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El portahelicópteros ‘NAM Atlântico’ [Marinha do Brasil]
Informe SEGURIDAD REGIONAL AMERICANA, SRA-2023 / Versión del artículo en PDF
° El cambio de un portaviones, en su día adquirido a Francia, por un portahelicópteros, comprado en 2018 al Reino Unido, adecúa las capacidades a los objetivos estratégicos.
° La brasileña va camino de pasar de ser una flota de “aguas verdes” a una de “aguas azules”, con presencia permanente más allá de sus aguas territoriales.
° En 2022 Brasil participó en varios ejercicios fluviales con las armadas de países vecinos, remarcando el liderazgo propio del país más extenso y con más ríos de Sudamérica.
Durante los últimos años, la Armada brasileña (Marinha do Brasil) ha demostrado claras ambiciones de convertirse en la marina más fuerte de Latinoamérica, con un aumento de inversiones en su flota de superficie y submarina, y una creciente proyección hacia el Atlántico Sur. Tradicionalmente considerada una flota con capacidades únicamente costeras, Brasil se ha fortalecido en los últimos años hasta convertirse en una de las más importantes del subcontinente. Su capacidad de proyección se extiende hacia dos dimensiones de la seguridad naval: las operaciones marítimas en el Atlántico Sur, y las operaciones fluviales en aguas del continente.
En este artículo se repasa, en primer lugar, la evolución de los activos y principales unidades de la Armada hasta el día de hoy, seguido de una breve introducción a la geopolítica del Atlántico Sur y sus principales actores, y terminando con las operaciones fluviales que Brasil ha desempeñado en estos últimos años en aguas del continente.
La Marinha do Brasil
Durante el periodo comprendido entre 1996 y 2005, Brasil dio de baja un total de 21 buques de su Armada, dejándola así en una situación de baja capacidad de proyección. Sin embargo, esto no impidió que la Armada tomara parte en distintas misiones, destacando la participación de cuatro de sus buques (’Mattoso Maia’, ‘Almirante Gastao Motta’, ‘Río de Janeiro’ y ‘Bosísio’) en una misión de paz de Naciones Unidas a Haití. A este periodo, no obstante, siguió otro de progresivo crecimiento y nuevas adquisiciones que fueron devolviendo progresivamente la capacidad de aspirar a ser una de las Armadas más dominantes del subcontinente como es a día de hoy.
Más recientemente, 2023 comenzó con el hundimiento intencionado de su único portaviones, el ‘CV Sao Paulo’. Fuera de servicio desde 2018, la baja definitiva de este buque que fue comprado a Francia en el año 2000 fue compensada con la compra a la Marina Real británica, ese mismo año, del antiguo buque anfibio (o Landing Helicopter Dock, en términos precisos) ‘HMS Ocean’, rebautizado como ‘NAM Atlântico’. Este buque, que ahora destaca como uno de los más lúcidos y fuertes de la Armada brasileña con capacidad para 18 helicópteros, necesitó sendas reparaciones en su hangar y su cubierta de vuelo, además de actualizaciones en sus sistemas de comunicación. Ahora, además de ayudar a vigilar las aguas territoriales nacionales en busca de pesca ilegal o tráfico de drogas, el buque sin duda dotará a la Armada de una mayor predisposición a participar en misiones humanitarias como la del Líbano.
Entre las últimas adquisiciones para la Armada, las nuevas fragatas de la clase Tamandaré, que serán entregadas a la Armada entre 2025 y 2028, dotarán a esta de mayor capacidad de proyección en el Atlántico Sur. Tanto estas como el ‘NAM Atlântico’ otorgarán a Brasil mayores capacidades en su camino a convertirse una armada con grandes aspiraciones de proyección en el Atlántico Sur. Como apunta Wilder Sánchez, “la adquisición del portahelicópteros Atlántico, junto al programa de submarinos ProSub y la corveta Tamandaré, son ejemplos de las aspiraciones de la Armada Brasileña de convertirse en una verdadera armada de aguas azules en el siglo 21”.
A la hora de diferenciar entre armadas de distinto calibre, una de las clasificaciones más utilizada es la de Todd-Lindberg, que distingue entre flotas de “aguas azules” y una de “aguas verdes”, teniendo éstas a su vez varias subcategorías. La primera, en la que entran marinas del calibre de Estados Unidos, Francia o China (y España), supone una capacidad de proyección que va más allá de la mera defensa de sus aguas territoriales y su litoral. Por el contrario, una flota de aguas verdes se centra únicamente en la defensa de sus aguas territoriales. En el caso de la Armada brasileña, se trata de una flota de aguas verdes, en camino de convertirse en una de aguas azules a través del aumento y fortalecimiento de sus activos navales.
Las ambiciones brasileñas han de ser entendidas en el contexto geopolítico del Atlántico, que ha experimentado durante los últimos años una creciente atención.