La pieza del mes de abril de 2013
PROYECTO NO REALIZADO DE AMPLIACIÓN DEL ÓRGANO
DE LA PARROQUIA DE NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO DE CORELLA
Jorge Aliende Rodíguez
En un legajo sin número del Archivo Municipal de de Corella sobre iglesias parroquiales y capellanías se recogen las condiciones para un arreglo en el órgano de la parroquia del Rosario que, probablemente, no se llegó a realizar. En el documento se detallan los costes y características del proyecto a ejecutar, que quedan reflejadas en un diseño de ampliación recogido en el que es uno de los escasísimos dibujos de órganos de la época que se conservan en la Comunidad Foral.
Diseño para la ampliación del órgano de la parroquia del Rosario de Corella
Archivo Municipal de Corella
Por el tipo de escritura y las características del dibujo, el encargo debió hacerse en las primeras décadas del siglo XIX. El promotor de las obras es el Patronato de la Ciudad, que ostentaba el “ius propius patronus” sobre las parroquias corellanas (1). Dicho Patronato ejerció a lo largo de su historia una intensa actividad promotora en las parroquias de la ciudad, como se pone de manifiesto en la decisión municipal de 1653 que, a petición del alcalde Miguel Bonel Escobar, ordena:
“que se fabrique y se haga de nuevo la iglesia parroquial de nuestra Señora del Rosario de esta ciudad, por no estar la fábrica que hoy tiene con la decencia que se requiere para el culto divino y es justo que la tenga una ciudad del lustre y población de ella y ser necesario engrandecer y ensanchar aquella según la población que tiene dicha ciudad” (2).
A este patronato correspondía la promoción de obras y arreglos en los templos a su cargo. De hecho, si entre los derechos de la Ciudad como patrona estaban la presentación de cargos eclesiásticos, preferencias en los momentos de incensación o la inclusión de sus escudos en el templo; entre sus obligaciones no faltaban la tutela y vigilancia de la disciplina eclesiástica o la del edificio y su exorno (3). En cuanto a las autoridades eclesiásticas, tenía Corella un cabildo eclesiástico unido para las parroquias de San Miguel y el Rosario que no tenía la exclusividad en cuanto a la promoción de obras en los edificios de patronato municipal (4).
Así, en los primeros años del XIX, la ciudad encarga para el órgano de la parroquia del Rosario una serie de arreglos y mejoras. La primera de ellas consiste la instalación de un juego de contras para los extremos de la fachada de la caja del instrumento con un coste de mil fuertes. Seguramente, los sonidos del instrumento barroco existente precisaban de unos graves ad hoc para interpretar las piezas musicales que traía la moda litúrgica del momento.
A continuación se especifica un segundo encargo referido a la reparación de un tirador y a la limpieza y afinado de los caños:
“Se ha de desmontar enteramente los tablones para hacerle nuevo un tirador que tiene roto en el registro en el flautado, se ha de limpiar y afinar todos los caños como corresponde. Su coste será quinientos”.
Se detalla después el encargo de un entetillado nuevo y se explica que el órgano parroquial carece de uno, motivo por el cual se para el teclado (5).
Se proyecta también una trompeta magna de estaño “para que tenga más cuerpo en la mano derecha” junto a un teclado de madera de brasil, apreciadísima materia prima desde el descubrimiento de América. Los sostenidos se encargan de madera de granadillo “por ser dura para que no se gasten tan fácil”, con lo que queda patente la voluntad de llevar a cabo una ampliación de calidad y durabilidad.
Al sumar al plan de ampliación unos caños para el lleno que sustituyan a los existentes, “estropeados durante el blanqueo”, el coste de esta tercera parte asciende a quinientos fuertes. En este punto conviene recordar que la parroquia del Rosario sufrió dos blanqueos en la segunda mitad del siglo XVIII: El primero de ellos en 1764 por Francisco Bassi, cuando se aprovechó el final de unas obras en la parroquia de San Miguel para “blanquear las dos iglesias, pintar los púlpitos y azulejar los arcos” y otro en 1777, cuando se encargó a Salvador Sartí una obra “de ejercicio blanqueador” consistente en la limpieza y reparación de faltas y en dar azul a las pilastras (6).
Así, la ciudad presupuestó en dos mil fuertes el arreglo para el órgano del Rosario. Un coste importante pero entendible en el caso corellano, pues no hay que olvidar que la ciudad ribera fue uno de los focos musicales más importantes del reino navarro, de lo que dan fe los restos del Archivo Musical de la parroquia del Rosario, donde se conservan particellas de una orquesta de cámara que poseyó la ciudad ribera (7).
No es difícil entender porqué no se ejecutó la obra del órgano si se tienen en cuenta las dificilísimas circunstancias históricas de la Corella de principios del XIX. Una fortísima crisis de subsistencias despidió al siglo XVIII en la ciudad ribera, y se acrecentó en 1802 como consecuencia de una sequía que produjo la destrucción de cosechas. Ello, a su vez, tuvo por consecuencia una escalada del precio del trigo que lo hizo prohibitivo.
El hambre se instaló entre los muros de la ciudad y con él la enfermedad. En la parroquia del Rosario, por ejemplo, murieron sólo en 1804 218 vecinos, casi el cuádruple de lo habitual (55-75 decesos anuales). Por si fuera poco, la Guerra de Independencia (1808-1814) obligó al municipio a hacer un inmenso esfuerzo económico en el que se incluye la drástica decisión de vender la plata de las iglesias.
Tampoco trajo fortuna a la ciudad el convulso trienio liberal, puesto que el paso del Antiguo al Nuevo Régimen tuvo por resultado en Corella el enfrentamiento político y social de sus vecinos (8). Así las cosas, no es de extrañar que el Patronato se viera en la imposibilidad de ejecutar el proyecto de ampliación del órgano del Rosario aquí analizado. Sin embargo, el encargo municipal da fe de la preocupación de Corella por el patrimonio musical incluso en los momentos más duros de la historia de la ciudad.
Notas:
1. FERNÁNDEZ GRACIA, R., “Un excepcional retablo para una iglesia barroca” en San Miguel de Corella, Fundación para la Conservación del Patrimonio Histórico de Navarra, Pamplona, pp. 71-75.
2. ARRESE, J.L., Arte religioso en un pueblo de España, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1963, p. 173.
3. SALES TIRAPU, J.L. y URSÚA IRIGOYEN, I., Catálogo del Archivo Diocesano de Pamplona. Sección de procesos, Vol. I, Pamplona, Gobierno de Navarrra, 1988, p. 440.
4. FERNÁNDEZ GRACIA, op.cit., pp 71-75.
5. Entetillado: sustantivo colectivo para designar el conjunto de las “tetillas” o bolsitas de la caja de viento.
6. ARRESE, J. L., op. cit., p. 191.
7. SAGASETA, A. y TABERNA, L., Órganos de Navarra, Pamplona, Gobierno de Navarra, 1985, p.96.
8. ANDUEZA UNANUA, P. y ORTA RUBIO, E., Corella, Colección Panorama, Pamplona, Gobierno de Navarra, 2007, pp. 57-59.