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Portada del libro de Lucas Martín Serrano ‘Visión global. Un mundo en constante evolución’ (Amazon, 2021) 333 páginas
La invasión de Ucrania por parte de Rusia ha abierto una nueva etapa geopolítica mundial. Aunque lógicamente ‘Visión global’, del teniente coronel Lucas Martín Serrano, jefe del Grupo de Obtención por Sistemas Terrestres del Regimiento de Inteligencia del Ejército español, no incluye la nueva guerra que tiene lugar en el Este de Europa, pues el libro se publicó en noviembre de 2021, las dinámicas internacionales que presenta son las que han llevado a este conflicto y las que alimentan también la rivalidad estratégica entre Estados Unidos y China. El nuevo orden al que estamos llegando se ha ido conformando en las últimas décadas y a ellas presta atención la obra de Martín Serrano.
‘Visión global’ es resultado tanto de la investigación como de la experiencia profesional del autor en el campo de las relaciones internacionales y de la seguridad. Es un compendio detallado de los principales acontecimientos que han ido condicionando la geopolítica mundial desde la caída del muro de Berlín hasta ahora. Al abordar los conflictos más relevantes de cada región, el libro destaca elementos entrelazados que permiten entender que las acciones de una potencia en un determinado lugar y en un momento preciso acaban teniendo consecuencias a nivel internacional.
El volumen arranca con una breve reflexión sobre el comienzo del siglo XXI y los atentados del 11-S y cómo estos han condicionado la geopolítica mundial en los años siguientes. Esos acontecimientos dieron protagonismo a nuevos actores internacionales –desde países, como China o Emiratos Árabes Unidos, a actores no estatales, como Al Qaeda o el Daesh– que se sumaron a otros ya existentes, como las Naciones Unidas y la OTAN. Todos ello fue conformando un escenario cada vez más complejo y enrevesado, reflejado no solo en las relaciones diplomáticas entre países sino también en la economía, la sociedad, etc.
Después de esta visión general, el libro pasa a analizar los acontecimientos más significativos de cada región. En el caso de África, el autor comienza narrando el conflicto de Darfur aprovechando su experiencia personal, entre los años 2005 y 2006, como parte de la misión AMIS II de la Unión Africana en colaboración con la Unión Europea. Se trata de un conflicto que ha desaparecido del foco de los medios, pero sigue vivo. Dos de los tres actores principales, Sudán y Etiopía, continúan siendo países muy inestables, con constantes conflictos nacionales y provinciales, condiciones ideales para que los radicales islamistas expandan su ideología creando un conflicto de grandes dimensiones. Marruecos y Argelia, por su parte, tratan de disputarse la posición de potencia regional. Las preocupaciones de Rabat están centradas en la política antiterrorista, la prevención del extremismo religioso violento y el control de la inmigración ilegal. Se trata de un país, según Martín Serrano, que está aprendiendo a desenvolverse con gran agilidad en la arena internacional. Su intención es establecerse como actor predominante en la región, papel que ha desarrollado Argel hasta ahora; eso le ha llevado a regresar a la Unión Africana y a disminuir su dependencia de la Unión Europea, que le supone un lastre y disminuye su margen de maniobra. Por último, cerrando el recorrido por África, el autor repasa la situación de Mali y su evolución negativa debido a la escasa efectividad de la Unión Europea en no haber impulsado medidas más efectivas para mejorar la gobernanza y la confianza de los malienses en sus instituciones.
Por otro lado, Oriente Medio sigue presentando un futuro incierto, especialmente Irán. El autor se pregunta sobre cuáles son los verdaderos objetivos de Teherán en la región y cómo va a actuar para alcanzarlos. Es cierto que durante los últimos años su posición se ha visto debilitada, sobre todo tras la muerte a manos de EEUU del general Qassem Suleimani. No obstante, la reciente colaboración con Corea del Norte en el desarrollo de misiles balísticos ha hecho saltar las alarmas ya que podría poner en peligro el débil equilibro alcanzado en los últimos meses de 2020.
Martín Serrano pone especial atención en la emergencia de Emiratos Árabes Unidos como potencia geopolítica. Se trata de un país que cuenta con el apoyo de EEUU y de otros miembros del G8 por su importancia económica, lo cual fortalece su papel también como potencia política y militar. Finalmente, Israel se ha establecido como un país fuerte, próspero y dinámico, con un gran potencial en sectores como la industria de defensa, los cultivos sobre terrenos áridos, la alta tecnología o el sector farmacéutico, lo que ha favorecido sus relaciones con los países vecinos. El capítulo sobre Oriente Medio concluye describiendo la situación actual en la región como de calma tensa, destacando que los actores están midiendo mucho sus movimientos, ya que continúa siendo una zona muy inestable.
En cuanto a la situación de Rusia y su relación con la OTAN, Martín Serrano señala la guerra híbrida como el principal reto para Occidente. La técnica utilizada por Putin en 2014 en la península de Crimea tomó desprevenida a la comunidad internacional y supuso un antes y un después en lo referente a la forma de hacer guerra. Era la primera vez que se materializaba el concepto de “amenaza híbrida” o “zona gris” de una forma tan evidente y clara, lo que ha llevado a los estados y a actores como la Unión Europea o la OTAN a volcar gran parte de su actividad en la distinción e identificación de este tipo de hostilidades, habitualmente difíciles de discernir o esclarecer. Aunque la guerra planteada ahora por Putin en Ucrania tiene mucho de campaña tradicional, más allá de la insistencia en el arte de la desinformación, lo cierto es que la amenaza híbrida sigue siendo un reto para la seguridad en Occidente.
El libro finaliza esta visión global con un análisis de Turquía y el Mediterráneo Oriental. Tras años de máxima tensión en la zona debido a los conflictos en Siria y Libia, que conllevaron constantes roces entre tropas rusas, turcas y estadounidenses, la situación se ha ido calmando. El autor señala, además, la importancia del salto cualitativo dado por la industria de defensa turca. Hasta ahora Ankara ha sabido jugar muy bien sus cartas con la Unión Europea, la OTAN, Rusia y sus países vecinos de Oriente, además de que su ubicación geográfica le permite tener un papel protagonista, sobre todo en un tema de máxima preocupación para Europa: el gas. La posibilidad de encontrar nuevos yacimientos gasísticos en el Mediterráneo Oriental puede reavivar las tensiones latentes en la zona, aumentando la influencia de Turquía.
Para concluir, el libro se refiere el impacto de la pandemia en el ámbito de las relaciones internacionales y cómo, casi dos años después de su eclosión, se puede afirmar que ha cambiado el mundo, las relaciones entre las personas y, por supuesto, las relaciones entre naciones. Parece que las consecuencias de la pandemia seguirán afectándonos todavía un tiempo y habrá quien trate de aprovechar la situación para alcanzar sus intereses. Sin embargo, el autor destaca que la posición en el tablero de las grandes potencias ha variado muy poco. Sí que es cierto que las tensiones entre EEUU y China han aumentado, y que se ha puesto en entredicho la solidaridad de los países de la Unión Europea debido a la crisis económica que afecta a sus miembros y debido a los conflictos en el Este de Europa, donde Rusia ha estado actuando de manera muy asertiva.
Esa asertividad rusa, destacada por Martín Serrano, es la que después, impreso ya ‘Visión global’, ha llevado a Putin a invadir Ucrania, sin que de momento quede claro dónde pretende parar su avance hacia el Oeste europeo.