Aspiraciones atlánticas y progreso naval de la Marinha do Brasil

Aspiraciones atlánticas y progreso naval de la Marinha do Brasil

ARTÍCULO

14 | 04 | 2023

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El hundimiento provocado a principios de 2023 del único portaviones que tenía la Armada brasileña simboliza su foco en la proyección sobre el Atlántico Sur

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El portahelicópteros ‘NAM Atlântico’ [Marinha do Brasil]

Informe SEGURIDAD REGIONAL AMERICANA, SRA-2023 / Versión del artículo en PDF

 

° El cambio de un portaviones, en su día adquirido a Francia, por un portahelicópteros, comprado en 2018 al Reino Unido, adecúa las capacidades a los objetivos estratégicos.

° La brasileña va camino de pasar de ser una flota de “aguas verdes” a una de “aguas azules”, con presencia permanente más allá de sus aguas territoriales.

° En 2022 Brasil participó en varios ejercicios fluviales con las armadas de países vecinos, remarcando el liderazgo propio del país más extenso y con más ríos de Sudamérica.

 

Durante los últimos años, la Armada brasileña (Marinha do Brasil) ha demostrado claras ambiciones de convertirse en la marina más fuerte de Latinoamérica, con un aumento de inversiones en su flota de superficie y submarina, y una creciente proyección hacia el Atlántico Sur. Tradicionalmente considerada una flota con capacidades únicamente costeras, Brasil se ha fortalecido en los últimos años hasta convertirse en una de las más importantes del subcontinente. Su capacidad de proyección se extiende hacia dos dimensiones de la seguridad naval: las operaciones marítimas en el Atlántico Sur, y las operaciones fluviales en aguas del continente.

En este artículo se repasa, en primer lugar, la evolución de los activos y principales unidades de la Armada hasta el día de hoy, seguido de una breve introducción a la geopolítica del Atlántico Sur y sus principales actores, y terminando con las operaciones fluviales que Brasil ha desempeñado en estos últimos años en aguas del continente.

La Marinha do Brasil

Durante el periodo comprendido entre 1996 y 2005, Brasil dio de baja un total de 21 buques de su Armada, dejándola así en una situación de baja capacidad de proyección. Sin embargo, esto no impidió que la Armada tomara parte en distintas misiones, destacando la participación de cuatro de sus buques (’Mattoso Maia’, ‘Almirante Gastao Motta’, ‘Río de Janeiro’ y ‘Bosísio’) en una misión de paz de Naciones Unidas a Haití. A este periodo, no obstante, siguió otro de progresivo crecimiento y nuevas adquisiciones que fueron devolviendo progresivamente la capacidad de aspirar a ser una de las Armadas más dominantes del subcontinente como es a día de hoy.

Más recientemente, 2023 comenzó con el hundimiento intencionado de su único portaviones, el ‘CV Sao Paulo’. Fuera de servicio desde 2018, la baja definitiva de este buque que fue comprado a Francia en el año 2000 fue compensada con la compra a la Marina Real británica, ese mismo año, del antiguo buque anfibio (o Landing Helicopter Dock, en términos precisos) ‘HMS Ocean’, rebautizado como ‘NAM Atlântico’. Este buque, que ahora destaca como uno de los más lúcidos y fuertes de la Armada brasileña con capacidad para 18 helicópteros, necesitó sendas reparaciones en su hangar y su cubierta de vuelo, además de actualizaciones en sus sistemas de comunicación. Ahora, además de ayudar a vigilar las aguas territoriales nacionales en busca de pesca ilegal o tráfico de drogas, el buque sin duda dotará a la Armada de una mayor predisposición a participar en misiones humanitarias como la del Líbano.

Entre las últimas adquisiciones para la Armada, las nuevas fragatas de la clase Tamandaré, que serán entregadas a la Armada entre 2025 y 2028, dotarán a esta de mayor capacidad de proyección en el Atlántico Sur. Tanto estas como el ‘NAM Atlântico’ otorgarán a Brasil mayores capacidades en su camino a convertirse una armada con grandes aspiraciones de proyección en el Atlántico Sur. Como apunta Wilder Sánchez, “la adquisición del portahelicópteros Atlántico, junto al programa de submarinos ProSub y la corveta Tamandaré, son ejemplos de las aspiraciones de la Armada Brasileña de convertirse en una verdadera armada de aguas azules en el siglo 21”.

A la hora de diferenciar entre armadas de distinto calibre, una de las clasificaciones más utilizada es la de Todd-Lindberg, que distingue entre flotas de “aguas azules” y una de “aguas verdes”, teniendo éstas a su vez varias subcategorías. La primera, en la que entran marinas del calibre de Estados Unidos, Francia o China (y España), supone una capacidad de proyección que va más allá de la mera defensa de sus aguas territoriales y su litoral. Por el contrario, una flota de aguas verdes se centra únicamente en la defensa de sus aguas territoriales. En el caso de la Armada brasileña, se trata de una flota de aguas verdes, en camino de convertirse en una de aguas azules a través del aumento y fortalecimiento de sus activos navales.

Las ambiciones brasileñas han de ser entendidas en el contexto geopolítico del Atlántico, que ha experimentado durante los últimos años una creciente atención.

Geopolítica del Atlántico Sur

Las adquisiciones anteriormente mencionadas apuntan a un marcado deseo por parte del gobierno brasileño de tomar la iniciativa en el Atlántico Sur. Tales ambiciones se han de enmarcar en el contexto geopolítico de dicha región. Esta, flanqueada por la Antártida en el sur, Latinoamérica en el oeste y África occidental en el este, suele también subdividirse en cuatro subregiones.

Su extremo norte, situado en lo que se puede denominar la línea que divide el Atlántico Norte y el Sur, es la región más estrecha. Con la costa africana en un lado, y las Guayanas y el norte de Brasil en el otro. En esta región, el desafío más importante para la seguridad marítima ha sido desde hace años el tráfico de armas y narcóticos. Más hacia el sur, dividiendo el centro entre el extremo oriental (África) y el Occidental (América), se aprecian marcadas diferencias entre uno y otro lado.

En el extremo occidental, Brasil, Uruguay y Argentina abarcan toda la costa del nuevo mundo. Los tres países son, en términos generales, estables y pacíficos; pero Brasil, con su Política Nacional de Defensa, es el que más intención ha mostrado de querer liderar en la región. Frente a esta estabilidad, la costa africana en el extremo opuesto presenta un mayor número de estados (Senegal, Guinea, Guinea Bissau, Liberia, Costa de Marfil y Sierra Leona), pero ninguno con capacidad o tamaño suficiente para aspirar a tener un liderazgo sólido en la región; y en muchos casos con gobiernos inestables.

A medida que se desciende hacia el cuerno de África, se encuentran estados de mayor tamaño, caracterizados por un mayor potencial económico y militar derivado de sus grandes reservas minerales (República Democrática del Congo, Angola, Namibia o Sudáfrica). Aunque Sudáfrica ha mostrado deseos de liderazgo, ninguno de estos países presenta ambiciones de dominio regional.

Por último, la sección más al sur del Atlántico se encuentra delimitada por la Patagonia y las Malvinas, la Antártida y el extremo más al sur del continente africano. En este sector, la disputa política por la soberanía de las Malvinas, o la carrera por controlar los recursos del polo sur, son algunos de los rasgos más característicos. Las Malvinas están situadas estratégicamente en un lugar favorable para controlar la región, al igual que Punta Arenas o Ushuaia. En esta última, existe la posibilidad de que el Ejército de Liberación chino esté barajando la opción de construir una base militar que otorgaría a Pekín una privilegiada posición, próxima a la Antártida y al Estrecho de Magallanes que conecta el Atlántico y el Pacífico.

En este contexto, Brasil se encuentra ahora con capacidad de ir progresivamente aumentando sus aspiraciones de proyección naval, pero para lo que también necesita de aliados en la región (como la OTAN o Marruecos), que proporcionen una mayor conciencia estratégica de lo que muchos denominan el amplio Atlántico (Wider Atlantic). A la hora de cooperar, precisamente, Brasil cuenta ya con experiencia regional para fortalecer la seguridad marítima en otro tipo de aguas: las operaciones fluviales.

Operaciones Fluviales: el otro frente

En paralelo a su crecimiento y progresión como una de las armadas más fuertes del continente suramericano, Brasil tiene también un rol muy significativo en lo que se conocen como operaciones fluviales. Como su propio nombre indica, estas operaciones son las que se desarrollan en ríos y lagos, en vez de en el mar. De esta forma, la Marinha do Brasil se presenta también como una de las líderes continentales a este respecto. Muchas de estas áreas se encuentran fuertemente afectadas por el narcotráfico, que utiliza a menudo el transporte marítimo para trasladar la mercancía.

Para contrarrestar estas actividades, algunas de las armadas del continente realizan también ejercicios y maniobras para proteger esas aguas, normalmente internas, si bien en ocasiones marcan la frontera con alguno de los países vecinos. En julio de 2022, Brasil, Colombia y Perú participaron en una nueva edición del ejercicio fluvial conocido como Bracolper (formado por las iniciales de sus tres integrantes). Este tiene como objetivo fundamental fortalecer los lazos entre dichas armadas para luchar contra el narcotráfico, la explotación medioambiental, tráfico de fauna y flora local, o la minería ilegal en la región.

Un par de meses más tarde, en septiembre de 2022, tuvo lugar en la hidrovía que conecta Paraguay y Paraná el ejercicio Acrux X, una de las operaciones de estas características más grandes a día de hoy. En él participaron las Armadas de Brasil, Argentina y Uruguay, junto a las de Bolivia y Paraguay en calidad de observadoras. Brasil, que aportó 192 militares y los buques ‘Parnaíba’ y ‘Potengi’, realizó junto a los demás participantes ejercicios de asalto, acciones de control de tránsito fluvial, y operaciones especiales. A través de estos ejercicios, Brasil y los demás países contribuyen a fortalecer la seguridad fluvial a lo largo de la región, que se encuentra severamente afectada por las actividades ilícitas previamente mencionadas.

Esta vertiente de la seguridad naval de Brasil, en la que, como hemos dicho, es también uno de los protagonistas a nivel continental, lo convierten en un actor fundamental para la seguridad fluvial y marítima del continente. De esta forma, la Armada brasileña se perfila como una de las más fuertes de Latinoamérica, con serias aspiraciones a convertirse en uno de los principales actores marítimos del Atlántico Sur. Sus adquisiciones más recientes, así como sus planes de construcción para el futuro cercano, vaticinan un Atlántico en el que ver buques con la bandera del “Ordem e Progresso” será cada vez más común. Así, Brasil tiene en su mano la oportunidad de asentarse como uno de los principales garantes de seguridad regional en el continente suramericano. A este respecto, y considerando la creciente importancia del continente para la seguridad atlántica en términos generales, convendría valorar cómo de deseable sería establecer una sólida cooperación entre Brasil y la Alianza Atlántica; a la que no le vendrá mal apoyarse en el gigante latinoamericano para asegurar un Atlántico más seguro.