La pieza del mes de febrero de 2008
AZAFATE DE PLATA DE JOSÉ DE YAVAR
Ignacio Miguéliz Valcarlos
Cátedra de Patrimonio y Arte Navarro
El periodo de prosperidad y enriquecimiento que se vivió en Pamplona a lo largo del siglo XVIII propició el desarrollo del arte de la platería, ya que el gusto por el lujo y el boato propio del barroco hizo que toda obra fuese susceptible de ser realizada en plata. Debido a ello, las familias integrantes del patriciado de la ciudad acrecentaron sus alhajas argénteas no sólo con obras de uso doméstico, sino también con piezas de aparato o de representación, valoradas por su belleza artística, con un fin suntuario, tal y como ocurre con el azafate que nos ocupa, ya que la riqueza decorativa en su labra, que no ofrece una superficie lisa, lo hacen inviable para la finalidad a la que su tipología lo destinaba, la de servir de asiento a otro tipo de objetos o viandas en su presentación o servicio.
José de Yavar, “Azafate”, h. 1755.
Efectivamente, este azafate, que se puede datar hacia 1755, presenta una rica decoración repujada que recubre por completo la superficie ovalada del mismo, formada por una orilla recta de boca moldurada, un campo cóncavo y un emblema convexo e historiado. La decoración se articula por medio de ces y rocallas, simples y en abanico, que se disponen, de manera simétrica, en los ejes y espacios intermedios, todo ello dispuesto sobre una malla de rombos con puntos en los ángulos, y que alternan con hojas de cardo, ces y elementos florales, sobre una superficie lisa, que rodea todos los motivos decorativos. En el emblema, con un marco de ces, se dispone, inmerso en una paisaje natural, un jabalí del que mana un chorro de agua por su boca, a la manera de una fuente.
“Azafate”. Emblema historiado.
Presenta estampadas en el reverso sendas marcas de localidad y de autor, así como la burilada, tal y como estipulaban las normas de marcaje en Navarra, correspondientes a Pamplona y a José de Yavar. A pesar de que el punzón de Pamplona se encuentra en gran parte frustro, se puede identificar con la segunda variante de la marca de Pamplona utilizada a lo largo del setecientos, una doble P con corona de tres picos y borde inferior curvo, empleada entre la década de los años 20 del siglo XVIII y la década de los años sesenta de dicha centuria, cuando fue sustituida por una versión muy similar a ésta, en la que variaba la grafía y el tamaño de la misma. Mientras que la marca de autor, YAVAR, se corresponde con uno de los punzones utilizado por el platero pamplonés José de Yavar (1713-1777), hijo del también maestro Hernando de Yavar (1671-1725), con quien se formó en un primer momento, pasando posteriormente a terminar su aprendizaje en el taller del platero zaragozano José de Godoy, donde estuvo seis años. Este artífice obtuvo el grado de maestro platero en 1728, con el dibujo de una pila de agua bendita, de bello diseño, muy correcta en el trazo y profusamente decorada con motivos vegetales. Como ya hemos dicho utilizó dos tipos diferentes de marca personal, parece ser que indistintamente, sin que una sustituyese a la otra en el tiempo, por un lado una cabeza con yelmo, y por otro su apellido dispuesto en una sola línea y en letras mayúsculas, tal y como figura estampada en el azafate aquí estudiado. Numerosas son las obras de José de Yavar que han llegado hasta nuestros días, todas ellas piezas religiosas, salvo el azafate aquí presentado, que se constituye como la única de las obras civiles conocida de este maestro, a pesar de que sabemos que recibió numerosos encargos por parte de comitentes particulares. Entre sus obras religiosas podemos mencionar el busto relicario de la Magdalena de la Catedral de Pamplona, la cruz procesional de Pitillas, las crismeras de Echarri, la custodia de Azpilcueta, etc.
“Azafate”. Marcas: Yabar, Pamplona y burilada.
La tipología de azafate experimentó un gran predicamento en el segundo tercio del siglo XVIII entre los plateros de Pamplona, como lo demuestra el hecho de que en las ordenanzas de la hermandad de San Eloy de dicha ciudad de 1743, en el punto 25, relativo al examen para obtener el grado de maestro, se incluyese una lista de doce piezas de plata y nueve de oro, entre ellas un “azafate prolongado labrado en follajes y flores, en medio una Historia de medio relieve, de peso de veinte y seis onzas, poco más o menos”. A lo aspirantes a obtener el título de maestro platero se les daba a elegir tres piezas entre las que se incluían en el citado listado, y éstos debían primero dibujar el diseño de la obra escogida para posteriormente labrarla. Las ordenanzas también exigían que el azafate dibujado debía de tener una Historia de medio relieve, como es lógico ubicada en el emblema, a diferencia de lo realizado en otros talleres, donde los azafates de este tipo presentan mayoritariamente decoración de elementos vegetales. Debido a esto son varios los ejemplos de azafates historiados que nos encontramos procedentes del taller de Pamplona en estas fechas, como el conservado en la iglesia de Segura (Guipúzcoa), obra del platero Lorenzo Laoz (†1795), que presenta en el emblema un Putti montado en un carro tirado por una cabra. Igualmente, y a pesar de que en las citadas ordenanzas se especificaba que el azafate debía estar "labrado en follajes y flores", el cambio y la evolución en el gusto, superado ya el pleno barroco, hizo que estos elementos se sustituyesen por ces y rocallas, simples y en abanico, más acordes con el gusto del momento, tal y como podemos apreciar en el Libro de exámenes de los plateros de Pamplona, donde gracias a la elección por parte de varios maestros del azafate como pieza de examen, podemos apreciar la evolución que sufrió esta tipología a lo largo del setecientos, ajustándose sus motivos decorativos a los nuevos gustos y estilos, desde el barroco al clasicismo.
BIBLIOGRAFÍA
GARCÍA GAINZA, Mª.C., Dibujos antiguos de los plateros de Pamplona, Pamplona, EUNSA, 1991.
MIGUÉLIZ VALCARLOS, I., “Platería barroca del taller de Pamplona en Guipúzcoa”, en Príncipe de Viana, nº 237, 2006.
ORBE SIVATTE, M., Platería en el centro de Pamplona en los siglos del barroco, tesis doctoral sustentada en la Universidad de Navarra, 1999, (inédita)