Una mirada sobre la Navarra del siglo XIX: algunas vistas de Aniceto Lagarde
EDUARDO MORALES SOLCHAGA
El autor de las acuarelas es Aniceto Lagarde y Carriquiri (1832 - 1909). Procedente de una familia de comerciantes franceses y casado con la hermana de Antero de Yrazoqui, político de entidad a nivel nacional, representante del Partido Conservador en ambas cámaras. Ingeniero civil y liberal convencido, tomó parte activa durante la Guerra Carlista, no sólo en las operaciones militares durante el bloqueo de Pamplona, sino también actuando como corresponsal de guerra, remitiendo sus croquis a revistas de importancia como “La Ilustración Española y Americana”, y realizando no pocas acuarelas, de las que han dado cuenta las recientes monografías.
Figuró entre los miembros fundadores de la Cruz Roja Navarra, formando parte del selecto grupo conocido como “Los camilleros de Landa” que actuaron por primera vez en 1872. Fue miembro de la Escuela de Artes y Oficios de Pamplona y de la Comisión de Monumentos de Navarra, participando activamente en empresas de gran importancia, como la salvaguarda del palacio real de Olite, el reconocimiento y dignificación del corazón de Carlos II “el Malo”, o la traslación de los restos de Espoz y Mina a Pamplona, desde la Coruña, entre otras muchas de interés. Sus labores en este campo propiciaron que fuese nombrado académico correspondiente de la Real Academia de la Historia. También ocupó puestos de importancia en la Asociación Euskara de Navarra, desempeñando labores en la sección de industria de la misma. De todos modos, sus ocupaciones como arquitecto provincial y la deriva nacionalista que experimentó la citada institución, hicieron que primero rechazase la presidencia (1880), para más tarde darse de baja de la misma (1882).
Vocal del Orfeón Pamplonés, también estuvo entre los que promovió la asociación cultural “El Liceo” (1881) y participó activamente en otras instituciones que configuraban la rica vida cultural de la Pamplona finisecular. Trabajó con Maximiliano Hijón, tanto en la decoración del salón del trono del Palacio de Navarra, como en la construcción del Instituto Provincial. Su labor no sólo se centró en empresas meramente civiles, pues se tiene constancia de que proyectó la capilla - mausoleo del marqués de Jaureguizar - conservándose el diseño en manos particulares – y el altar de la parroquia de San Esteban de Vera de Bidasoa (1866), localidad de la que era oriunda su mujer, María de Yrazoqui.
En esta visita virtual se analiza casi una veintena de vistas de pueblos y ciudades de la Comunidad Foral de Navarra. Si se analiza la obra conocida de Aniceto Lagarde, se puede afirmar con rotundidad que el paisaje y las vistas de localidades fueron sus géneros preferidos, conservándose buena muestra de ello en litografías de publicaciones ilustradas y en dibujos acuarelados preservados en manos particulares.
El repertorio de acuarelas que aquí se presenta, cuya copia digital se conserva en la Cátedra de Patrimonio y Arte Navarro, ha permanecido los últimos años en manos particulares, aunque sin duda perteneció al a colección personal de Aniceto Lagarde, parte de la cual preservan con mimo sus familiares.
Al mismo conjunto pertenece una vista de Corella y otra del Balneario de Fitero, que también se conservan en colecciones privadas. Probablemente se hayan perdido otras vistas de localidades navarras, aunque sí que se tiene constancia de dibujos y acuarelas de localidades ajenas al territorio foral, como Alhama de Aragón y Montserrat. A su vez en el Álbum del Bloqueo de Pamplona, recientemente expuesto en el Museo Carlista, se encuentran vistas de otras localidades navarras como - siguiendo el orden de aparición- Pamplona, Olite, Igúzquiza, Echarri-Aranaz y Tafalla. También hay una vista de la capital en el Mueble del Bloqueo, conservado en manos particulares.
Por lo que respecta al origen de los dibujos acuarelados, que deberían de situarse en el último tercio del siglo XIX, es incierto. Por un lado podrían ligarse al propio divertimento del autor, que se entretenía tomando apuntes del natural, como se dilucida de su archivo personal; por otro, a su labor como reportero de guerra en la Tercera Guerra Carlista, que tuvo en Navarra uno de sus escenarios principales. Por último, también es posible filiar las vistas a su labor como ingeniero de caminos, ya que proyectó no pocas intervenciones en la comunidad, como por ejemplo la carretera de Amézcua, o los puentes de Sangüesa y Carcastillo. Sea como fuere, las vistas se erigen en un documento único, testimonio de cómo se estructuraban algunas localidades navarras en las últimas décadas del siglo XIX.
Por lo que respecta a la disposición, se presentan de un modo apaisado, lo que posibilita descripción no solo la descripción de los núcleos, sino también la de sus entornos. Para las localidades de mayor extensión, como Pamplona, Tudela o Sangüesa, se ve obligado a ampliar la superficie del papel, adhiriendo uno o más pliegos consecutivamente. En cuanto al proceso, son apuntes del natural realizados a lápiz, y posteriormente entintados y acuarelados en estudio. Lamentablemente con el paso de los años han visto apagada su tonalidad.
El estilo de Aniceto dista mucho del acostumbrado por su hermano Nemesio, que sí que puede considerarse un verdadero artista y dibujante. Según lo descrito por Urricelqui en su monografía sobre el Álbum del Bloqueo, Aniceto destacó en el dominio del dibujo, empleado con rigor topográfico, y de la acuarela, con la que demostró una especial sensibilidad y que debió de aprender durante su estancia en París.
La colección de acuarelas es muestra de su formación ingenieril pues aunque se trata de testimonios valiosísimos, adolecen de rigidez y de una falta de gracia. Lo meramente descriptivo supera a lo artístico, lo que no resta al conjunto de su carácter insólito y atractivo. El dibujo entintado en ocasiones resulta excesivamente rígido, aunque la destreza en la aplicación de la acuarela, aspecto tradicionalmente poco valorado, eleva innegablemente la calidad de las vistas. De hecho, la única de la serie que no se policromó, desentona - nunca mejor dicho - con las demás.
Lamentablemente, algunas de las vistas no han podido ser identificadas, ya que, tras siglo y medio, el perfil y estructuración de muchas de las poblaciones se ha visto enmascarado con edificaciones y complejos posteriores, que hacen prácticamente imposible su reconocimiento. Esto también ocurre en algunas otras, debido a la sencillez de sus formas, la estandarización de las edificaciones y a la ausencia de accidentes geográficos reconocibles.
- La Ilustración Española y Americana, Madrid, 1875.
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