23 de enero de 2008
Algunas pinturas religiosas de Diego Velázquez
D. Alfonso R. Gutiérrez de Ceballos. "Instituto Diego Velázquez", CSIC
Velázquez, a tenor de las últimas investigaciones documentales sobre su vida, fue un pintor que, por sus origenes familiares y circunstancias personales, fue un pintor que sintió con sinceridad y profundidad los asuntos religiosos que le fueron confiados. Por consiguiente no deja de ser un apriorismo la idea de Ortega y Gasset de que el artista se sintió incómodo realizando pintura religiosa. Una de estas pinturas, la de "Cristo flagelado y el alma cristiana", ejecutada con hondura e íntimo sentimiento en la personificación del alma en la figura de un niño que contempla con enorme compasión la escena, certifica que su autor comulgaba con el tema que estaba pintando. El cuadro "Cristo Crucificado", en el Museo del Prado, es quizás la mejor expresión de toda la pintura religiosa española, entre otras razones porque Velázquez, por ser de ascendencia portuguesa por patre de padre, se sintió de alguna manera implicado en la ocasión que debió dar origen al encargo del cuadro Unos judíos portugueses habían azotado ferozmente en Madrid en 1631 una imagen esculpida de Cristo Crucificado, lo que motivó que, como reparación a tan terrible sacrilegio, don Jerónimo de Villanueva, secretario de estado de Felipe IV, le confiase una pintura de ese tema para su fundación de las Benedictinas de San Plácido en Madrid. Finalmente la "Coronación de Nuestra Señora",en la que el pintor compaginó perfectamente el sentido religioso con el empaque de la etiqueta cortesana, fue encargada por el cardenal Borja para completar el ciclo de la vida de la Virgen, que mucho antes, cuando vivía en Roma había encomendado a Alessandro Turchi y había enviado como regalo a la reina Isabel de Borbón, ciclo que pendía de las paredes de su capilla en el Alcázar de Madrid, y al que únicamente faltaba la representación de este último misterio mariano para completarla.
Diego Velázquez, "Cristo Crucificado" (Museo del Prado)
Diego Velázquez, "Coronación de la Virgen" (Museo del Prado)