La pieza del mes de octubre de 2022
UNA PIEZA DEL TALLER LIONÉS DE ARMAND-CALLIAT EN LA PARROQUIA DE SAN LORENZO DE PAMPLONA: EL BÁCULO DE LA CONSAGRACIÓN EPISCOPAL DE EUSTAQUIO ILUNDÁIN DE 1905
Alejandro Aranda Ruiz
Patrimonio Cultural. Arzobispado de Pamplona y Tudela
El fenómeno social de las consagraciones episcopales y sus repercusiones artísticas
Las sucesivas consagraciones episcopales de navarros que tuvieron lugar durante el primer tercio del siglo XX fueron vividas por parte de la provincia y su capital como verdaderos acontecimientos que ponían en evidencia la extraordinaria pujanza de la fe católica de estas tierras y su vinculación especial con la Santa Sede. En consecuencia, estos actos trascendían su carácter religioso para convertirse en auténticos fenómenos sociales. La consagración en 1905 de Eustaquio Ilundáin y Esteban es un buen ejemplo de ello.
Pues bien, en 1905 la ciudad celebró, en medio de un gran boato, la asunción a la dignidad episcopal de dos hijos de Navarra, la de don Francisco Javier Baztán y Urniza, preconizado obispo de Oviedo y oriundo de Sada, y la del pamplonés don Eustaquio Ilundáin y Esteban, preconizado obispo de Ourense y que con el tiempo llegaría a ser cardenal de la Iglesia romana y arzobispo de Sevilla, sede en la que moriría en 1937. La solemne ceremonia de consagración tuvo lugar en la mañana del 13 de marzo en la capilla de la Virgen del Camino de la parroquia de San Saturnino de Pamplona (Tovar, 1942, 31).
Con motivo del fausto acontecimiento y siguiendo la costumbre, los electos fueron agasajados por parte de amigos, parientes y conocidos, e instituciones políticas y religiosas con numerosos regalos. Estos obsequios consistieron en su mayor parte en piezas representativas del ajuar episcopal, del que los neo obispos debían proveerse, ahorrándoles así un desembolso económico considerable, pues muchas de estas piezas eran obras de joyería y orfebrería de elevado coste.
En su número correspondiente al 24 de marzo de 1905, la revista La Avalancha publicó una reseña de los regalos que recibió don Eustaquio, destacando entre todos ellos, por su especial vinculación con la dignidad episcopal, el báculo regalado por varios amigos de Pamplona, del que el rotativo distribuyó una fotografía y una breve descripción. Según el texto publicado, el báculo
es de plata dorada, enriquecido con primorosos esmaltes y grabados y ha sido construido en Lyon por encargo de la acreditada joyería de la señora viuda de Ferreira, de Pamplona, ascendiendo su coste a 2.461 francos. Los amigos pamploneses del Sr. Ilundáin, obispo de Orense, han querido mostrarle el afecto y cariño que por él sienten, regalándole esa hermosa y útil alhaja como recuerdo de su consagración episcopal.
Báculo del obispo Eustaquio Ilundáin y Esteban realizado por Armand-Calliat en 1905.
Pamplona, parroquia de San Lorenzo. Foto: Alejandro Aranda.
La génesis de la obra y su autor: Joseph Armand-Calliat (1862-1938)
Gracias al citado número de La Avalancha, podemos saber que el báculo fue confeccionado en Lyon. Sin embargo, es la propia pieza la que concreta un poco más su procedencia, pues en el anillo que remata el cono sobre el que el báculo apoya en el suelo se puede leer: “ARMAND-CALLIAT FILS ORFÈVRE A LYON” (Armand-Calliat Hijo, platero en Lyon). De este modo, el báculo se puede vincular a la producción de Joseph Armand-Calliat (1862-1938), hijo del también orfebre y platero Thomas-Joseph Armand-Calliat (1822-1901). Formado en la Escuela de Bellas Artes de Lyon y en el taller de Gourguillon, en 1891 se asoció con su padre en el taller de orfebrería que este regentaba en la ciudad lionesa (Berthod et al., 2015, 84). El origen de este taller se encontraba en el matrimonio formado en 1853 entre Thomas-Joseph Armand y Jeanne Calliat. Esta última había heredado de su padre un taller de platería del que se hizo cargo Thomas-Joseph en compañía de su mujer y su cuñada, rebautizándolo con el nombre de las dos familias: Armand-Calliat (Berthod et al., 2015, 80).
Las producciones de Armand-Calliat pronto destacaron por sus diseños y cuidada ejecución, haciéndose un hueco en las sacristías de los principales santuarios (Lourdes, Montmatre), monasterios (Solesmes) y templos de Francia y Europa, incluido el Palacio Apostólico Vaticano. A esta difusión contribuyeron sin duda las exposiciones universales, como las de 1862, 1867, 1878, 1889 y 1900, en las que Thomas-Joseph fue premiado (Berthod et al., 2015, 80). A su muerte en 1901, se hizo cargo del negocio familiar su hijo Joseph, que es quien firma el báculo del obispo Ilundáin. Este báculo participa de algunas de las novedades que aportó Joseph a la producción del taller lionés, destacando entre ellas la incorporación del lenguaje modernista o el empleo de esmaltes translúcidos (Berthod et al., 2015, 84). No sabemos a ciencia cierta en qué parte del proceso creativo del báculo participó Joseph Armand-Calliart, pero es muy posible que a él pueda adjudicársele el diseño, correspondiendo su ejecución a alguno o algunos de los numerosos artesanos con los que contaba la casa.
Báculo del obispo Eustaquio Ilundáin y Esteban, detalle de la firma del autor: “Armand-Calliat fils orfèvre a Lyon”. Pamplona, parroquia de San Lorenzo. Foto: Alejandro Aranda.
Por otro lado, la información que aporta La Avalancha de que el báculo fue adquirido en la joyería pamplonesa de Viuda de Ferreira nos da una idea de cómo podían gestarse este tipo de piezas. Esta joyería, fundada a mediados del siglo XIX por la familia madrileña de los Ferreira, fue heredada por Pilar Idoate, quien en los años 20 acabó dando un nuevo nombre al negocio que en la actualidad se conoce como Joyería Idoate. Es posible que este establecimiento pudiese ser uno de los “representantes autorizados” de la Casa Armand-Calliat en España, siguiendo la costumbre habitual de la época seguida por algunos grandes talleres. De este modo, el encargo del báculo se llevó a cabo desde esa joyería pamplonesa, a la que acudirían los amigos del nuevo obispo. La joyería, puesta en contacto con el taller lionés, solicitaría algunos diseños. En este sentido, es de subrayar que Armand-Calliat, a diferencia de otras firmas, no debía de disponer de catálogos, sino que su obra era fotografiada a medida que avanzaba la producción, colocándose estas fotografías en álbumes para su consulta (Berthod et al., 2015, 80). De este modo, los amigos de don Eustaquio bien pudieron hacer un encargo a partir de la fotografía de algún báculo elaborado con anterioridad o de algún dibujo realizado ad hoc. Elegido el diseño y hechas las observaciones relativas al escudo de armas del prelado o a determinados detalles iconográficos, la obra se ejecutaría posteriormente en los talleres de Lyon.
El báculo de don Eustaquio Ilundáin
Este es el báculo que, tras la muerte del cardenal Ilundáin en 1937, se conserva en la pamplonesa parroquia de San Lorenzo, en la que el prelado fue bautizado el 21 de septiembre de 1862 (Tovar, 1942, 13). La pieza, realizada en plata dorada y de su color y guarnecida de esmaltes de color verde, azul y amarillo, está formada por una vara circular articulada en dos cañones cilíndricos desmontables rematados por una voluta, también desmontable. Estos cañones se dividen, a su vez, en cuatro secciones separadas por anillos decorados con perlas y motivos esmaltados. La voluta, por su parte, se articula en dos mitades. La primera consiste en una suerte de prolongación de la vara en la que una abigarrada decoración esmaltada enmarca el escudo de armas del obispo Ilundáin, por un lado, y una representación de la Sagrada Víscera, por otro, motivos ambos inscritos en una almendra o mandorla y grabados sobre el metal, combinando en ellos la plata dorada y de su color. Esta parte se remata con una especie de nudo o macolla de forma circular y con las aristas decoradas con perlas que enmarcan motivos esmaltados de color azul y verde. En cada uno de sus cuatro frentes, el nudo acoge sendos escudos con la representación de un jarrón con tres flores, realizada en esmaltes de colores sobre un fondo de plata dorada. Sobre este nudo se yergue la voluta en sí, en la que las formas y motivos vegetales, acentuados por el empleo de esmaltes de color verde y azul combinados con la plata dorada y de su color, son los protagonistas. En medio de la voluta sobresale, como elemento principal, la figura de una paloma.
Báculo del obispo Eustaquio Ilundáin y Esteban, detalle de la voluta. Pamplona, parroquia de San Lorenzo.
Foto: Alejandro Aranda.
En conjunto, el báculo destaca por su elegancia, finura y exquisita ejecución. A pesar de algunos resabios neomedievalizantes, estilísticamente se adscribe al modernismo, tal y como se muestra en el gusto por los motivos geométricos y vegetales combinados con esmaltes de colores entre los que destaca el verde, color por antonomasia del Art nouveau.
El báculo: imagen del prelado
Desde el punto de vista iconográfico, el báculo llama la atención por su riqueza iconográfica, muy en sintonía con las obras producidas por Armand-Calliat, concebidas por sus autores como un “poema místico” (Berthod et al., 2015, 80 y 84). En consecuencia, la pieza refleja el carácter y trayectoria vital del obispo Ilundáin, así como algún detalle relativo a las virtudes que deben caracterizar al buen obispo. En relación a esto último, cabe destacar la paloma de la voluta, que puede tener un significado ambivalente. Por un lado, representaría al Espíritu Santo que debe guiar e inspirar siempre la acción del obispo. Asimismo, en esta pequeña ave estaría también simbolizada la virtud de la humildad, según el consejo que Cristo dio a sus apóstoles –de los cuales son sucesores los obispos– de que fuesen astutos como serpientes y humildes como palomas (Cf. Mt 10,16). No en vano, en el examen que se realizaba al obispo electo en la ceremonia consagración, el consagrante preguntaba al consagrado por su voluntad de conservar en él mismo la humildad y la paciencia y enseñarla a los demás (Fonoll, 1941, 30).
Báculo del obispo Eustaquio Ilundáin y Esteban, detalle del escudo de armas del prelado.
Pamplona, parroquia de San Lorenzo. Foto: Alejandro Aranda.
Pero los motivos más representativos del báculo son los que hacen referencia directa al propio destinatario de la pieza. En este sentido, el elemento parlante por excelencia lo constituye el escudo de armas del prelado, para cuya ejecución debió de proveerse a Armand-Calliat de un sello episcopal que los orfebres franceses reprodujeron exquisitamente. Así, el escudo aparece en el interior de un círculo circundado por la leyenda escrita en caracteres góticos: “D. D. Eustachius Ilundain et Esteban Dei et Apostolicae Sedis gratia episcopus Auriensis” (Señor don Eustaquio Ilundáin y Esteban, por la gracia de Dios y de la Sede Apostólica, obispo de Ourense). En medio se encuentra el escudo inscrito en una cartela de cueros retorcidos coronada por el capelo episcopal de seis borlas escalonadas a cada lado. El escudo se divide en dos cuartelas que representan las armas de Pamplona, a la izquierda, y el anagrama de María con una corona de doce estrellas y la leyenda “Ave María”, a la derecha. Sobre el escudo y dentro de la cartela de cueros retorcidos, aparece un corazón rodeado de espinas y surmontado por una cruz entre llamas que simboliza el corazón de Cristo. Tras la cartela de cueros retorcidos, acolada, se encuentra la mitra flanqueada por la cruz y el báculo. Finalmente, a los pies del escudo, una filacteria contiene el lema episcopal de Ilundáin, tomado de la primera carta de san Pablo a los Corintios (14,20): “Omnia honeste et secundum ordinem fiant” (hágase todo con decoro y orden).
Este conjunto de elementos hace referencia a dos cuestiones fundamentales. En primer lugar, el escudo de armas de Pamplona remite a la capital navarra como lugar de nacimiento y formación sacerdotal de Ilundáin. El propio obispo, conocida su elección para mitra de Orense, dirigió una petición al Ayuntamiento iruñés solicitando su autorización para incluir las armas de Pamplona en su escudo episcopal “como tributo de amor a su pueblo natal y como un timbre de gloria para él, pues se consideraría muy honrado en ostentarlo”. Además, el blasón pamplonés sería un recordatorio del padrinazgo que había ejercido el Ayuntamiento de Pamplona en su consagración episcopal en 1905. Asimismo, según el propio Ilundáin explicaba a sus diocesanos, “el león rampante y las cadenas […] representan la fortaleza que animó a los navarros en la memorable batalla de las Navas de Tolosa, y la cual ansío yo tener hasta exhalar mi último suspiro” (Tovar, 1942, 37). Por su parte, tanto el anagrama de María con su corona de estrellas y su inscripción, como la referencia al Sagrado Corazón presentes también en escudo, eran elementos visibles del amor que profesaba el prelado a la Virgen y al Corazón de Jesús, devoción esta última manifestada en la vida de Mons. Ilundáin, quien durante sus años de estudiante fundó en varios pueblos de Navarra y en el propio Seminario de Pamplona la pía asociación del Apostolado de la Oración del Sagrado Corazón de Jesús, de la que llegó a ser presidente (Tovar, 1942, 16 y 17).
Al igual que sucede con la paloma de la voluta, los cuatro jarrones de flores de la macolla son susceptibles de recibir diferentes lecturas. La primera y más obvia es la de constituir otra referencia más a la devoción mariana de don Eustaquio, pues la jarra de azucenas es uno de los motivos iconográficos marianos prototípicos, alusivo a la pureza y virginidad de la madre de Dios. La segunda lectura que podría hacerse de este motivo es un guiño a la condición que Ilundáin ostentó de canónigo antes de alcanzar la dignidad episcopal, primero como magistral en Ciudad Real y después como arcipreste en Segovia (Tovar, 1942, 18-23). En ambos casos, el escudo de armas de los respectivos cabildos catedrales era el jarrón de azucenas.
FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA
Archivo Municipal de Pamplona. Consultas, libro 145 (1904-1905), ff. 97-98.
BERTHOD, B., FAVIER, G. y HARDOUIN-FUGIER, E., “Armand-Calliat Thomas-Joseph Armand, dit (1822-1901)”, en Dictionnaire des arts liturgiques, Châteauneuf-sur-Charente, Frémur Publications, 2015, p. 80.
BERTHOD, B., FAVIER, G. y HARDOUIN-FUGIER, E., “Armand-Calliat Joseph (1862-1938)”, en Dictionnaire des arts liturgiques, Châteauneuf-sur-Charente, Frémur Publications, 2015, p. 84.
FONOLL OLIVER, I. M., Ritual de a consagración de un obispo, Montserrat, Monasterio de Montserrat, 1941.
“Joyería Idoate: joyería fina y con personalidad con muchos quilates de historia” [consultado: 10/10/2022].
La Avalancha revista ilustrada, n. 241 (24 de marzo de 1905), pp. 75 y 78.
TOVAR GONZÁLEZ, L., Ensayo biográfico del Emmo. Señor Cardenal Ilundáin y Esteban, obispo que fue de orense y arzobispo de Sevilla, Pamplona, Aramburu, 1942.