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Submarino chino clase Yuan, visitado por un mando de la Armada estadounidense en el puerto de Zhoushan en 2011 [US Navy]
El notable progreso de la Armada china se está dando también en la flota de submarinos. A pesar de que la Navy estadounidense ha quedado ya por debajo de su contraparte china en número de barcos, la superioridad de la fuerza naval estadounidense sigue siendo clara: no solo en cuanto a portaviones y sus grupos de batalla –algo que, en cualquier caso, se supone que los chinos podrán igualar con el tiempo–, sino también en el específico campo de la guerra submarina, donde EEUU lleva una ventaja tecnológica que a Pekín le puede costar algo más alcanzar. Pero a China le basta con poblar de submarinos los mares que la rodean para intentar alejar de allí a la floja americana. El desarrollo de submarinos chinos más silenciosos puede conducir al mismo ‘juego’ de la Guerra Fría que popularizó “La caza del Octubre Rojo”.
El océano Pacífico separa Asia y América y es el escenario privilegiado, aunque en absoluto único, de la rivalidad entre sus respectivas dos grandes potencias. La emergencia de China está llevando también a una rivalidad naval que está convirtiendo en potencia marítima lo que históricamente solo fue una potencia terrestre. Después de 25 años de modernización de sus Fuerzas Armadas, la Armada del Ejército Popular de Liberación ha superado en número de navíos a la estadounidense.
En su último informe sobre la capacidad militar de la República Popular China, el Pentágono atribuía a su rival a finales de 2021 una flota de batalla de 355 barcos (incluidos los submarinos), mientras que la de EEUU se compone a día de hoy de 295 embarcaciones, según el Vessel Naval Register del Departamento de Defensa. Y la diferencia irá en aumento ya que, de acuerdo con los cálculos estadounidenses, los chinos podrán alcanzar los 420 barcos en 2025 y los 460 en 2030, mientras que en EEUU el Pentágono aún no ha logrado del todo el compromiso político para llegar a los 400 que pretende.
El número total de buques de guerra no es ciertamente la mejor manera de contrastar las capacidades militares de ambas potencias, en una comparación en la que, al menos de momento y desde luego por cierto tiempo, EEUU mantiene su superioridad no solo en tonelaje, sino también en poder de fuego y sofisticación tecnológica. Se suele citar, por ejemplo, que frente a los 11 portaviones estadounidenses, China tiene solo 2 (está construyendo el tercero). Pero el dominio de EEUU también se concreta en materia de submarinos, aunque a finales de 2021 los dos países disponían del mismo número de unidades, 68, de acuerdo con el Pentágono.
El informe de Defensa estadounidense que analiza las capacidades militares chinas especifica que la Armada del Ejército Popular de Liberación ha puesto una «alta prioridad» en modernizar su flota de submarinos. No obstante, “su fuerza estructural continúa creciendo modestamente mientras madura su fuerza, integra nuevas tecnologías y expande sus astilleros”. Según este cómputo, China cuenta con 6 submarinos de misiles balísticos de propulsión nuclear, 6 submarinos de ataque también de propulsión nuclear y 46 submarinos de ataque con motor diésel. El Pentágono cree que China se mantendrá entre los 65 y 70 submarinos a lo largo de esta década, simplemente reemplazando algunas unidades más viejas por otras más avanzadas.
Mientras que el grueso de la flota de submarinos china son unidades con motor diésel, todas las unidades de EEUU son de propulsión nuclear. La Navy cuenta con 14 submarinos de misiles balísticos (SSBN-726) y 4 de misiles guiados (SSGN-726). Los otros 50 son de ataque (3 SSN-21, 28 SSN-688 y 19 SSN-774).
A la hora de comparar ambas fuerzas también hay que tener en cuenta otros aspectos no propiamente materiales o tecnológicos, como por ejemplo el hecho de que China tiene una nula experiencia en operaciones marítimas globales, con una capacidad de despliegue y reabastecimiento en curso aún muy deficientes. Pero si bien esto le imposibilita de momento emprender operaciones ambiciosas más allá de sus fronteras costeras, no le impide constituir ya una seria amenaza para países cercanos como Taiwán. Así, en relación con esa isla, China sería totalmente capaz de desplegar su masiva cantidad de buques en una cantidad de tiempo reducida antes de que los estadounidenses pudieran presentarse con la fuerza suficiente para afrontar la situación, como se destaca desde el IISS.
Precisamente con la inutilización de la actual superioridad submarina de EEUU es como empieza Ghost Fleet, una novela estudiada los últimos años en las escuelas de guerra estadounidenses que analiza la próxima guerra entre Washington y Pekín. La obra plantea que para desactivar el peligro naval de EEUU, China necesita primero dejar fuera de combate los submarinos más avanzados de su rival. Así es como podría tomar Taiwán y también vencer a la potencia que un día fue calificada de ‘indispensable’.