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La casa se encuentra situada a poca distancia del río Suquía y de la estación de trenes del barrio Alta Córdoba, dentro de un pequeño lote urbano de 105m2 bien conectado

Dada la reducida superficie del terreno (7m x 15m), se opta por una solución vertical, organizando el programa en una serie de plantas superpuestas que permiten optimizar el programa. Se rechaza cualquier jerarquía especial a fin de convertir la vivienda en un sistema abierto y flexible, de múltiples conexiones, proclamando una impresión de fluidez, continuidad y libertad. La planta baja libre se ofrece como un lugar estimulante, abierto a albergar una gran diversidad de actividades, optimizando la totalidad del terreno. La escalera de acceso se ubica sobre el final del lote, a fin de invitar a recorrer el espacio antes de ingresar al interior de la vivienda en el primer nivel, donde se encuentra el área de estancias de uso compartido: sala de estar, cocina, comedor y terraza en doble altura. La intención es posibilitar una conexión visual entre ambos lados del angosto terreno para, de esta manera, favorecer la sensación de amplitud y generar un efecto de continuidad espacial. Un juego de escaleras superpuestas permite recorrer y comprender la espacialidad de la construcción trasladando a los niveles superiores los dormitorios, rematando en una terraza que ofrece vistas al barrio. La fachada orientada hacia la calle se define por ser una secuencia de capas entre dentro y fuera, entre lo público y lo privado. El límite adquiere espesor mediante una cortina vegetal que aromatiza todos los ambientes y un sistema de parasoles de hormigón premoldeado que define una expresión de privacidad e intimidad. La propuesta alienta la idea de habitar cerca de los núcleos urbanos con un mínimo impacto de movilidad, a fin de alcanzar unos óptimos parámetros de sostenibilidad.