8 de mayo
Ciclo de conferencias
LA OBRA EN SU CONTEXTO
El órgano de Santo Domingo
Raúl del Toro Sola
Conservatorio “Pablo Sarasate” de Pamplona
El órgano de la iglesia de Santo Domingo de Pamplona presenta las características de la escuela organera española del siglo XVIII. Posee dos teclados manuales (Órgano Mayor y Cadereta) y una serie de 8 pisas de Contras, correspondientes a las siete notas naturales de la escala más el si bemol.
Los registros del Órgano Mayor están divididos de tal modo que los tiradores del lado izquierdo afectan a la mitad izquierda o grave del teclado, y los del lado derecho a la mitad derecha o aguda. En la tradición española el punto de división está entre el do natural central (do3) y el do sostenido contiguo (do#3), y aquí se divide también este teclado principal del órgano de Santo Domingo.
En este teclado Órgano Mayor están representadas tres familias de registros: los principales o flautados, los nasardos o flautas, y la lengüetería.
Los tubos de los órganos se pueden dividir en dos grandes grupos: los tubos labiales o huecos, en los que el sonido lo produce el aire al pasar, y los tubos de lengüeta, en los que el sonido lo produce una pequeña lámina o lengüeta.
Los tubos labiales se dividen a su vez en tres familias según la mayor o menor anchura de sus tubos. Los tubos más anchos caracterizan a la familia de los nasardos o flautas; los tubos más estrechos forman la familia de las gambas, y los de diámetro intermedio constituyen la familia de los principales. Esta es la familia de registros característica del órgano, la más importante y la única que históricamente existía en los órganos pequeños, que contaban con pocos registros.
El órgano de Santo Domingo, al igual que la inmensa mayoría de los órganos barrocos europeos, carece de gambas. Sí tiene representadas ampliamente las otras dos familias de registros labiales: los principales y los nasardos.
Tanto la familia de los principales como la de los nasardos disponen para cada tecla de sonidos de distinta altura. Los tubos de cada registro son de diferente longitud: aquellos con tubos más largos producen sonidos más graves, y aquellos con tubos más pequeños producen sonidos más agudos. En consecuencia, bajando una sola tecla suenan en realidad diferentes notas, más o menos según el número de estos registros que se hayan sacado. La diferencia de altura entre estos sonidos no es arbitraria, sino que corresponde exactamente a las proporciones de las ondas acústicas que producen: la mitad, un tercio, un cuarto, un quinto, etc. Los intervalos que resultan son los de octava, quinta y tercera en diversas alturas. No por casualidad estos intervalos constituyen el material básico de la armonía y la polifonía.
Al activar toda esta “pirámide” de sonidos (desde los graves hasta los agudos), se crea un timbre nuevo, de modo similar a como lo hacen los sintetizadores de la tecnología moderna. Estos timbres o combinaciones de registros reciben el nombre de Lleno en la familia de los principales, y de Corneta en la de los nasardos.
En la familia de la lengüetería distinguimos en el órgano de Santo Domingo entre la Trompeta Real, cuyos tubos están en posición vertical dentro de la caja; y los diversos registros de la Trompetería de Batalla, que están dispuestos horizontalmente en la fachada de la caja. Esta es otra de las características del órgano barroco español. En este órgano la lengüetería de batalla puede ser activada o desactivada por el organista sin necesidad de apartar las manos del teclado, gracias a dos rodilleras, una para cada mitad del teclado, que el organista desplaza lateralmente con sus rodillas, tal y como indica el nombre del dispositivo.
El teclado secundario o Cadereta tiene sus tubos dentro de la caja en el piso inferior. Entre sus registros merece una mención la Flauta travesera, en la que en cada nota suenan dos tubos al unísono ligeramente desafinados, de modo que el choque de ambas ondas sonoras casi iguales pero no iguales produce una leve vibración u oscilación en el sonido, que recuerda al timbre de la flauta travesera real.
Otro dispositivo interesante es el arca de ecos. Se trata de una caja o arca, como su nombre indica, dentro de la cual se esconden los tubos de uno o varios registros. Esta caja tiene una tapa levadiza, que es abierta y cerrada por el pie del organista gracias a un sistema de polea. Fue el modo en que los organeros barrocos trataron de imitar los efectos tan expresivos de crescendo y diminuendo, tan bellos en la voz humana y diversos instrumentos, pero impracticables por razones técnicas en instrumentos de tecla como el órgano o el clave.
Este órgano de Santo Domingo contiene un verdadero muestrario de los efectos sonoros coloristas con que los organeros gustaban de decorar sonoramente sus instrumentos. Cada uno de estos efectos se activa mediante una pisa que el organista tiene debajo de los teclados y al alcance de sus pies.
Así, diversas combinaciones de tubos graves que cantan a distancia de medio tono, según cante más agudo o más grave, producen el efecto de tambor, timbal o trueno.
Detrás de la caja del órgano hay un grupo de pequeños tubos situados en semicírculo sobre un recipiente. Echando agua en él hasta la altura de los tubos, el efecto sonoro imita con bastante verosimilitud el canto de los pájaros.
Es posible también imitar el bordón o roncón de las gaitas célticas mediante dos tubos que cantan formando un intervalo fijo de quinta. Por último, las revolanderas son unas campanillas situadas en una rueda a la que se hace girar mediante una corriente de aire a la que el organista da paso mediante el dispositivo correspondiente.