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La pieza del mes de septiembre de 2022

BANDERA DEL AYUNTAMIENTO DE PAMPLONA

 

Alicia Andueza Pérez
Cátedra de Patrimonio y Arte Navarro

La bandera que aquí analizamos está formada por una doble tela de gro de seda verde y mide 148 x 126 centímetros. Cuenta, tanto en su parte delantera como dorsal, con el escudo de la ciudad de Pamplona bordado al sobrepuesto.

En 1923, con motivo del Quinto Centenario del Privilegio de la Unión, la corporación municipal decidió cambiar la anterior bandera que se encontraba muy deteriorada por el uso. Se acordó que la nueva fuera verde ya que las anteriores lo fueron blanquiazules y blanca. No obstante, consta que las dos primeras banderas de las que se tiene noticia eran de color verde, tal y como se recoge en el primer libro de Actas del regimiento pamplonés, donde se dice que el 13 de junio de 1560 se hizo “una bandera nueva de tafetán con campo verde y un león en él con corona y cadena y orladura dorada de la manera como la otra bandera vieja”, confirmando así también que la anterior era del mismo color verde. Dejando a un lado las diversas cuestiones que se plantearon sobre cuál históricamente debía ser el color de la bandera, en las que hubo polémicas y opiniones diversas de distintos expertos, como se recoge en las actas municipales y en la prensa de la época, lo cierto es que a partir de 1923, y definitivamente en 1930, quedó adoptada la bandera de Pamplona tal y como hoy la conocemos.

De hecho, la pieza que nos ocupa es la misma que se hizo tras tomarse esta disposición, pudiendo datar su tela de fondo en 1923. Los escudos, de la misma fecha que la tela de la bandera, parecen más antiguos, ya que siguen el esquema y modelo de los escudos que portan los paños de los timbales y clarines que se conservan en el Ayuntamiento de Pamplona y que fueron realizados por el bordador zaragozano Francisco Lizuain en 1768. Pero tal y como consta en los fondos del Archivo Municipal de Pamplona, tanto la confección de la bandera, cuya tela se encargó a la ciudad francesa de Lyon –centro sedero europeo por antonomasia–, como los bordados de los escudos, fueron realizados por la Comunidad de las Madres Adoratrices de Pamplona. Estas habían realizado también la anterior bandera del municipio en 1915, además de diversas obras y restauraciones de bordados para distintas iglesias e instituciones a lo largo de su existencia en la ciudad. Asimismo, en septiembre del mismo año 1923, tuvo lugar la bendición de la nueva bandera municipal en la capilla de la Casa Consistorial, tal y como se recogió un día después en Diario de Navarra. Se calificó el trabajo de las Adoratrices “como una labor muy fina y con mucho gusto”.

De esta forma, nos encontramos con una bandera cuyo cuerpo está conformado por un gro de seda, que es una tela de trama suavizada, muy semejante al tafetán, pero de más cuerpo y más gruesa. Sus extremos están decorados por una cenefilla de pasamanería (0,5 cm) de la que parte un flecaje de cordoncillo de oro. En su parte delantera central, campea imponente el escudo de Pamplona bordado sobre una base de lienzo y aplicado al sobrepuesto sobre el tejido de fondo (55 x 43 cm). Este se encuentra inserto en una tarja de rocalla y rematado por una majestuosa corona. En el centro y rodeado en su bordura con las cadenas de Navarra sobre gules, se sitúa un león pasante en plata lampasado y armado de gules, rematado por corona real y sobre fondo color crema con pequeños toques azules, en lugar del campo azur oficial y habitual de las armas de la ciudad.

El hilo de oro amarillo y el oro viejo se combinan en las distintas técnicas de puntos de oro, alternándose las zonas bordadas en oro picado –técnica por la cual el hilo recorre el anverso y reverso del motivo creando una superficie lisa, en este caso sobre cierto relieve–, con las diversas variantes del oro llano como la hojuela o los setillos, el bordado de canutillo o la labor de cordoncillo de oro delimitando algunos contornos. La zona que rodea el escudo está realizada mediante un entramado de hilo de oro y seda amarilla, mientras que el fondo del mismo conforma un dibujo de ajedrezado a base de seda color crema y pequeñas puntadas casi imperceptibles de azul. El león, por su parte, está bordado al picado en plata sobre una base de cartón y su melena está elaborada con cordoncillo de plata. Al hilo de seda de colores lo encontramos, además de en conjunción con el hilo metálico, formando por medio del punto liso sobre una labor de empasillado, las piedras de la corona amarillas y rojas a modo de bodoques. Los distintos puntos utilizados y los realces de algunas zonas que se asientan sobre una preparación en basto crean diversos efectos de volumen y modelado, así como zonas más mates y otras más brillantes, según la incidencia de la luz en ellas. El conjunto se remata con una piedra roja engarzada en la parte superior del escudo.

En la parte dorsal de la bandera, se representa, también en su zona central, el reverso de las armas de la ciudad de Pamplona (52 x 43 cm): las cinco llagas sangrantes que Jesús recibió en su martirio en la cruz, rodeadas por la corona de espinas, y que hacen alusión al voto solemne que en 1599 realizó el regimiento al librarse de una epidemia de peste. De esta manera, sobre un fondo de raso blanco, aparecen las cinco llagas bordadas al pasado en seda carmesí mediante punto de matiz o sedas de matices, que va creando una graduación de diversas tonalidades. Por otro lado, la corona de espinas que rodea el escudo está confeccionada con hilo entorchado de plata sobredorada que se aplica al picado sobre una superficie con cierto relieve.

El pendón se completa con un retal de tela a modo de banda que se coloca en la parte superior del mástil mediante una lazada. Está formado por el mismo gro de seda verde y cuenta también con la cenefilla de pasamanería de la que parte el flecaje de oro.

En cuanto a su estado de conservación, es preciso indicar que el peso del bordado y la ligereza de la tela sobre la que se asienta, así como el paso del tiempo y la propia posición de la bandera, han provocado que el tejido se haya rasgado en algunas de las zonas que rodean el escudo. Los desgarros se centran sobre todo en la parte delantera, ya que es allí donde se concentra mayor labor de bordadura. La tela está rasgada también en la zona que cubre el mástil. El tejido se encuentra además sucio y descolorido debido a su uso procesional. La cenefilla de pasamanería que recorre sus bordes está en algunas zonas descosida y se ha perdido parte del flecaje. Los escudos bordados, por su parte, se conservan en un buen estado general, aunque pueden observarse algunos hilos sueltos y zonas recosidas.


FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA

Archivo Municipal de Pamplona, Libros de Actas Municipales, Libranzas y Hemeroteca. Agradecemos a Javier Marquínez Hermoso de Mendoza la ayuda prestada.

ANDUEZA PÉREZ, A., “Paños de clarines y timbales”, Pamplona y San Cernin, 1611-2011, IV Centenario del voto de la ciudad, Pamplona, Ayuntamiento de Pamplona, 2011, pp. 130-131.

ANDUEZA PÉREZ, A., El arte al servicio del esplendor de la liturgia: El bordado y los ornamentos sagrados en Navarra. Siglos XVI-XVIII, Pamplona, Gobierno de Navarra, 2017.

DÁVILA CORONA, R. M.ª y otros, Diccionario histórico de telas y tejidos, Junta de Castilla y León, 2004.

MARTINENA RUIZ, J. J., “El ritual cívico-religioso del municipio: Pamplona”, en MARTÍN DUQUE, A. (dir.), Signos de identidad histórica para Navarra, t. II, Pamplona, Caja de Ahorros de Navarra, 1996, pp. 105-120.