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7 de septiembre

Ciclo de conferencias

EL PATRIMONIO CULTURAL EN EL VALLE DE RONCAL
Secretos del patrimonio roncalés: piedras

José Ignacio Riezu Boj
Universidad de Navarra

 

La conferencia versó sobre algunos aspectos del patrimonio pétreo del valle de Roncal. Para comenzar se reflexionó sobre el concepto de patrimonio cultural y la necesidad de conocer y catalogar el patrimonio del valle de Roncal para poder protegerlo y estudiarlo.


Piedras de vivos

Se comenzó el recorrido repasando la evolución de la casa roncalesa y hablando en primer lugar de bordas, ranchos y casales como reflejo de los primeros edificios pétreos roncaleses. A continuación, se ha realizó una pequeña descripción de las peculiaridades fundamentales de una casa “tipo” roncalesa de un piso destacando las siguientes características:

- Estructura rectangular de piedra “cara vista” sin enlucir.

- Presencia de planta baja, primer piso y desván (sabayao).

- Cubierta a dos aguas, inicialmente de tablilla, con gran chimenea troncocónica.

- Ventanas pequeñas (cerradas con postigos de madera), las más antiguas, ojivales.

- Puerta principal de la casa con arco de medio punto o apuntado (ojival) orientada al sol (sur o este).

- Grandes balcones de madera o grandes solanas orientados al este o al sur.

- Casa aislada, sin compartir paredes con otras casas: presencia de belenas o recarte.

Se mostraron ejemplos de este tipo de casa que están siendo reformadas o desapareciendo, así como su evolución natural hacia casas de dos pisos. Como muestra de la fuerte transformación que están sufriendo las localidades del valle, se mostraron una serie de fotografías en las que se comparó lo que denominé ‘paisaje urbano’ de hace 100-50 años con la actualidad.

Seguidamente se avanzó una hipótesis de estudio en la que se intenta analizar la tipología que presentan algunas casas abaciales de las villas del valle de Roncal. He encontrado tres edificios en Roncal, Isaba y Uztarroz con una tipología similar, que creo fueron las antiguas abadías. Actualmente están divididas y forman varias viviendas partículas, aunque en parte siguen siendo la vivienda parroquial, como en Roncal y en Uztarroz. Son las casas del Zaragozano y casa del cura en Roncal, Casa Sansón en Isaba y Casa Arreaga y casa del cura en Uztarroz. Las abadías eran las viviendas de los eclesiásticos (abades y beneficiados) que servían en cada villa. En el siglo XVII, este servicio estaba formado por un abad en cada villa, excepto Burgui y Vidangoz que, al depender del abad de Leyre y del de Roncesvalles respectivamente, tenían vicario y un número de beneficiarios que variaban entre 12 en Isaba y Burgui, 8 en Vidangoz, 6 en Uztarroz, Roncal y Garde, y 4 en Urzainqui. En total, teniendo en cuenta también a los rectores de Burdaspal y Navarzato, podemos contar hasta 63 eclesiásticos trabajando en el valle con necesidad de cobijo y casa. Los edificios propuestos todos ellos tienen las siguientes características:

- Son obras de un gran volumen constructivo y de estructura alargada.

- La fachada principal está construida, en parte, con sillares muy bien labrados.

- Presentan al menos dos grandes puertas de entrada a la vivienda. El edificio de Isaba tenía, como se aprecia en algunas fotografías de principios del siglo XX, un arco de entrada previo que daba paso a una especie de patio exterior delante de la casa.

- Algunos parecen haber tenido o conservan una capilla, como en Roncal o Isaba.

Otro tipo de construcción singular que hemos tratado son las torres en el valle de Roncal. En el códice nº 268 del Archivo Histórico Nacional, titulado Compendial Apologética Historia En Defensa De La Antigüedad Y Legalidad De Los Privilegios De Val De Roncal, del carmelita Fray Miguel Hualde, natural de Isaba, escrito hacia 1778, se dice en la página 41: “De las sobredichas casas de armería subsisten todavía en Ysaba, en la expresada nueva población de Burguiberri, tres con sus torres y troneras, y en otros barrios de los seis que contiene, hay otras que se hallan rebajadas; en la villa de Urzainqui hay otra, que subsiste, como también en Roncal otra; y es cierto que además de estas casas de Armería había también Castillos en Burgui, Roncal, e Ysaba, donde también se depositaban y guardaban las armas para dicho fin”. Estas torres que el autor denomina “de Armería” servían para “custodiar las armas solo para los habitantes del valle”.

En algunas fotografías antiguas de Isaba se puede observar aun claramente la torre Uriz, pero en Roncal y en Urzainqui hubo (en Urzanqui se hundió y en Roncal está muy transformado) dos edificios que posiblemente fueron torres. Nos referimos a Casa Peruzainki en Urzainqui y Casa Soravilla en Roncal. Las dos alcanzan una cierta altura y matacanes rematando la fachada. De la primera solo subsiste la puerta y las primeras hiladas de las paredes, y la segunda está muy reformada. Como colofón al tema de las torres, se expuso en un tono lúdico la hipótesis de la presencia de atalayas de vigilancia, con almenaras, en tres puntos estratégicos de Garde, Roncal y Urzainqui. Se propuso la posibilidad de puntos de comunicación entre el Barrio del Castillo de Urzainqui y el Barrio del Castillo de Roncal (informantes como Gabriel Salboch de Casa Organista de Urzainqui, Arturo Gale de Casa Indiano, e Isabel Sanz de Casa Martiguinda de Roncal, confirmaron que ambos barrios se comunicaban visualmente hace años, pero que el nuevo arbolado actualmente lo impide). El otro punto de observación propuesto es una zona sobre la orilla derecha del río Esca, frente al antiguo monasterio de San Martín (hoy fábrica de queso de Enaquesa), desde la que se avista perfectamente el Barrio del Castillo de Roncal y la villa de Garde. Como apoyo de esta teoría, se mostró la propuesta de líneas de comunicación entre Burgui, castillo de Pintano, Virgen de la Peña y Castillonuevo, de Iñaki Sagredo en su libro Navarra Castillos que defendieron el reino.


Clave de horno

Clave de horno.


El siguiente tema tratado fue los diferentes signos encontrados en la dovela central o clave de muchas puertas del valle. Se trata de uno de los lugares más señalados del exterior de una casa. En este lugar se colocan signos de protección de la casa y sus moradores. Hay que puntualizar que la casa en el Pirineo no es el edificio principal de su nombre, sino todos los terrenos –y propiedades, ganados, enseres, etc.– que pertenecen al dueño, así como todos los habitantes del edificio. Uno de los grafismos más abundante en las claves roncalesas es el monograma IHS, abreviatura del nombre de Jesús. Se mostraron la gran variedad de casos que se encuentran repartidos por todo el valle. También se señaló la presencia en algún caso del doble monograma IHS/XPS, abreviatura del doble nombre de Jesús y Cristo. Nos detuvimos en la exposición en mostrar uno de los más exquisitos relieves de las claves roncalesas, un doble monograma localizado en la gran dovela principal de la puerta del antiguo horno de Roncal. En él, además de la doble abreviatura, se observa una inscripción debajo que probablemente nombre al artificie del epígrafe seguido de la locución latina “Me fecit”.


Cocina-cenicero Casa Mayo

Cocina-cenicero Casa Mayo.


Para terminar este capítulo, se mostraron una serie de ejemplos de lo que hemos denominado ‘Cocinas-ceniceros’. Son estructuras a medio camino entre el primitivo fogón bajo y la moderna cocina económica. Están formadas por dos planchas, generalmente de piedra la inferior, en posición frontal, con la estructura típica de un cenicero (receptáculo para recoger y guardar la ceniza); y la superior, en posición horizontal y apoyada en la primera, que presenta varios orificios donde se insertan hornillos de hierro. Son estructuras colocadas siempre aprovechando el vano de una ventana para permitir la ventilación y el escape de humos. Muchas de estas primitivas cocinas poseen en la plancha frontal ornamentación con símbolos decorativos, así como en algunos casos el nombre del dueño de la casa y la fecha de construcción. Son construcciones relativamente abundantes en el valle de Roncal y probablemente en el resto de valles pirenaicos navarros (se ha constatado su presencia en los valles de Salazar, Aezcoa, Arce y Burguete).


Piedras de muertos

Como segunda parte de la exposición se habló sobre piedras sepulcrales. Los primeros enterramientos cristianos fueron rodeando las iglesias, dada la creencia de que cuanto más cerca de lo sagrado se enterraba uno, más fácil era alcanzar el paraíso. Estas sepulturas se marcaban con estelas. En Navarra, y en el valle de Roncal en particular, se conserva un número apreciable de ellas. Las estelas del valle de Roncal fueron estudiadas y catalogadas por Tomás López Sellés, Casimiro Saralegui y José Cruchaga en un extenso trabajo titulado “Piedras familiares y piedras de tumbas de Navarra” publicado en 1983 en Cuadernos de Etnología y Etnografía de Navarra (nº 41-42). En el artículo, los autores estudian las estelas y las claves grabadas de una serie de valles pirenaicos (Roncal, Salazar, Navascués, Romanzado, Urraul Bajo, parte del Alto y la Valdorba) y, entre ellos, el valle de Roncal. El trabajo de campo sobre Roncal parece que fue llevado a cabo en 1965. En el artículo se describen 9 estelas en Roncal, 2 en Uztarroz, 2 en Urzainqui, 1 en Garde y 20 en Vidangoz. Desde hace unos años se ha acondicionado el cementerio viejo de Roncal para alojar entre otras cosas las estelas que se conservaban en la parroquia. En la actualidad, en el cementerio viejo de Roncal se contabilizan al menos 15 estelas o sus fragmentos, colocadas en tres zonas diferentes. Alrededor de una pila bautismal hay 3 fragmentadas, en el muro de la iglesia 2 y reagrupadas al fondo del antiguo cementerio, 9 estelas. Además hay un pequeño fragmento de otra estela encastrado en el muro exterior del cementerio. En la exposición se hizo un repaso de cada una de las estelas roncalesas deteniéndonos en un fragmento de una estela gótica. Esta estela tiene una grafía muy elaborada y se demostró por primera vez la gran similitud que mantiene con otras dos estelas mejor conservadas y localizadas en el interior de la iglesia parroquial de Urzainqui, la primera, e incrustada en un muro de Casa Seisea de Garde, la segunda. Las tres presentan en el centro una cruz con los brazos cortos terminados en flechas y sobre ellos tres símbolos semejando flores de lis. En los dos cuarteles inferiores se muestran: en el izquierdo, el nomograma JHS, y en el derecho, XPS. La gran similitud de estas tres estelas y de otras tres inscripciones encontradas en Urzainqui (estela-2) y Salvatierra de Esca (clave y estela reaprovechada en una fuente) hace pensar en un mismo autor o taller situado por la zona.


Estelas

Estelas.


Seguidamente estudiamos dos losas con inscripción en el pavimento de la iglesia parroquial de Roncal debajo del altar del Sagrado Corazón (antiguo altar de San Urbicio). Se hipotetiza con la posibilidad de ser restos de las losas que cubrían el encajonamiento del pavimento de la iglesia. Para ello se mostraron varios testimonios de testamentos donde se describía el enterramiento dentro de la iglesia parroquial de San Esteban de Roncal.

Para terminar, se ofreció un estudio inédito sobre una lápida sepulcral aparecida en la iglesia parroquial de Santiago de Garde al rehacer el pavimento en 2009. Se trata de una lápida rectangular con una inscripción en latín en el centro. Sobre la inscripción hay un relieve con dos huesos cruzados y debajo de la inscripción lo que parece un relieve de una mitra y debajo otros dos huesos cruzados. El epitafio central dice: HAC SUNT IN FOSSA/BARTHOLOMEI PECATORIS OSSA, que traducido significa: “EN ESTA FOSA ESTÁN/LOS HUESOS DEL PECADOR BARTOLOMEO”. Se trata de un epitafio cristiano en latín con fórmulas usadas desde épocas paleocristianas, muy difundido en la Alta Edad Media. La lápida de Garde parece estar copiando literalmente el epitafio de san Beda. El santo inglés del siglo VII (672-735) se encuentra enterrado en la catedral de Durhan y su epitafio está envuelto en la leyenda: cuentan que el obrero que tenía que grabar el epitafio en su tumba no sabía qué poner, abrumado por la grandeza de aquel hombre tan sabio y tan santo; le entró sueño y se durmió; al despertar, se encontró esculpida por manos angélicas esta frase: Hac sunt in fossa/Bedae Venerabilis ossa (“En esta tumba están/los huesos del Venerable Beda”). Como se puede comprobar, la primea línea coincide en la totalidad con la lápida de Garde, mientras que la segunda solo se diferencia por el nombre y el epíteto dado al muerto. ¿Quién pudo ser este Bartolomé? Analizando los listados de abades de la villa de Garde enumerados en La Villa de Garde en el Valle de Roncal, libro escrito por su párroco Javier Garriz en 1923, podemos localizar hasta tres abades con ese nombre, los tres apellidados Gayarre: Bartolomé Gayarre (1628-1652), Bartolomé Gayarre (1653-1660) y Bartolomé Gayarre (1724-1752). Proponemos que alguno de estos abades es el destinatario de esta lápida sepulcral.