La pieza del mes de agosto de 2016
LA CASA DE LOS GARCÍA DE SALCEDO EN LA VILLA DE MILAGRO
Pilar Andueza Unanua
Cátedra de Patrimonio y Arte Navarro
La casa de los García de Salcedo de Milagro constituye uno de los ejemplos más relevantes y significativos de la arquitectura señorial del siglo XVII en la merindad de Olite. Ubicada en la parte alta de la villa, frente a la parroquia de Nuestra Señora de los Abades, esta construcción barroca refleja con claridad las características propias de la arquitectura doméstica navarra extendida por el amplio valle del Ebro. Conocida como la casa de los Carrillo de Albornoz o palacio de los condes de Guenduláin, su origen hay que ligarlo a la figura del militar José García de Salcedo y su esposa Mª Florencia García de Santayana.
José García de Salcedo nació en Milagro en 1629. Cuando tenía diecisiete años se incorporó al ejército, donde siguió una brillante carrera hasta alcanzar en 1663 el grado de maestre de campo. Sus méritos y el valor demostrado en los destinos ocupados fueron considerados suficientes para que en 1669 la reina gobernadora emitiera una cédula real por la que le concedía asiento en las Cortes generales del reino de Navarra en el brazo de los militares, merced real que vino a sumarse a un acostamiento de 15.000 maravedíes, adjudicado en 1665.
El punto álgido en la carrera militar de García de Salcedo lo alcanzó en junio de 1670 cuando fue nombrado gobernador y capitán general de Nueva Vizcaya, una amplia zona en el noroeste de la Nueva España, de gestión compleja por la extensión del territorio y las constantes hostilidades de las tribus indias. Cruzó el Atlántico en compañía de su esposa y su entonces única hija, Paula. Tomó posesión de su cargo en marzo de 1671 y lo ocupó hasta el mismo mes de 1676. La labor realizada durante aquellos cinco años fue juzgada satisfactoriamente por el Consejo de Indias en 1680 a pesar de que fue multado con 7.000 pesos en su juicio de residencia, algo por otra parte totalmente habitual en los procesos a los gobernadores. De regreso a la metrópoli, José de Salcedo se asentó en Navarra con su familia y siguió enriqueciendo su cursus honorum: fue nombrado castellano del castillo y ciudadela de Pamplona en 1681 y pudo adornarse con el hábito de Santiago. Falleció en 1686, momento en el que figura en la documentación como general de artillería.
Como era habitual entre los indianos navarros de su siglo y de la centuria siguiente, residente ya en su tierra natal, procedió a invertir sus caudales, lo que se concretó por un lado en la compra de bienes raíces y en la imposición de dinero a censo, y por otro en la construcción de una casa familiar llamada a convertirse en la imagen de su linaje al mostrar el poder económico y social alcanzado.
Casa principal del mayorazgo García de Salcedo en Milagro
El 29 de enero de 1684 José García de Salcedo y su esposa otorgaron testamento ante el notario Juan Sánchez de Pamplona, en el que fundaron un mayorazgo regular que habría de recaer en su hijo primogénito Francisco y en su ausencia y sucesivamente en sus hermanos y descendientes: Manuel, Paula, Rosa, Josefa y Teresa. Dado que Florencia se hallaba embarazada, se incluyó también a la criatura que naciera, así como en última instancia a otros parientes que citaban puntualmente. A la cabeza de los bienes vinculados a este mayorazgo se situó la casa principal que habían construido poco antes en Milagro con sus corrales, bodegas y caballerizas, destacando además la hacienda adquirida en el Montecillo o el capital de 36.000 ducados impuesto a censo. En estas últimas voluntades fundaron dos capellanías y manifestaron su deseo de erigir una ermita en el término de Par de Aragón. Finalmente nombraron herederos por partes iguales a sus hijos Manuel, Rosa, Josefa, Teresa y al fruto del estado de buena esperanza de Florencia. Quedaron excluidos Francisco, por pasar a disfrutar del mayorazgo, y Paula, por estar ya concertado su matrimonio con Pascual de Aldave, caballero de Calatrava, secretario de la presidencia y cámara de Indias, residente en Madrid, a quien en sus contratos matrimoniales, firmados poco después, dotaron con 20.000 reales.
Aunque no hemos podido hallar el contrato de obras de la casa de Milagro, en nuestra opinión fue erigida siguiendo los planos dados por el maestro de obras Pedro de Aguirre. La alta calidad del diseño nos conduce a él. También lo hace el hecho de que Aguirre fuera el elegido por parte de José como perito para una evaluación en un pleito que el militar mantuvo contra la villa de Milagro. Pero sobre todo nos inclina a esta opinión el hallarlo trabajando en la casa nueva que ideó Salcedo y ejecutó su esposa, ya viuda, en el Montecillo. Su morfología, especialmente en lo correspondiente al coronamiento del edificio, resulta totalmente similar a la casa principal erigida en lo alto de la villa de Milagro. Las obras de la residencia familiar debieron de realizarse hacia 1680-1681, pues años después, fallecido el maestre de campo y su esposa, los tejeros Juan y Bernardo de Iriarte reclamaban pagos a sus herederos tras haber estado “trabajando en el oficio de tejeros por tiempo de dos años en la villa de Milagro haciendo toda la teja y ladrillo que tuvo necesidad (García de Salcedo) para las fábricas de las casas que hizo en dicha villa”, habiendo hecho la última entrega en 1781. Otro documento, en este caso una escritura de ajuste entre García de Salcedo y el mencionado tejero Juan de Iriarte, firmada en enero de 1682, nos permite comprobar nuevamente la actividad constructiva, pues Iriarte se comprometió a acudir a Cadreita a trabajar 50.000 ladrillos y 14.000 tejas a satisfacción del militar.
Pedro de Aguirre, natural y vecino de Corella, era desde luego un maestro bien afamado por la Ribera de Navarra, como lo atestiguan sus trabajos en las parroquias corellanas del Rosario y San Miguel, en su ermita del Villar o en el convento de Benedictinas, así como en las basílicas del Yugo en Arguedas, la del Castillo en Miranda d Arga y las parroquias de Falces, de Cirauqui y Villafranca, localidad en la que amplió además la basílica del Portal. No obstante, probablemente su obra más significativa se corresponde con las trazas, capítulas y condiciones que dio en 1699 para construir la actual basílica de Nuestra Señora del Patrocinio de Milagro. Su fallecimiento al año siguiente le impidió ejecutar las obras a pesar de haber sido invitado a realizarlas por el propio regimiento de la villa.
La casa, que por vía de sucesión y vía matrimonial, llegó a manos del conde de Guenduláin avanzado el siglo XVIII, fue ocupada como cuartel por la tropa francesa durante algunos meses durante la guerra de Independencia. Una partida de 250 infantes llegó a Milagro en 1810 y, aunque inicial y brevemente ocupó la citada basílica del Patrocinio, pronto su capitán determinó convertir la casa de los García de Salcedo en cuartel. Aquella decisión llevó aparejadas diferentes transformaciones en el edificio para adaptarlo al nuevo uso, con la destrucción de algunas dependencias y la ejecución de varias obras de fortificación. Para ello la villa se vio obligada a proporcionar peones, carros y caballerías, e incluso materiales. Pero mayores daños debió de causar todavía en el edificio una partida de hombres armados -parece que guerrilleros nacionales- que llegaron al pueblo algún tiempo después y, comprobando que la casa había sido cuartel francés, rompieron puertas y ventanas, dando fuego en su interior a jergones y camas.
La casa principal de los García de Salcedo de Milagro se nos presenta como un bloque exento de tres niveles con cierta tendencia horizontal construido íntegramente en ladrillo, como es propio de una zona carente de buenas canteras. Se abre a la calle pública a través de dos fachadas en las que se ha conservado la carpintería original y una rica rejería que dotan al edificio de gran dinamismo. Hacia la rúa Mayor se sitúa la fachada principal y en ella se inscribe una portada de medio punto -hoy descentrada por haber sido derribado un tramo del edificio-, flanqueada por dos grandes ventanas a la izquierda y una a la derecha. Seguramente a este lado la parte mutilada contendría otra ventana más, dando simetría al conjunto. En el mismo nivel, abiertas hacia la otra calle, se sitúan otras cinco ventanas de gran tamaño, la más extrema convertida en fechas no muy lejanas en puerta. Ya en la planta noble, a plomo sobre los vanos mencionados se ubican otros tantos huecos, conformando balcones, unos de gran voladizo, apoyados en tornapuntas de forja y decorados con antepechos de balaustres torneados, que alternan con otros de menor saledizo y cubiertos en toda su altura por rejas completas. Remata el conjunto, sobre una cornisa semicircular, un ático muy decorativo que enlaza con la tradición constructiva del valle del Ebro. No obstante, en vez de presentar la característica galería de arquillos de medio punto de la zona, ofrece una hilera de vanos adintelados, alternativamente abiertos y cerrados, separados por pilastras dobladas, que dotan al edificio de gran plasticidad. Se trata de una estructura totalmente similar a la casa del Montecillo mandada construir por los mismos promotores. Complemento indispensable del edificio resulta el escudo de armas, que proclama la nobleza de sus moradores. Su ubicación en esquina no es habitual en tierras navarras y son escasos los ejemplos en este sentido. Sirva como muestra la labra heráldica de la Casa de las Cadenas de Corella, correspondiente a los Sesma Escudero, levantada a partir de 1704.
Escudo de armas en la casa del mayorazgo García de Salcedo
(Foto: Catálogo Monumental de Navarra)
BIBLIOGRAFÍA
-AZANZA LÓPEZ, J. J., Arquitectura del Barroco en Navarra, Pamplona, Gobierno de Navarra, 1998.
-ANDUEZA UNANUA, P., “La arquitectura civil” en FERNÁNDEZ GRACIA, R. (dir.), El arte barroco en Navarra, Pamplona, Gobierno de Navarra, 2014
-DE ANDRÉS MARTÍN, J. R., Al servicio de ambas majestades. El gobierno del maestre de campo José Gacía de Salcedo en la Nueva Vizcaya (1671-1676), Valladolid, Galland Books, 2016.
FUENTES
-Archivo General de Navarra, Procesos
-Archivo General de Navarra, Mercedes Reales
-Archivo General de Navarra, Protocolos notariales. Villafranca y Pamplona