El AUKUS y la no proliferación nuclear: ¿Aliados o enemigos?

El AUKUS y la no proliferación nuclear: ¿Aliados o enemigos?

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01 | 03 | 2023

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La transferencia de submarinos de propulsión nuclear a Australia se beneficia de una laguna del TNP que puede ser aprovechada por otros, en un clima de mayor tensión internacional

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Ceremonia conjunta con Australia en el USS Wasp, un buque de asalto anfibio multipropósito de la Armada de EEUU [US Navy]

La prevista adquisición de submarinos de propulsión nuclear por parte de Australia, país sin capacidades nucleares –ni civiles ni militares­–, ha creado controversia porque aporta presión al Tratado de No Proliferación. Si bien este Tratado cuenta con una laguna que abre la puerta a este tipo de desarrollos, hasta ahora ningún país sin disponer de la bomba atómica había contado con submarinos de propulsión nuclear. Australia se compromete a no transportar misiles nucleares –que, en su acuerdo, ni Washington ni Londres contemplan traspasar–, pero el hecho de que los australianos aumenten significativamente sus capacidades militares puede llevar a una carrera de armamentos en el Indo-Pacífico e incentivar que otros países aprovechen también la misma laguna del TNP.

El acuerdo AUKUS es una alianza estratégica militar entre Australia, Reino Unido y Estados Unidos, anunciada en septiembre de 2021. Entre sus objetivos se encuentra el fortalecimiento de las capacidades defensivas de los tres estados parte, en aspectos como la tecnología militar o la inteligencia artificial. El aspecto del AUKUS que más ha centrado la atención se refiere al compromiso de traspasar a Australia submarinos de propulsión nuclear, algo a lo que tienen acceso pocos países: Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido, Francia e India. Los tres países han hablado después de compartir además otro tipo de capacidades.

Más allá de que el acuerdo defensivo supone priorizar el área del Indo-Pacífico, oponiendo a China una alianza de países dispuestos a marcar de cerca la asertividad creciente de Pekín, el interés internacional del pacto tiene que ver también con una de las deficiencias del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) de 1968, conocida como ‘naval loophole’ o ‘laguna jurídica naval’.

Cuando se elaboró el TNP, el objetivo principal de Estados Unidos era la participación del mayor número posible de países, de forma que obligara a casi toda la comunidad internacional. Dado que importantes aliados deseaban no cerrarse posibilidades para una mejora de sus capacidades estratégicas de navegación, finalmente se prefirió que el TNP contara con cierta indeterminación jurídica en torno a componentes militares no explosivos, como es el caso de la propulsión nuclear para submarinos, algo de lo que los negociadores del TNP eran plenamente conscientes. En la actualidad, esta laguna está siendo fuertemente cuestionada por el uso abusivo que algunos estados parte del Tratado podrían darle, a raíz del interés manifestado anteriormente por Brasil de disponer de submarinos de propulsión nuclear o de las pretensiones del programa nuclear de Irán.

El compromiso de Australia

El acuerdo AUKUS pone el foco de atención en el artículo 3.2 del TNP, sobre las medidas de verificación y salvaguardas por parte del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). En concreto, ese artículo establece que ningún estado proporcionará: “a) materiales básicos o materiales fisionables especiales, ni b) equipo o materiales especialmente concebidos o preparados para el tratamiento, utilización o producción de materiales fisionables especiales, a ningún Estado no poseedor de armas nucleares, para fines pacíficos (...)”. Los submarinos de propulsión nuclear entran dentro de la consideración de material militar no explosivo, que no es mencionado en este listado de prohibiciones.

Con motivo de los 60 años de su ratificación del TNP, Australia ha expresado su compromiso a no disponer de armas nucleares. Si bien los submarinos que obtendría gracias a la transferencia de EEUU y Reino Unido tendrían capacidad de transportar misiles nucleares, Australia insiste en que eso no ocurrirá, sujetándose a la prohibición expresa en este caso del TNP.

Sin embargo, mediante la adquisición de los submarinos previstos en el acuerdo del AUKUS, Australia se consolidaría como uno de los países no poseedores de armas nucleares que tiene en sus manos instrumentos de propulsión nuclear. Esto ha creado cierta inquietud en el mundo de la no proliferación, pues dichos propulsores probablemente funcionarán con uranio muy enriquecido (HEU), como es el caso habitual de los submarinos estadounidenses y británicos, en vez del uranio poco enriquecido (LEU) que utilizan los franceses. Se trata de una consideración importante, dado que el HEU puede destinarse al desarrollo de armamento nuclear, como estamos viendo en el estrecho seguimiento del OIEA a la acumulación por parte Irán de uranio cada vez más enriquecido, mientras el LEU en ningún caso cuenta con esa opción alternativa.

Todo esto sucede en un momento de cambios y tensiones en la geopolítica mundial en el que las grandes potencias nucleares parecen mover sus peones en una disputada partida de ajedrez que configura el orden internacional actual. Sacar provecho de la laguna jurídica del artículo 3.2 del TNP podría acabar siendo un inconveniente para los estados del AUKUS, pues otros países podrían seguir el ejemplo.

Posibles consecuencias

La puesta en marcha del AUKUS puede poner en duda la aplicación real del TNP y tener consecuencias negativas para los objetivos de no proliferación nuclear. Alegar una doble moral de los estados poseedores del arma atómica es la excusa perfecta para quienes pretendan un desarrollo nuclear sin un control efectivo. Siendo Estados Unidos, Reino Unido y Australia tres de los países que más han apoyado e insistido en la no proliferación nuclear, tendrán que mantenerse al tanto de las posibles consecuencias del traspaso o desarrollo de este tipo de submarinos. De no ser así́, podrían contribuir a la gestación de una nueva Guerra Fría de marcado carácter nuclear, dejando abierta la posibilidad de una ulterior proliferación, especialmente horizontal.

Además, las acciones de Estados Unidos y Reino Unido también muestran una clara intención de posicionarse estratégicamente en el área del Indo-Pacífico, que fácilmente podría incitar una respuesta regional defensiva ante la creciente participación de nuevos estados con capacidades nucleares. La posesión de este tipo de submarinos otorga a los estados una capacidad estratégica significativa para ejercer influencia sobre la región.

El OIEA tiene la gran responsabilidad de vigilar rigurosamente el desarrollo del acuerdo AUKUS para evitar acciones encubiertas o que fomenten la proliferación nuclear con fines militares. De forma similar, Estados Unidos, el Reino Unido y Australia deben tener presente los objetivos y fines esenciales del TNP, y actuar con la mayor transparencia posible. Estados Unidos se presenta como pieza clave para la cooperación internacional, y no sería conveniente ofrecer motivos que deterioren su posición como potencia global.