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Depósitos de etanol junto a un campo de caña de azúcar [imagen creada por IA]
La producción de biocombustibles está ganando protagonismo en la transición hacia un futuro más sostenible. En este contexto, Brasil, reconocido como una potencia agrícola, se perfila no solo como uno de los mayores productores mundiales, sino también como un actor clave en el desarrollo de biocombustibles para la industria aeronáutica, un sector que necesita ser más verde a la hora de volar.
Los biocombustibles representan una alternativa energética renovable que promete disminuir la dependencia de los combustibles fósiles y mitigar el impacto ambiental del transporte. Dentro de este panorama destaca el etanol, un tipo de biocombustible que se obtiene a través de la fermentación de materiales ricos en azúcares o almidones, como el maíz, la caña de azúcar y otros cultivos agrícolas. El etanol se usa como oxigenante para la gasolina, ya que mejora el rendimiento del motor y reduce la contaminación. Además, el etanol puede transformarse en otros tipos de combustibles, como el combustible sostenible de aviación (SAF, por sus siglas en inglés), capaz de reducir las emisiones de CO2 hasta un 80% en comparación con el queroseno convencional.
La producción de etanol en Brasil alcanzó un récord histórico en 2023, el último año con datos cerrados. Según el Anuario Estadístico Brasileño del Petróleo, el Gas Natural y los Biocombustibles 2024, Brasil produjo un total de 35.400 millones de litros de etanol, lo que representa un aumento del 15,5% respecto al año anterior. Brasil es actualmente el segundo mayor productor mundial de etanol, superado sólo por Estados Unidos, que lidera el mercado con una producción de 58.820 millones de litros en 2023. Mientras el etanol estadounidense se deriva mayoritariamente del maíz y se destina principalmente al transporte terrestre, Brasil se distingue por usar caña de azúcar como materia prima, lo que le otorga una ventaja en términos de eficiencia. A efectos comparativos, una hectárea de caña de azúcar puede generar 7.500 litros de etanol, frente a los 3.000 litros que genera una hectárea de maíz.
Además del etanol, el biodiésel es otro pilar importante en la matriz de biocombustibles de Brasil. Este biocombustible, producido a partir de aceites vegetales como el de soja o grasas animales, también alcanzó una cifra récord de producción en 2023, con 7.800 millones de litros, lo que representa un crecimiento del 10% respecto al año anterior. Otros grandes productores de biocombustibles como la Unión Europea centran su producción en biodiésel, derivado principalmente de aceites vegetales como la colza y aceites reciclados. Por su parte, China ha orientado sus inversiones hacia la producción de biocombustibles derivados de desechos agrícolas.
En el mercado interno brasileño, el etanol se comercializa como etanol puro (E100; etanol hidratado) o mezclado con gasolina (E27; etanol anhidro), bajo el marco de la política RenovaBio. Implementada en 2017, esta iniciativa ha consolidado el etanol como un componente clave en los compromisos de Brasil bajo el Acuerdo de París. La producción de etanol en Brasil también ha sido impulsada por otras políticas gubernamentales que promueven el uso de biocombustibles. En octubre, el Congreso aprobó la ley n.º 528/2020 “Combustible del Futuro”, que establece la obligación de las compañías aéres a usar un mínimo de 1% de combustible verde en sus operaciones nacionales a partir de 2027, entre otras medidas.