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Esta segunda residencia se encuentra en la localidad de Cachagua, en un terreno esquina de 1.075m2 junto a un humedal y a cien metros de distancia de Playa Grande. 

La casa consta de tres niveles. En el primero se ha situado un gran volumen, macizo y pesado. Está concebido como un gran sólido de piedra coral, esculpida y socavada que responde a las necesidades del programa de usos y relación con el entorno. El acceso a la vivienda se ubica en la parte central. El programa de dependencias domésticas públicas se sitúa en el sur, abriéndose hacia el patio principal poniente, acompañado por un primer nivel de terraza y un quincho-comedor. Hacia oriente, la casa se cierra a fin de quedar resguardada del flujo peatonal y vehicular de de la calle vecina. Una gran losa de hormigón tableado cruza el cielo del living- comedor. Desde ella se descuelgan unas grandes vigas de durmiente, que incorporan la iluminación principal de este ámbito. Sobre esta losa, el segundo nivel de terraza se abalcona al patio principal. Los dormitorios se orientan al norte, extendiéndose su programa a través de un amplio patio que se divide en dos zonas: una dura, de conchuela y durmiente; otra, vegetal colindante con el humedal. Sobre el macizo pétreo y los dormitorios se posa un segundo volumen de menor tamaño donde se albergan el dormitorio principal y sus dependencias y una terraza privada. La cara norte se abre buscando las vistas del entorno circundante. La cara sur se cierra hacia el patio principal, entregando privacidad. El tercer nivel de terraza se sitúa sobre este volumen, con una vista en 360° que busca la conexión con el mar. Una gran escalera exterior conecta los tres niveles de terraza, permitiendo la vinculación de estos espacios e incrementando la superficie útil del patio. El proyecto se funde con el terreno a través de incisiones y quiebres que conforman ámbitos verdes controlados, potenciando la relación entre interior y exterior.