Los feminicidios bajan ligeramente en México

Los feminicidios bajan ligeramente en México tras rayar los mil anuales en el mandato de AMLO

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20 | 03 | 2025

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Con Sheinbaum se ha vuelto a cifras previas al comienzo del sexenio de su antecesor, aunque la violencia en el país sigue siendo alta y la situación inestable

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Claudia Sheinbaum en el arranque de su campaña presidencial en el Zócalo de la Ciudad de México [EneasMx]

INFORME SRA 2025 / [ Versión en pdf ]

√ La guerra a los cárteles de Calderón conllevó un alza de los homicidios en general; los feminicidios bajaron con Peña Nieto, pero las estadísticas empeoraron con López Obrador.

√ El arraigado machismo en la sociedad mexicana, agravado con los códigos de los narcotraficantes, explica en parte la perdurabilidad del problema.

√ La dificultad de definir el feminicidio y los cambios en el sistema de cómputo oficial da lugar a números divergentes que alimentan la desconfianza social.

El contexto de violencia en México tiene en la tasa de feminicidios una alarmante manifestación. Las cifras del gobierno mexicano muestran una ligera mejora, aunque el descenso es lento y el número de mujeres asesinadas sigue siendo elevado. Hace diez años, los asesinatos de mujeres en los que el género estuvo entre las motivaciones del atacante habían alcanzado un mínimo de 28 mensuales (en mayo de 2015). A partir de ahí se produjo una contante escalada hasta llegar a los 112 al mes (mayo de 2021), que significó un tope del que se está bajando en una curva descendente.

Así, el mandato de Andrés Manuel López Obrador fue el sexenio en el que más feminicidios se registraron (un total próximo a los 5.500, rayando varias veces los mil anuales, aunque los números varían según las fuentes). Hacia el final de la presidencia de AMLO, que confluyó en septiembre de 2024, las cifras de homicidios en general mejoraron, y así ocurrió también específicamente con los feminicidios, de forma que los primeros meses de Claudia Sheinbaum no han supuesto una sustancial variación, si bien podría esperarse que continúe la tendencia de descenso. En enero de 2025 se contabilizaron 54 feminicidios, la segunda cota más baja en siete años.

Femicidio y entorno cultural

Según ONU Mujeres, los feminicidios pueden definirse como el “asesinato intencional con una motivación relacionada con el género, que puede estar impulsado por roles de género estereotipados, discriminación hacia mujeres y niñas, relaciones de poder desiguales entre mujeres y hombres, o normas sociales perjudiciales”. Dicho esto, la epidemia de feminicidios en México puede atribuirse a normas culturales profundamente arraigadas en el machismo, una lucha constante con los cárteles de la droga, así como a un gobierno negligente que continúa otorgando impunidad a los perpetradores, ignorando la crisis. Por lo tanto, se crea un panorama violento donde la violencia de género prospera y la justicia sigue siendo esquiva.

El gobierno mexicano define el machismo como un conjunto de actitudes y comportamientos que violan injustamente la dignidad de las mujeres en comparación con los hombres, a menudo asociado con normas de género profundamente arraigadas y perpetuadas por aspectos culturales inamovibles. Según una cita de este sitio web oficial, “los estereotipos sobre el machismo constituyen ingredientes críticos del capital simbólico utilizado por los mexicanos comunes. Para muchos, el machismo se considera parte constitutiva del patrimonio nacional de México”. Esto se traduce directamente en la dinámica social y familiar, donde se considera que el hombre tiene derecho a gestionar las interacciones y la vida de las mujeres.

Esto conduce a altas tasas de violencia de género generalizada. Un informe gubernamental indica que en 2021 el 70,1% de las mujeres a nivel nacional reportaron haber sufrido violencia de género. La categoría más alta es la psicológica, con una tasa del 51,6%, seguida de las agresiones sexuales con un 49,7%, la violencia física con un 34,7% y, finalmente, la discriminación económica con un 27,4%. Esto es especialmente preocupante considerando que más del 40% de los perpetradores de feminicidios son familiares, exparejas o las propias parejas. Los casos de violencia doméstica también han mostrado un mayor nivel de violencia en el acto mismo, siendo los métodos más comunes el estrangulamiento o el apuñalamiento repetido. Esto demuestra la naturaleza personal del acto y, por lo tanto, la dinámica de poder desequilibrada que perpetúa el machismo.

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Número de feminicidios en México. Las cifras marcadas corresponden a los meses de enero (más el mes con menor y mayor registro) [Gob. de México]

Relación con los cárteles de droga

Se estima que los ingresos anuales de los cárteles de la droga mexicanos rondan los 35.000 millones de dólares, lo que no solo incrementa la delincuencia generalizada, sino también los feminicidios en las regiones afectadas. Estos grupos dependen en gran medida de la violencia y la intimidación generalizadas. En muchos casos, los feminicidios que involucran a perpetradores vinculados a los cárteles se dedican a actos de terrorismo no solo contra rivales, sino también con el propósito de reforzar las normas de género y castigar la deshonra percibida. Las mujeres cercanas a los miembros de estas organizaciones, o aquellas que simplemente residen en zonas dominadas por los cárteles, a menudo enfrentan mayores riesgos, especialmente porque la violencia de género se utiliza como método para afirmar el poder y el control dentro de las comunidades, y porque la trata y la explotación de personas son prácticas comunes dentro de las organizaciones ilegales.

Existe una clara relación entre el aumento de la actividad de estos grupos y el aumento de las tasas de feminicidio. Un ejemplo de feminicidio relacionado con un cártel fue el hallazgo de cinco cadáveres de mujeres en Cuautla a finales de 2022. Los cuerpos desmembrados fueron descubiertos en bolsas por toda la ciudad y tres de ellos tenían inscripciones manuscritas que afirmaban que los asesinatos formaban parte de un plan de venganza contra un cártel rival. Además, este caso, como muchos otros, sigue sin resolverse, ya que es común que las autoridades mexicanas ignoren los asesinatos por motivos de género.

Impunidad y falta de rigor

En México, la tasa de impunidad de los feminicidios es alarmantemente alta; se estima que alrededor del 92% de los feminicidios permanecen impunes. Las cifras de femicidios lógicamente son inferiores al total de mujeres y niñas asesinadas, pero muchas veces hay sospecha de falta de rigor en el cómputo: las autoridades mexicanas se muestran reticentes a procesar los casos de feminicidio debido a la corrupción y la falta de recursos. Las investigaciones a menudo carecen de la financiación, la capacitación y el personal necesarios para perseguir adecuadamente este tipo de casos penales. Esto pone en peligro la eficacia de las autoridades a la hora de reunir pruebas, realizar investigaciones y, en última instancia, procesar a los responsables. Como se mencionó anteriormente, alrededor del 90 % de los casos permanecen sin resolver o simplemente se descartan.

Además, las autoridades mexicanas se apresuran a clasificar erróneamente lo que deberían considerarse casos de feminicidio como suicidios o accidentes. Grupos de derechos humanos han documentado que muchos feminicidios no son reconocidos como tales por las fuerzas del orden. Esto, una vez más, resulta en investigaciones que carecen de rigor y atención a los patrones de violencia contra las mujeres. Durante su mandato, al ser preguntado sobre el sonado caso de Ingrid Escamilla (asesinada por su pareja), López Obrador dijo a periodistas que no quería que “los feminicidios distrajeran la atención de la rifa”, en referencia a una rifa que organizó su administración en torno a la venta del avión presidencial, ridiculizando masivamente la crisis nacional en su conjunto y demostrando la frivolidad en la que se tratan estos casos.

Como primera presidenta de México, Sheinbaum no parte de un récord muy positivo. Durante su gestión como jefa de gobierno de la Ciudad de México, los feminicidios aumentaron un 7,7%, si bien el contexto general de violencia era algo más extremo. Está por ver qué eficacia tiene el giro que está dando respecto a López Obrador a la hora de afrontar los asuntos de seguridad (está dejando de lado el ‘abrazos y no balazos’ de su antecesor). No obstante, sigue sin abordar los problemas sistémicos del machismo y la corrupción en las fuerzas del orden, que aseguran la persistencia de la violencia de género y la impunidad hacia los perpetradores.