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Voluntariado internacional con corazón enfermo

REPORTAJE

01 | 03 | 2022

Facultad de Enfermería

Texto

Nueve estudiantes de la Facultad de Enfermería viajaron como voluntarias el verano pasado a Tanzania, Honduras y Bolivia.

«Cuando decides hacer un voluntariado, vas con la idea de ayudar a la gente, pero realmente vuelves habiendo recibido más de lo que tú podrías dar nunca». Esto es algo en lo que coinciden Ainhoa Aldunate (ENF ‘21), María Jiménez (ENF ‘22) y Ana Uranga (ENF ‘22), tres de las nueve alumnas de Enfermería que el pasado verano viajaron a Tanzania y Honduras gracias a los proyectos de voluntariado internacional organizados por la Facultad de Enfermería junto con Tantaka.  A continuación han querido repasar su experiencia.

Ainhoa y María han estado colaborando como voluntarias en el colegio Blue Sky School en Arusha, una ciudad al norte de Tanzania. A este centro acudían 900 niños, de los cuales 200 vivían allí. «Como enfermeras, nuestra labor era realizar los chequeos básicos de salud de los niños», explica María Jiménez. «Por las tardes visitábamos a personas mayores vulnerables de la zona e intentábamos ayudarles con lo que necesitasen», añade Ainhoa.

«De esta experiencia de voluntariado internacional vuelves siendo otra persona. Solo puedo decir Asante sana (que significa muchas gracias en swahili)», concluye Ainhoa Aldunate.


 

En Blue Sky School coincidieron también con otras alumnas de la Facultad, Ane Rodríguez (ENF ‘21) y Marina Salvador (ENF ‘22). La organización encargada del colegio también gestiona un Social Center, en el que se imparten clases para adultos. «Otra parte de nuestro voluntariado consistía en preparar talleres de educación para la salud que luego impartíamos en el colegio o en este centro social», cuenta María.

Hasta Honduras voló Ana Uranga, alumna de 4º de Enfermería, para ayudar como voluntaria en el hospital de San Lorenzo, un municipio de casi 50.000 habitantes al sur del país. «Como había muchos pacientes y poco personal, ayudábamos con las tareas propiasde enfermería», explica Ana. Pero sobre todo, «dedicábamos tiempo a los pacientes, hablábamos con ellos y acompañábamos a sus familiares», añade.

Además de lo que esta experiencia les ha aportado a nivel personal, también les ha enseñado muchas cosas útiles para su formación como enfermeras. Las tres voluntarias coinciden en la importancia de aprovechar y valorar los recursos limitados que se tienen en Honduras o Tanzania. «Aunque teníamos pocos materiales, siempre intentábamos sacar el máximo de ellos para darle los mejores cuidados al paciente», recalca Ana. Por su parte, María destaca también el haber podido tratar de cerca enfermedades poco comunes en España. «Una patología que en España puede solucionarse en cuestión de horas, en estos países puede suponer la muerte o, en el mejor de los casos, acarrear con ella toda la vida», añade Ainhoa.

«Nadie debería perderse una experiencia como la que hemos podido vivir nosotras. No es un voluntariado cualquiera, sino que es como si hicieras unas prácticas de la Universidad en otro país», resume Ana. María insiste en la importancia de que cada uno ponga su granito de arena, ya que «el mundo está lleno de gente que tiene algo que aportar, y no hay que dejar de poner de nuestra parte». «De esta experiencia de voluntariado internacional vuelves siendo otra persona. Solo puedo decir Asante sana (que significa muchas gracias en swahili)», concluye Ainhoa.

Los proyectos de voluntariado internacional de la Facultad de Enfermería se llevan a cabo en colaboración con Tantaka, el banco de tiempo y solidaridad de la universidad. Además, se organizan otros voluntariados de proximidad para que los estudiantes puedan colaborar durante el año. Si estás interesado en participar en alguna de las iniciativas solidarias, puedes consultarlas en esta página.