Imágenes satelitales
No hubo más detalles al respecto hasta que el 1 de julio de 2024 el Center for Strategic and International Studies (CSIS), uno de los principales think-tanks de Washington, publicó un informe con imágenes de satélite que desvelaban la existencia de hasta cuatro emplazamientos de instalaciones espías de China en Cuba para la captación de señales de inteligencia (SIGINT), varias de ellas especialmente sofisticadas.
De acuerdo con ese informe, tres de los emplazamientos localizados se encuentran en las cercanías de La Habana (Bejucal, Wajay y Calabazar), mientras que el otro se halla próximo a El Salao, a unos 100 kilómetros de la base estadounidense de Guantánamo. Algunas de las instalaciones, comparándolas con fotos previas, se observaban en construcción, y tanto en Bejumal como en El Salao se apreciaba el diseño de una configuración de antenas parabólicas conocido como Circulary Disposed Antenna Array (CDAA): antenas dispuestas circularmente que, en su comunicación, son altamente efectivas en determinar el origen y la dirección de las señales de alta frecuencia detectadas.
Según las imágenes facilitadas, el emplazamiento más desarrollado era el de Bejumal, acerca del cual, en su progresiva construcción, ya apareció mencionado en informaciones publicadas en 2017 y 2018, además de que a él se refirió vagamente el actual secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, en unas declaraciones de 2016 como senador especialmente atento a la actualidad cubana. Se trata del lugar que fue el epicentro de la crisis de los misiles de 1962, pues ahí se habían almacenado las armas nucleares que la URSS había llevado secretamente a la isla.
Es posible, como sugiere el informe del CSIS, que varias de esas instalaciones comenzaran a construirse desde comienzos de siglo, si bien una mayor operatividad no habría sido alcanzada hasta los años mencionados. En el caso de El Salao, el salto cualitativo se habría dado en 2021.
En brazos de China
Las informaciones que vinculan a China con las instalaciones SIGINT en Cuba han sido rechazadas por los funcionarios chinos. Por su parte, el gobierno de Miguel Díaz-Canel, basándose en un acuerdo de la CELAC de 2014 que declara a América Latina y el Caribe como una ‘zona de paz’, niega la existencia de un pacto militar con China.
La inteligencia estadounidense no tiene dudas de que se trata de tecnología operada por China. Cuba no dispone de satélites propios que permitan el aprovechamiento de los sistemas instalados. Por otra parte, frente a una Rusia con menor fuelle financiero, China está dispuesta a un pago generoso por unas capacidades de espionaje en la máxima proximidad posible de Estados Unidos que le resultan importantes en su rivalidad con Washington. Para el gobierno del PCC, esa presencia en Cuba podría representar una manera de contrarrestar la presión estadounidense en el Mar de China Meridional: el Caribe es el mar meridional de Estados Unidos y la ‘injerencia’ de ese país en Taiwán se ve replicada por la de Pekín en Cuba.
Las graves dificultades económicas que sufre la isla caribeña han empujado al régimen castrista a intentar buscar un nuevo salvavidas exterior. Si la caída de la URSS situó a Cuba en un ‘periodo especial’ de gran miseria, el fin de la sustantiva ayuda que luego ha prestado Venezuela y la frustración del benefactor acuerdo con la Administración Obama han exacerbado las deficiencias del sistema económico cubano arrojando al os cubanos a un nuevo periodo especial. Ante esta situación crítica, que en realidad ameritaría serias reformas, el gobierno de Miguel Díaz-Canel se atrinchera abogando por poner nuevamente en práctica las estrategias de la Guerra Fría.
El Southcom en alerta
La revista ‘Diálogo’, la publicación divulgativa del Comando Sur, insistió en la cuestión de las antenas chinas en septiembre de 2024, asegurando que China “expande” su red de espionaje en Cuba, aunque sin nueva información específica respecto a la aportada meses antes por el CSIS. La publicación menciona el informe‘Evaluación Anual de Amenazas’, de la oficina del director Nacional de Inteligencia de Estados Unidos, publicado en febrero del año pasado, donde se alerta sobre los planes del Ejército Popular de Liberación de China de establecer bases militares en el extranjero, incluyendo Cuba.
El tono del señalamiento de la amenaza que supone China para EEUU en la región se vio incrementado en la comparecencia del jefe del Southcom ante el Congreso (en esta ocasión ante el Senado) el 13 de febrero de 2025. El almirante Alvin Hosley indicó que Latinoamérica y el Caribe “está en la primera línea de una contienda decisiva y urgente para definir el futuro de nuestro mundo”. “China está atacando los intereses de Estados Unidos desde todas las direcciones, en todos los dominios, y cada vez más en el archipiélago caribeño, una cadena de islas potencialmente ofensiva”, agregó. Según indicó, “mientras Estados Unidos mira hacia el Lejano Oriente, China está arando terreno fértil en nuestro sur”; así que no se logra “competir adecuadamente aquí y ahora”, la región quedará bajo influencia de “los principales rivales autoritarios de Estados Unidos”.
De todos modos, el tono y las maneras utilizadas por la nueva Administración Trump en su relación con sus vecinos latinoamericanos no marca una voluntad de competir “adecuadamente” por ganar una influencia positiva en la región.