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Santiago Hermida defiende su tesis ‘Design thinking, método, enfoque y herramientas de diseño para mejorar la educación en medicina’

La tesis fue dirigida por la doctora Marta Ferrer Puga y el profesor de marketing de la Facultad de comunicación, Jorge del Río Pérez

El pasado viernes 15 de noviembre, Santiago Hermida defendió su tesis doctoral titulada ‘Design thinking, método, enfoque y herramientas de diseño para mejorar la educación en medicina: proyectos en la Universidad de Navarra’. 

El Design Thinking (DT) es un enfoque innovador de resolución de problemas que se ha implementado en la educación médica (EM) de la Universidad de Navarra desde 2016, con el propósito de transformar tanto la enseñanza de grado como de posgrado. El método busca fomentar habilidades prácticas, multidisciplinarias y centradas en la colaboración, elementos esenciales en la formación de profesionales de la salud. En su tesis, Santiago busca evaluar la validez del DT como una metodología efectiva en la educación médica, profundizar en los problemas y actores del ámbito educativo, identificar oportunidades de mejora y co-crear soluciones adaptadas a las necesidades específicas de estudiantes y docentes. 

Santiago, nos cuenta cómo ha sido el proceso de investigación y qué ha aprendido de él:

¿Qué te motivó a investigar la aplicación del Design Thinking (DT) en la educación médica?

—Tuve la suerte de conocer el Design Thinking en 2010, mientras cursaba un máster donde ya nos hablaron de esta metodología. Meses después, como parte de las actividades del máster, viajé a San Francisco para conocer empresas innovadoras y su ecosistema, lo que me llevó a Stanford y a la d.school de esa universidad, considerada la cuna del Design Thinking. Desde entonces no he dejado de leer, practicar y formarme en esta metodología. Por otra parte, mi conexión con la medicina tiene una raíz personal: mi esposa es médica y también profesora en la facultad de medicina. Compartir nuestras pasiones de forma mutua terminó desembocando, de manera casi inevitable, en aceptar que tenía sentido aprovechar esta metodología innovadora para tratar de mejorar la educación médica.

¿Qué destacarías del proceso de aprendizaje durante la realización del doctorado?

—Que siempre hay algo nuevo que aprender. Aprender siempre es interesante y valioso, y  aceptar que alguien pueda enseñarte algo que desconoces, incluso en los niveles más altos, es una lección clave. Por otro lado, el doctorado es exigente en muchos aspectos. Uno de los mayores aprendizajes es sobre uno mismo: gestionar emociones, organizar el trabajo y superar desafíos personales. Además, toca enfrentarse al síndrome del impostor; al generar contenido original, pasas por momentos de euforia, miedo y dudas. Aprender a gestionar esas emociones también forma parte del proceso.

¿Qué consideras que fue lo más difícil al realizar tu doctorado?

—Probablemente la gestión del tiempo. Compatibilizar el doctorado con mi trabajo y mi familia ha sido un desafío. Durante estos años he tenido que priorizar horas y horas de estudio, escritura y desarrollo de proyectos para dar forma y contenido a la tesis final. 

Tras haber presentado tu tesis, ¿con qué te quedas después de estos años de doctorado?

—Me quedo con la experiencia completa. Lo bonito, sin lo duro, no tendría tanto valor. He aprendido mucho, no solo sobre el tema de investigación, sino también sobre comunicación, preparación, colaboración, negociación, gestión del tiempo y muchas otras cosas. Por supuesto, valoro enormemente el apoyo de mi familia. Mi esposa e hijos han estado a mi lado, cada uno a su manera, y mi esposa en particular ha sido un gran pilar durante este proceso.En resumen, me quedo con el orgullo de haber asumido este reto y haberlo llevado a buen puerto. Como todo desafío, tuvo momentos buenos y otros no tanto, pero siempre es importante rodearse de buenos compañeros de viaje.

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