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Como en toda arquitectura vernácula, la tradición constructiva de Cafayate, localidad donde este edificio se ubica, obedece a la técnica y materiales disponibles en el lugar así como a su clima, caracterizado por veranos cálidos e inviernos secos. 

Los patios y galerías, interpretación de las culturas originarias y herencia de la colonia, están siempre presentes como espacios intermedios que sirven como transición entre un ámbito y otro, cuyas funciones que pueden ser sociales o privadas, de esparcimiento o de trabajo, y además regulan la temperatura entre los ambientes. En este contexto, con el Salón de usos múltiples para el Balneario Municipal de Cafayate se buscó proyectar un lugar integrado al paisaje construido y natural existente que sirviera asimismo como un elemento para propiciar el encuentro entre los residentes de la zona. En base a estas premisas se planteó un edificio que se relacionara de forma frontal y directa con la piscina, que enmarcara un viejo algarrobo existente y que, a manera de reinterpretación de la galería tradicional, proyectara un gran espacio para uso exterior semicubierto como extensión natural del interior del edificio. A través de la cubierta y las transparencias de la carpintería se proyectó un espacio único con dos sectores bien diferenciados entre sí, uno exterior y uno interior, que en su conjunto dan respuesta a la gran flexibilidad de usos planteada por el edificio. Construido de manera sencilla y económica, el cerramiento exterior se resuelve incorporando a la construcción tradicional materiales de producción industrial. La carpintería se realizó con caños metálicos estructurales y perfiles L, con paños cortos de carpintería y vidrios de poca sección, resolviendo así la estructura, la carpintería y los parasoles mediante un solo elemento.