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La pieza del mes de noviembre de 2022

EL SAGRARIO GÓTICO DE METAUTEN

Aintzane Erkizia Martikorena
Universidad del País Vasco

El sagrario gótico de Metauten es una interesante pieza artística que se encuentra expuesta en el Museo de Navarra. Procede de la parroquia de San Román de Metauten, en el valle de Allín de Tierra Estella, y es una torre eucarística construida en torno a 1500 en piedra, de 285 cm de alto y unos 73 cm de ancho y de profundo. Como sagrario que es, fue creado con la finalidad de reservar y conservar la eucaristía, para administrar este sacramento fuera de la misa, y estaría colocado en el presbiterio de la iglesia de Metauten, exento en el lado del evangelio del altar mayor.


Sagrario de Metauten. Museo de Navarra, Pamplona. En torno a 1500.
Foto: Aintzane Erkizia Martikorena.

La obra se encontraba bajo el coro en 1927 cuando el párroco de Metauten solicita permiso para su enajenación, aduciendo que la iglesia necesita urgentemente unos reparos. Tras varios informes que lo valoraban como una obra única, una breve publicación de 1941 que lo daba a conocer por primera vez, y todos los permisos pertinentes, la Diputación lo adquirió en 1949.

Este sagrario presenta un gran interés tipológico porque, al contrario que otras torres eucarísticas tardogóticas navarras o de otras provincias limítrofes, se ha conservado prácticamente entero. Se compone de un cuerpo principal cuadrado donde se guardaba la píxide o arqueta con el Santísimo, cerrado con una bella y diáfana reja de hierro forjado de la misma cronología, apoyado sobre un esbelto pie y rematado por una aguja típicamente gótica.

La decoración geométrica y vegetal que cubre el cuerpo central es de ejecución algo rústica, sin detalles ni finura. Sin embargo, la traza arquitectónica es rica y compleja, propia del tardogótico. En el pie fasciculado y el perfil estrellado de su base, una gran cantidad de molduras decorativas sin función tectónica se montan unas encima de otras para dar lugar a un juego propio de la microarquitectura, como ocurre en piezas de platería y no en la arquitectura monumental. Otra cualidad muy meritoria de este sagrario es que la caja sea parcialmente traslúcida, facilitando así la devoción al Santísimo y la comunión visual, característica de la religiosidad bajomedieval. Uno de los lados de la caja tiene una original celosía que se completa con la puerta calada, de tal manera que la feligresía, al dirigir sus oraciones al sagrario, no solo comprenderían su presencia con la lámpara encendida que siempre acompaña la eucaristía, sino que además podrían verlo en su interior, adelantándose así a los expositores de siglos posteriores.

Una torre para custodiar la eucaristía

Los testimonios más antiguos que hablan de los receptáculos para la eucaristía ya mencionan la forma de torre como una de las predilectas debido a su fuerte carácter simbólico. Los Salmos y otros escritos proporcionan las bases simbólicas que aluden a Dios como fortaleza y refugio; uniéndolo con la idea de que la eucaristía es garantía de vida eterna, la torre eucarística se convierte en una metáfora visual de la salvación del alma. La forma arquitectónica de planta central también tiene una larga tradición que la asocia con la iglesia circular del Santo Sepulcro, ambas contenedoras del cuerpo de Cristo y testigos de su resurrección.

Si bien escasean los sagrarios construidos antes del siglo XIII, existen numerosas piezas de la Baja Edad Media que, aunque fragmentadas y reutilizadas, podemos clasificarlas en siete tipologías diferentes, demostrando la gran variedad de formas de guardar la eucaristía que existía hasta que el concilio de Trento decretó una única manera. Una de esas tipologías es la torre eucarística, modo habitual en Alemania y en los Países Bajos, y en menor medida también en Francia y Escandinavia, pero no tanto en el resto de Europa. En estos dos países del norte de Europa se desarrollaron las torres eucarísticas desde alrededor de 1300 hasta finales del gótico, evolucionando a la par que el resto de las artes en cuanto a estructura, diseño e iconografía. Tanto la sólida torre de la iglesia san Bonifacio de Hamelín, de hacia 1290, como la espectacular torre de 26 metros de la iglesia mayor de Ulm, ambas en Alemania, son obras de gran ambición artística.


Sagrario de Mendexa (Bizkaia). Catedral de Santiago de Bilbao. En torno a 1500.
Foto: Aintzane Erkizia Martikorena.

La torre de Metauten pertenece a esta tipología, que no debió ser muy habitual en la península ibérica. Es más, los ejemplos que se conocen hasta el momento se concentran en el noreste de la Corona de Castilla y en Navarra. Uno de ellos es el de Arróniz, conservado parcialmente en el exterior de su iglesia. De la misma cronología son las piezas vizcaínas de Mendexa, Nabarniz y Soscaño (ahora reubicados, respectivamente, en la catedral de Santiago Bilbao, la basílica de Begoña de Bilbao y el Museo de las Encartaciones de Avellaneda). Igualmente góticos de hacia 1500 son los fragmentos de Castroceniza, Pancorbo y Quintanilla Somuñó, en Burgos. Algo más tardía era la torre de Ganuza, a escasos tres kilómetros de Metauten, cuyo cuerpo central se puede contemplar en el refectorio de la catedral de Pamplona, que ya acusa los rasgos formales del primer Renacimiento. De las cercanías de Tierra Estella es la torre eucarística alavesa de Vírgala Mayor, ya con lenguaje renacentista, procedente de la desaparecida abadía de Santa Pía en el Real Valle de Laminoria. Otros pueblos alaveses cercanos a la frontera navarra también tienen fragmentos de torres, como Kontrasta e Ibisate. Resulta sugerente señalar que estos ejemplares de torres eucarísticas estén tan cerca geográficamente.


Sagrario de Soscaño (Bizkaia). Museo de las Encartaciones de Avellaneda, Sopuerta (Bizkaia).
En torno a 1500. Foto: Justin Kroesen.

A pesar de estar realizados a principios del siglo XVI, en ese mismo siglo se hicieron desaparecer los sagrarios turriformes y otras tipologías medievales, a medida que se implantaba el espíritu renovado del concilio de Trento. En las décadas finales de este siglo, los visitadores que recorrían la diócesis dejaban órdenes concretas de construir un sagrario nuevo de madera para colocarlo sobre el altar mayor, en el eje litúrgico y visual de la iglesia, mandando retirar los medievales. Por ejemplo, prohibían el uso de nichos ubicados en el muro del evangelio del presbiterio que, sin duda, constituían la forma más habitual de conservar la eucaristía en todo el continente europeo desde el siglo XIII. Navarra tiene interesantes ejemplos de estos nichos que se pueden fechar entre mediados del siglo XIV y mediados del siglo XVI. Desde los sencillos de San Martín de Unx (procedente de Otano), Alzuza o Urroz-Villa (originalmente de Galdúroz), pasando por el grande de Genevilla, el desaparecido de Artajona y el fragmento de la catedral de Tudela, hasta llegar a los nichos ya plenamente renacentistas de Abárzuza o Larraya, por citar solamente los más destacados.


Fragmento de sagrario de Ganuza. Museo Catedralicio Diocesano de Pamplona.
Hacia 1520. Foto: Aintzane Erkizia Martikorena

No dudamos de que en Metauten tuvo que ser el obispo o el visitador el que debió ordenar la retirada de esta torre eucarística, probablemente en las dos últimas décadas del siglo XVI, trasladándolo al sotocoro para darle otro uso, quizá para almacenar los óleos. Es probable que la parroquia se adaptara a las disposiciones tridentinas con la construcción de un sencillo sagrario romanista, y a finales del siglo XVII terminaran de componer el escenario para la liturgia con un retablo y un sagrario barrocos. Este hecho se repite en todo el mundo católico y Metauten no es una excepción. Lo que sí es más inusual es que se haya conservado en tan buen estado, porque una vez desafectados de su función y retirados del presbiterio, por mucho que se reaprovecharan para guardar óleos, reliquias, como archivos u otros usos, su desaparición fue implacable.

La microarquitectura eucarística

Una de las más esclarecedoras citas documentales sobre una torre eucarística en la península ibérica la brinda la parroquia navarra de Torralba del Río, que pertenecía al obispado de Calahorra-La Calzada. En junio de 1501, el obispo calagurritano Juan de Ortega deja descrito que el Corpus Christi estaba “en un reliquiario nuevo de piedra labrada de maçoneria a manera de torre de muy buena piedra, el qual no esta vien aun acavado, a la mano isquierda del altar mayor”, y en torno a esos años se le pagaba a un tal maese Oliver por este sagrario. En la visita de 1506 se detalla que el Corpus se encontraba “en un reliqario nuevo de piedra dorado”.

Este valioso testimonio revela varios aspectos importantes para comprender el contexto del sagrario de Metauten. Primeramente, habla de la cronología de producción de estas obras que se pueden situar en torno al año 1500, desde la última década del siglo XV hasta las dos primeras del siglo XVI, aunque haya alguna obra algo más tardía. Las formas artísticas propias del gótico tardío de Metauten indican la fecha de ejecución, a pesar de la tosquedad en su factura. Una segunda información que se puede destilar de la cita es que se ubicaban en el lado del evangelio del presbiterio, a un lado del altar. También hay que subrayar que estos sagrarios se solían construir con una buena piedra y que estaban dorados. El de Metauten no parece que tenga señales de policromía, pero otros ejemplos cercanos geográfica y cronológicamente sí mantienen aún muestras de dorado, policromado e incluso de brocados aplicados, una policromía tan característica de este período. Los fragmentos de los sagrarios de Kontrasta y Alangua (ahora en el Museo Diocesano de Arte Sacro de Vitoria-Gasteiz), ambos en la vecina Álava, aportan la prueba de que los sagrarios tardogóticos como el que se estudia aquí solían estar dorados.


Detalle del Calendario de Brabante (Brabantse uur- en kalenderwijzerplaat). Maestro de Lovaina, hacia 1500.
M Museum de Lovaina (Bélgica). Foto: Aintzane Erkizia Martikorena
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Pero lo que más destaca en esta cita documental es la concepción del sagrario como una obra de microarquitectura, porque la “maçoneria a manera de torre” señala que se entiende como una pequeña estructura tectónica. Una de las ilustraciones de la tabla del Calendario de Brabante, realizado hacia 1500 en Lovaina y conservado en el M Museum de esta ciudad brabantina, nos regala una bonita estampa de cómo se debían realizar estas torres eucarísticas de piedra en el norte de Europa. Un hombre armado con un compás parece estar concibiendo y proyectando la traza; entretanto, un escultor o entallador materializa ese diseño con su habilidad técnica con cincel y martillo. Si interpretamos el sagrario de Metauten a la luz de esta ilustración se comprende mejor el contraste entre el delicado diseño geométrico de la base y la sensibilidad del lado traslúcido de la caja, con la tosquedad de los relieves vegetales y la falta de finura de la aguja del remate.

En conclusión, debemos destacar que este sagrario es excepcional en el contexto actual, y por esta razón tanto el pueblo de Metauten como el Museo de Navarra pueden sentirse satisfechos por haber guardado una obra que, si bien no tiene la mejor calidad artística, pone de manifiesto cómo se reservaba el Santísimo en la Navarra bajomedieval y que, por su forma y tipología, se inserta dentro de un amplio paisaje europeo.


FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA

ARCHIVO DIOCESANO DE PAMPLONA (ADP). Torralba del Río, libro de fábrica 1501-1569, Caja 1435-1, fols. 18r y 24v.

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ADP. Gobierno de la Diócesis, caja 66, n.º 25. Licencia de la Sacra Congregación Conciliar de Roma para vender el sagrario de Metauten. 1949.

ADP. Gobierno de la Diócesis, caja 142, n.º 24. Venta de objetos sagrados en Metauten en 1949.

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