemos de su población durante el siglo XIII, aunque podemos prever que el nivel de ocupación urbana fuera intenso muy pronto. En 1350, el primer censo conservado establece su población en 318 fuegos. Este dato está tomado justo después de las hambrunas de 1347 y las pestes de 1348, que señalan el fin de un prolongado periodo de desarrollo económico y crecimiento demográfico que se había iniciado en el siglo XII. Si aplicamos los patrones generales, en los que se observa una reducción de la población navarra entre uno y dos tercios, los máximos y mínimos previsibles podían situarse entre 900 y 450 fuegos. El declive de la población va a continuar durante el resto del siglo XIV y el XV. En 1366 se documentan 207 fuegos y en 1427, 173. Todavía en 1467, la infanta Leonor concede a la villa mercado libre por hallarse “despoblada e en pobreza”. La recuperación demográfica y económica no se va a constatar hasta mediado el XVI, cuando el número de fuegos se estabiliza en torno a 500.
Este breve repaso de la situación poblacional y económica de Viana durante la baja Edad Media es muy significativo a la hora de establecer el contexto más favorable para la construcción de las dos parroquias vianesas. Hay que tener en cuenta que las actividades artísticas, especialmente la arquitectura, serán una víctima más de la peste negra, en un contexto histórico que se tornará conflictivo y deprimido. La evidente regresión económica y social tendrá como consecuencia la paralización de las obras que no se habían concluido durante la primera mitad del siglo XIV. Los problemas son patentes en santuarios de la importancia de Ujué. Lo mismo sucederá con los ambiciosos proyectos de Estella, cuyas parroquias en construcción detienen o clausuran sus obrerías, a la espera de un cambio de ciclo. Lo mismo sucederá en Viana.
La parroquia de Santa María de Viana es un interesantísimo edificio de tres naves, girola y amplios volúmenes, sustanciados con notable empeño artístico. Desde el punto de vista cualitativo, nos encontramos ante un templo de hechuras catedralicias: elaboradas tracerías en los huecos laterales, galerías perimetrales, capillas entre los contrafuertes, girola con capillas, bella escultura monumental medieval, más de 20 metros de altura para la nave central, casi 70 de longitud total, una gran portada renacentista… Todo propio de una catedral en la frontera, sin gozar de más estatus eclesial que el de parroquia urbana.
Santa María, aérea.
A pesar de su aparente homogeneidad estilística, el estudio detenido de las características de cada uno de sus elementos arquitectónicos y decorativos desvela una realidad muy diferente, peculiar e interesante. Fue el historiador vianés Juan Cruz Labeaga quien aportó en su obra Viana monumental y artística (1984) el descubrimiento decisivo para llamar la atención de la historiografía sobre una de las cuestiones más sorprendentes, paradójicas y esclarecedoras de la historia constructiva del templo. La monumental girola acodada, con bóvedas de crucería, tracerías radiantes y repertorios ornamentales en claves y capiteles, fue erigida toda ella en una ampliación del templo primitivo iniciada en 1693 y concluida en 1717. En las disposiciones del contrato de obra se detalla el deseo de los promotores de reproducir con detalle y esmero las formas y elementos góticos del edificio medieval. El resultado es perfectamente gótico, con la salvedad de que fue realizado durante el primer cuarto del siglo XVIII.
Cabecera original de Santa María.
Veamos los detalles que podemos extraer de la documentación más antigua. Conocemos una primera cita documental datada en 1264, aunque no constatamos la existencia de obras de calado hasta los primeros años del siglo XIV. En 1312, el papa Clemente V concede “cuarenta días de Yndulgencia a todos los que visitaren la Iglesia de Santa María [...] dando limosna para la sumptuosa fábrica de dicha Iglesia”. Curiosamente, en un sillar de lo que fue la capilla norte antes de la ampliación de la girola, se lee una inscripción que sitúa su construcción en ese mismo año. En 1327 se citan hasta 29 beneficiados vinculados a Santa María. Las únicas mandas testamentarias conocidas –una de 50 sueldos, otra de un florín de oro– datan de los últimos años del siglo XIV y principios del XV. Por entonces se realizaban juicios “en la puerta de la iglesia de Santa María” y misas en el altar mayor. En un testamento de 1549 se donan dos reales a la fábrica de Santa María; ese mismo año se inicia la construcción de la gran portada sur, obra maestra del Renacimiento en Navarra. Para entonces, el templo de tres naves y tres capillas en la cabecera debía de estar ya concluido. Las claves de las capillas laterales y de las bóvedas de la nave central también parecen del siglo XVI. Y ya a fines del XVII vendrá la ya referida construcción de la girola.
Efectivamente, la planta medieval del templo no contaba con deambulatorio. Se trataba de una iglesia de tres naves de cuatro tramos, sin crucero, de 36 metros de longitud, con cabecera de capilla mayor semioctogonal y cierres planos para las naves laterales. A grandes rasgos, esta tipología planimétrica ya estaba propuesta en la colegial de Roncesvalles. Una definición parecida se puede intuir también en otras parroquiales urbanas como Santiago de Sangüesa o San Juan de Estella.
Santa María.
En cuanto al volumen construido, destaca una elaborada articulación en tres niveles: el más bajo para las capillas perimetrales, el intermedio para las naves laterales y su triforio, y el superior para la nave central. Es un planteamiento de un empeño y ambición notable para una parroquia urbana. Las bóvedas de las naves laterales superan los 14 metros de altura, algo más de un metro por encima de sus correspondientes en la catedral de Pamplona. La altura final de las bóvedas de la nave mayor queda limitada a los 22 metros, aunque el proyecto inicial podía prever alzarlas por encima de los 27 metros. Se trataría del templo más alto de los erigidos en el reino de Navarra durante la Edad Media.
Bóvedas de Santa María.
El análisis pormenorizado de soportes, tracerías y escultura monumental nos permite elaborar una hipótesis sobre su compleja y dilatada evolución. Como hemos visto, el proyecto de planta encaja con otros diseños de templos de tres naves realizados durante el siglo XIII. Los elementos más antiguos se encuentran en la parte occidental de la nave norte, en torno a la actual capilla de San Juan del Ramo. Los pilares del muro norte muestran diseños propios del último tercio del siglo XIII. Esta parte del templo y sus tracerías se van completando conforme avanza el XIV. Para 1312 se había concluido el hastial de la nave lateral septentrional. Podemos suponer que, como en otros lugares de Navarra, el descenso demográfico provocado por la hambruna y la peste detienen o ralentizan las obras a partir de mediados de siglo. No sabemos en qué punto. Da la impresión de que para entonces podían estar concluidas también la mitad inferior del hastial occidental y los pilares y el triforio de la nave sur. No obstante, también sería posible que este sector estuviera en construcción todavía a fines del siglo XIV, o incluso en la primera mitad del XV. Todas estas estructuras perimetrales se debieron de erigir en torno a un templo primitivo, muy simplificado y de pequeñas dimensiones, reducido probablemente a la anchura de la nave central. Algo parecido se puede observar todavía hoy en el Santo Sepulcro de Estella.
Santa María.
Poco a poco se van iniciando los pilares centrales, comenzándose a abovedar las naves laterales avanzado el siglo XV. Alguno de la zona noroeste es claramente del siglo XVI. También por entonces se concluye la nave mayor, el presbiterio y las capillas perimetrales. Y ya a fines del siglo XVII se añade la girola. En definitiva, la secuencia constructiva de Santa María de Viana se inicia durante el último tercio del siglo XIII, adquiere su personalidad estética a partir de los repertorios radiantes del siglo XIV, y se completa siguiendo una lectura muy inercial de las formas góticas más de cuatrocientos años después de haberse iniciado.
En la Edad Media, la parroquia de San Pedro debió de sufrir parecidas vicisitudes históricas, si bien el desenlace resultó completamente distinto. Hoy parcialmente arruinado, el templo fue en origen un original edificio de tres naves con gran capilla mayor y cinco ábsides radiales. La inspiración general del proyecto se contextualiza a la perfección dentro de la arquitectura radiante meridional y mediterránea, entre el Midí y la Corona de Aragón.
Planta de San Pedro.
En cuanto a los alzados, los finos soportes de las capillas radiales no están muy lejos de los correspondientes en San Saturnino de Pamplona. Las formas decorativas parecen próximas a las del claustro de la catedral pamplonesa. Pero no contamos con elementos suficientes como para concretar la cronología del templo, más allá de que se inicie quizá a fines del siglo XIII, con soportes, secciones y repertorios decorativos típicamente radiantes, cuya vigencia se extiende durante buena parte del siglo siguiente. Como es habitual, quizá las crisis de mediados de siglo nos sirvan para establecer una cesura en el proceso constructivo. Las partes altas con sus tracerías decorativas se concluirían mucho después, a fines el siglo XV, emparentando entonces con los alzados de la catedral de Pamplona o los vanos más tardíos de la catedral de Bayona.
San Pedro, aérea.
Tras numerosas adiciones y embellecimientos realizados en la Edad Moderna (campanario, una amplia capilla cuadrada a los pies, la nueva sacristía, pórtico de acceso y chapitel), las guerras de la primera mitad del siglo XIX llevarán a la parroquia a la ruina. Lamentablemente, San Pedro se derrumbó un 6 de enero de 1844, quedando en pie solo parte de la corona de capillas, la nave norte y el torreón occidental, en lo que hoy define una sugerente ruina romántica ajardinada.
San Pedro, exterior.