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La ubicación de la capilla dentro del Parque de la Cruz de Santa Ana explica el desafío planteado por este proyecto: generar un espacio religioso destinado a formar parte de un entorno recreativo y turístico.

El lugar elegido para situar esta nueva construcción fue un claro existente en la selva, con una diferencia de cota de 15 metros entre el camino de acceso y la capilla. Esta diferencia de altura fue salvada mediante rampas peatonales, que permiten llegar a la plaza de acceso. Además de configurar un atrio, esta plaza constituye en sí misma espacio desde donde poder contemplar el paisaje. La posición elevada por encima del camino principal de la terrazaatrio aísla este ámbito del circuito turístico, permitiendo la realización de ceremonias a las que pueda concurrir una cantidad de fieles superior a las que permite su aforo interior. El ingreso a la capilla se produce de forma perpendicular al eje, permitiendo así al visitante ocasional atravesar la nave sin interferir con el propio ámbito de oración. En un nivel inferior se ubican los servicios y la sacristía, a fin de independizar su funcionamiento La geometría surge de la doble tensión entre las vistas hacia la Cruz y la relación con la terraza-atrio lateral. Cuando la capilla es vista desde lejos, el contraste entre los materiales que la componen (muros de piedra basáltica, envolvente blanca e interior de madera) es enfatizado.