La pieza del mes de septiembre de 2017
ARTES DECORATIVAS EN TORNO A LA CORONACIÓN DE LA VIRGEN DEL SAGRARIO (1946)
Eduardo Morales Solchaga
Cátedra de Patrimonio y Arte navarro
“SANTA MARÍA LA REAL DE PAMPLONA/ BENDICE A ESTE PUEBLO/ QUE RECUERDA TU CORONACIÓN/ PAMPLONA 21 - SEPTIEMBRE - 1946”. Estas son las palabras que campean bajo la hornacina de la Virgen del Sagrario, ubicada en el baluarte de Labrit, frente al palacio episcopal de Pamplona. Para comprender de un modo adecuado este hecho, que como se ha de ver tuvo su correspondencia en el plano de las artes decorativas, es preciso retrotraerse en el tiempo.
Una vez finalizada la Guerra Civil, en los primeros años del Franquismo, se recuperó paulatinamente el sustrato religioso que había sido erradicado de la sociedad española durante la Segunda República. Fueron los tiempos del llamado nacional-catolicismo, en los que el nuevo régimen intentó desvincularse de los totalitarismos derrotados en la Segunda Guerra Mundial.
Entre las manifestaciones más relevantes del fervor religioso anteriormente descrito destacó la llamada “coronación canónica mariana”. Dicho rito surgió en Italia en el siglo XVII y permaneció ceñido a aquel territorio hasta finales del siglo XIX, cuando fue incluido en el Pontifical Romano, extendiéndose por ende a todo el orbe católico. En España, el proceso comenzó en 1881 con la coronación de la Virgen de Veruela y se sucedió sin solución de continuidad hasta la Segunda República, cuando solo fueron coronadas tres imágenes, dos durante el Bienio Reformista (Virgen de los Desamparados de Valencia y la Virgen de la Salud de Palma de Mallorca); y una durante el Bienio Radical-Cedista (Virgen de Sonsoles de Ávila). Tras la Guerra Civil la práctica se reactivó con gran fervor (Virgen del Coro de San Sebastián-1940), manteniéndose con buen ritmo hasta la actualidad (Virgen de Butarque-2017).
Para el caso de Navarra, la primera que se coronó fue la Virgen del Romero de Cascante (1928), seguida de la Virgen del Sagrario de la Catedral de Pamplona (1946), la Virgen de Ujué (1952), la Virgen del Villar de Corella (1956), la Virgen del Puy de Estella (1958), la Virgen de Roncesvalles (1960); y, más recientemente la Virgen del Yugo de Arguedas (2010). Todas ellas generaron expectación, literatura y arte, si bien, por asentarse en la capital, la más destacable fue la de la Virgen del Sagrario, que desde entonces es conocida como Santa María la Real.
La coronación de la Virgen del Sagrario, imagen titular de la seo pamplonesa, como reina de Navarra, tuvo lugar durante el congreso eucarístico, celebrado en la capital navarra del 15 al 22 de septiembre de 1946. Al margen del citado congreso, de carácter diocesano, lo más destacable fue la procesión que lo clausuró, en la que la imagen catedralicia fue acompañada por numerosas reliquias y más de treinta imágenes marianas procedentes de diferentes puntos de la geografía navarra, como por ejemplo: Nuestra Señora de Roncesvalles, la Virgen del Puy de Estella, Santa María de Irache, Nuestra Señora de Rocamador de Sangüesa o la Virgen de Ujué, entre otras muchas. San Miguel de Aralar, una de las devociones más extendidas en territorio foral, tampoco faltó a la cita, ante la mirada atónita de los asistentes.
La procesión arribó finalmente a la Plaza del Castillo de la capital, donde la Virgen del Sagrario fue coronada solemnemente por el Dr. Manuel Arce y Ochotorena, arzobispo de Tarragona, que había sido nombrado cardenal en febrero de aquel año por el Papa Pío XI. Para ello se siguió el mismo rito con el que antaño se celebraban las coronaciones de los reyes navarros ante dicha imagen, en una ceremonia en la que participaron los gigantes, las hermandades, el ejército, coros de música, el cabildo, ayuntamientos navarros, y la diputación al completo, entre otras muchas instituciones y prohombres. Con anterioridad, la imagen hizo estación en la Plaza Príncipe de Viana, donde 16.000 niños comulgaron, en la mayor comunión masiva de la Historia de Navarra. Como narra la crónica de la coronación: “la apoteosis final del acto tuvo momentos de gran espectacularidad. Aviones que pasaron en vuelo rasante arrojando pétalos sobre la plaza. La artillería disparó 21 cañonazos de ordenanza. La banda de música interpretó la Marcha Real. Todos los danzaris presentes interpretaron su repertorio de danzas. Se dio libertad a cientos de palomas en las inmediaciones del altar. Bailaron los gigantes de la comparsa de Pamplona”.
Para conmemorar dichos acontecimientos se acuñaron dos medallas oficiales, muy diferentes en morfología, materiales, promotores y destinatarios, de las que se han conservado varios ejemplos en colecciones públicas y privadas (como en el caso de las dos que se estudian).
La primera de ellas, de perfil circular y acuñada en plata (5.5 cm.), presenta ambas caras decoradas y acotadas por una orilla moldurada. En el anverso, y sobre campo recto se sitúa un relieve de la imagen de la Virgen del Sagrario enmarcado por dos arcos de tracería gótica del claustro de la catedral, también en relieve, y circundado por la inscripción: “SANTA MARÍA LA REAL DEL SAGRARIO, ROGAD POR NOSOTROS”. En el reverso se repite el mismo modelo, con la inscripción en letras góticas: "Coronación Canónica en Pamplona Septbre MCMXLVI" en la orilla y el escudo de Navarra con la laureada de San Fernando, concedida por el general Franco tras la Guerra Civil, en el campo.
Lámina 1: Medalla de la coronación de la Virgen del Sagrario, 1946. Anverso
Lámina 2: Medalla de la coronación de la Virgen del Sagrario, 1946. Reverso
Por lo que respecta a su origen, fue acuñada por orden de la Diputación Foral de Navarra, que en sesión de 22 de julio de 1946 aprobó el modelo que efectivamente se siguió, conservándose también ejemplares más modestos en bronce y aluminio. Nada se conoce de su autor, aunque sí que se conocen sus destinatarios “prelados, hijos adoptivos y representaciones, que habían sido sus invitados”. Entre las instituciones pamplonesas que recibieron dicho obsequio y que todavía hoy lo conservan, destacan el Ayuntamiento de Pamplona, que contribuyó al evento con la nada desdeñable suma de 100.000 pesetas, y el Cabildo catedralicio, titular de la imagen coronada. Un ejemplar en bronce fue concedido por la Diputación a don Ignacio Baleztena Ascárate, por ejercer como maestro vertebrador de tan singular ceremonia.
La segunda (3 cm.), es de perfil circular y solo decorada en el anverso. Inscribe en su interior una cruz griega, calada y recortada, de brazos trapezoidales, y cuadrón circular, en el que se engarza el anagrama de Cristo sobre fondo esmaltado en blanco, del que parten cuatro haces de rayos biselados. En la parte superior presenta una anilla girada de la que en su día colgó -como se aprecia en otros ejemplares conservados- una banda de tela blanca y amarilla, colores del Vaticano. El borde circular de la medalla, esmaltado en verde, presenta la inscripción “Coronación de Sta María. Congreso Eucarístico. 15 · 22 · Sepbre · 1946 · Pamplona” en letras doradas. Los brazos de la cruz están esmaltados de manera alterna en azul y rojo, sobre los primeros se disponen un relieve de la Virgen del Sagrario, y un jarro de azucenas, emblema de la seo pamplonesa, mientras que los segundos enmarcan los escudos de Navarra y Pamplona, todo ello sobre una estructura dorada.
Lámina 3: Medalla de la coronación de la Virgen del Sagrario, 1946
El origen de la misma lo encontramos en la prensa local: “La Junta organizadora de estas dos grandes solemnidades religiosas que van a tener lugar en Pamplona, junto con la coronación de Nuestra Señora del Sagrario, ha aprobado el modelo oficial de medalla conmemorativa, que lucirán en su pecho tantos miles de navarros como han de concurrir en Pamplona del 15 al 22 de septiembre de este año… nada tenemos que decir a la vista del bonito diseño que ha sido ideado para la medalla, pues reúne, con dignidad, todos los motivos que concurren a las solemnidades que Navarra entera celebrará”.
Por tanto el destinatario de la misma, bastante más modesta que la anterior, fue el pueblo fiel de Navarra, al que también se ofrecieron otro tipo de suvenires, como por ejemplo sellos, carteles, estampas, manuales o tarjetas de congresista, que podían adquirirse en el pequeño chalet de la administración de la tómbola de la caridad, ubicado en el Paseo de Sarasate. Para el caso de la medalla, se acuñaron cuatro versiones: modelo de aguja (2 pesetas), modelo plateado (5 pesetas), modelo de esmaltes (10 pesetas) y modelo dorado (15 pesetas). La que aquí se presenta responde al tercero de los modelos, conservándose también en manos particulares la dorada y la plateada, respectivamente.
En lo que respecta al diseño y a la iconografía, corresponde al polifacético artista Leocadio Muro Urriza (1897-1987). En palabras de José María Muruzábal, no ha sido valorado convenientemente a causa de su labor docente en el seno de la Escuela de Artes y Oficios de Pamplona, y a la gran variedad de técnicas artísticas que trabajó: pintura, la decoración, el cartel, el mural, la miniatura en pergamino o el diseño. Para el citado autor, Muro Urriza fue, ante todo, un excepcional dibujante, si bien su controvertida personalidad -hombre reservado, poco amigo de los grandes eventos artísticos y de las exposiciones- tampoco ha contribuido a la correcta valoración de su producción artística.
Muro Urriza colaboró activamente con la Iglesia Diocesana de Navarra. De hecho, también fue el encargado de configurar el cartel del acontecimiento que aquí se ha explicado, y una estampa, conservada en el Archivo General de Navarra. Es una bella cromolitografía a tres colores (32 x 24.5), de evocaciones neogóticas, en la que se presenta la imagen entronizada a Santa María la Real, con manto y corona dorados, flanqueada por dos ángeles que la alumbran con sus respectivos hachones. Sobre ella destaca el cielo azul estrellado, en el que también campean atributos tan marianos como son la luna y el sol (electa ut sol, pulchra ut luna). Pendiendo del trono y sobre un podio, se puede apreciar una colgadura con el emblema de la catedral de Pamplona, al que anteriormente se ha hecho referencia. En el mismo lugar se lee “SANTA MARÍA/ LA∙REAL∙∙D.P.N.” y a los pies de la composición se hace referencia a la “CORONACIÓN CANÓNICA”.
Lámina 4. Cartel de la Coronación de la Virgen del Sagrario, de Leocadio Muro Urriza (Foto: Archivo Real y General de Navarra)
Por lo que respecta a la estampación, como reza en la esquina inferior derecha, salió de las prensas de Ediciones Eguin, imprenta ubicada en el nº 23 de la calle Bergamín de Pamplona. Pocos días después de la Coronación, se anunciaba en la prensa pamplonesa lo siguiente: “Ediciones Eguin publicará en breve un verdadero álbum de fotografías impresas en tres colores, sobre excelente papel, y una descripción rápida de los actos celebrados en nuestra ciudad del 15 al 22 de septiembre pasado. Aparecen además en él, todas las imágenes marianas de Navarra que estuvieron en Pamplona, y estampas de su venida por las carreteras desde los pueblos. El gran reportaje fotográfico de Zubieta, con un texto lírico y realmente descriptivo de esta gran página de la Historia de Navarra. Fotografías y texto, en ordenado conjunto, revivirán en las páginas de este álbum las grandes solemnidades celebradas”. El citado álbum se vendió, bajo previa reserva, a 10 pesetas la unidad.
La coincidencia tanto de la temática, como de los propios colores que anunciaba la imprenta, hacen que no parezca aventurado que la estampa formase parte de dicha colección. Con seguridad es también la imagen de portada a tres colores de una pequeña descripción de los fastos titulada “Día grande de la coronación de Santa María la Real y triunfo de Jesucristo Sacramentado”, publicado bajo la autoría del propio Muro Urriza, ese mismo año en la citada editorial.
FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA
-Diario de Navarra (1946)
-Archivo General de Navarra: ES/NA/AGN/13-2/FIG_RETRATO,N.208
-CORELLA ESTELLA, F., Navarra por Santa María: breve crónica de la coronación canónica de Santa María la Real de Pamplona celebrada en los días del Congreso Eucarístico Diocesano de 1946, Pamplona, 1946.
-MORALES SOLCHAGA, E., “La colección de medallas del Ayuntamiento de Pamplona”. Estudios de Platería: San Eloy 2013, Murcia, 2013.
-MURUZÁBAL DEL SOLAR, J.M., “Leocadio Muro Urriza”. Pregón Siglo XXI, nº 23 (2004), pp. 44 - 51.