Autores

En un terreno plano de trazo irregular con frente pequeño y fondo amplio, colindante con cinco vecinos y con riesgo de inundación, se plantea una vivienda modular elevada del terreno natural, dejando las áreas sociales al centro. Estas zonas principales están rodeadas de patios que funcionan como filtros de privacidad y vistas.

La casa procura que todos sus espacios tengan vista al menos a uno de los patios para ventilarlos e iluminarlos, cuidando la privacidad con una fachada de muros ciegos de ladrillo y elementos de madera que sirven como filtros entre la transparencia del cristal y el interior. La repetición de un módulo estructural en tres dimensiones resuelve la totalidad de espacios de la vivienda. La optimización del material, las medidas del terreno y los espacios interiores libres requeridos definen las dimensiones de las unidades. Vigas y columnas metálicas de 6 metros de largo configuran el módulo a repetir. La sucesión de estos módulos, cargados por columnas metálicas, permite grandes espacios continuos, subdivididos por algunos muros no cargadores, con el fin de hacer una vivienda flexible en el tiempo que pueda adaptarse a diferentes configuraciones y usos. El rigor de la modulación en la estructura permite gran flexibilidad en el diseño, posibilitando amplios espacios comunicados en planta baja que se pueden abrir por completo a los patios, borrando por momentos la diferencia entre interior y exterior. El hormigón visto en losas, los muros dobles de ladrillo y los grandes ventanales cierran el sistema. La estructura de acero y los muros son elementos independientes, marcos metálicos funcionan como conexión entre estas piezas. La utilización de ladrillo doble permitió resolver algunos detalles de la casa de forma peculiar. Uno de ellos fue el zoclo, metálico en el interior y de ladrillo en el exterior; también las puertas, sin marco con remates resueltos con el mismo ladrillo.