La pieza del mes de enero de 2008
LA COPA DE NAUTILO DEL MONASTERIO DE SANTA MARÍA LA REAL DE FITERO
Carmen Heredia Moreno
Universidad de Alcalá de Henares
Uno de los objetos artísticos más interesantes del monasterio de Santa María la Real de Fitero es una copa de nautilo de la segunda mitad del siglo XVI, pieza única y excepcional en el conjunto del patrimonio artístico de Navarra. Durante varios siglos se utilizó como naveta litúrgica, pero en su origen se fabricó como una pieza civil de uso profano. De hecho, estas copas, formadas por conchas de nautilo sobre pie y guarnición de plata, se pusieron de moda en Europa durante la segunda mitad del quinientos y servían como copas de ceremonia o con función estrictamente ornamental y suntuaria en los aparadores domésticos de las viviendas acomodadas. Su delicadas formas y materiales las convirtieron en objetos muy apreciados por su carácter raro y exótico, hasta el punto de que su presencia se hizo casi imprescindible en las colecciones privadas, donde solían ocupar un lugar destacado en las “cámaras de las maravillas” propias del coleccionismo fantástico manierista.
Copa de Nautilo
Hasta hace muy poco tiempo, se consideraban productos trabajados íntegramente en talleres europeos a partir de la concha natural. No obstante, según los últimos estudios publicados, la mayor parte de estos nautilos los importaron los portugueses desde China a través del puerto de Cantón y, al parecer, las decoraciones vegetales o figuradas que ostentan la mayoría de las conchas fueron grabadas en su mismo lugar de origen. Así sucede con algunos de los ejemplares del Museo degli Argenti del palacio Pitti de Florencia.
En España se conservan varios ejemplares en colecciones particulares, pero su presencia en los ajuares eclesiásticos es muy escasa, bien porque la concha de nautilo, al ser un material muy frágil y delicado, resultaba poco práctica y funcional para un uso y manipulación continua y persistente en las ceremonias litúrgicas bien porque dicha fragilidad ha hecho que desaparecieran. En cualquier caso, en la actualidad sólo tenemos noticia de las piezas conservadas en la Seo de Zaragoza, la colegiata de Pastrana (Guadalajara) y ésta del monasterio de Fitero (Navarra). La de la Seo la donó Mosén Juan de Torrellas antes de 1482 y las dos últimas pertenecen a la segunda mitad del siglo XVI y sirvieron como navetas, razón por la que nos han llegado en avanzado estado de deterioro, con la concha rota.
Dragón de remate. Detalle
La de Pastrana, que se fabricó en Nuremberg hacia 1560-75, lleva las armas de los Silvas y Mendoza y su donante se ha identificado con fray Pedro González de Mendoza en 1646. La de Fitero, de hacia 1570-85 y en peor estado de conservación, quizás por haber sido utilizada con mayor frecuencia, la regaló el castellano Fray Luis Álvarez de Solís, prior de la milicia de Calatrava, visitador perpetuo de los monasterios navarros, abad del de Fitero entre 1582-1585 y personaje muy allegado a Felipe II desde muchos años atrás, circunstancias que propiciarían, sin duda, algún viaje por Alemania o Flandes. Pero el origen y la trayectoria de esta pieza resulta todavía más complejo de lo que cabría esperar. Igual que algunos ejemplares del museo florentino, con los que guarda estrecha semejanza, la concha del nautilo pudo ser importada por los portugueses desde China, donde debieron tallarse sus estilizados motivos vegetales, pero, en Nuremberg o en algún otro centro próximo se le añadió la primitiva montura de plata labrada con el dragón fundido en el remate, así como la decoración pictórica que todavía ostenta. El inusual repertorio de insectos pintados sobre la superficie del nautilo, que incluye escarabajos, moscas, mosquitos o libélulas, entre algunos otros animales más o menos repulsivos, contrasta con la delicadeza técnica de sus trazos, de acuerdo al peculiar gusto y estética manieristas que reflejan algunas obras del famoso artífice de Nuremberg Wenzel Jamnitzer, como la fuente del museo del Louvre, la campanilla del Museo Británico y, sobre todo, la escribanía del Kunsthistorisches de Viena. En cambio, el diseño del pie y del astil, labrados en plata sobredorada, ofrece, igual que en el caso del nautilo de Pastrana, cierto parentesco con obras castellanas contemporáneas.
Detalle de la base
Es decir, cabe la posibilidad de que el nautilo, trabajado e importado de China y montado en plata en Nuremberg o en algún otro taller centroeuropeo, se recompusiera después sustancialmente en talleres castellanos cercanos a la corte de Felipe II, quizás por pérdida o deterioro de alguna de sus partes primitivas, antes o después de pasar a propiedad del abad de Fitero. En cualquier caso, fue este prelado el que lo regaló al monasterio navarro donde se ha venido utilizando como naveta litúrgica, lo que debió precipitar su actual estado de conservación.
Insecto pintado en la copa. Detalle
BIBLIOGRAFÍA
Mª C. GARCÍA GAINZA, M. C. HEREDIA MORENO, J. RIVAS CARMONA y M. ORBE SIVATTE, Catálogo Monumental de Navarra I. Merindad de Tudela, Pamplona, 1980 (1ª reimpresión, 2003), p. 179.
C. HEREDIA MORENO, “Copa de nautilo”, en Fitero. El legado de un monasterio, Fitero, 2007, pp. 334-337.
C. HEREDIA MORENO, “De lo profano a lo sagrado. La platería civil en las catedrales españolas”, en Estudios de platería. San Eloy 2008, (En prensa).