Los parches económicos en Cuba crean condiciones para acentuar la desigualdad

Los parches económicos en Cuba crean condiciones para acentuar la desigualdad

ARTÍCULO

28 | 04 | 2025

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Las limitadas reformas no tiran de la economía mientras que generan desigualdades entre la población

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Calle de La Habana [Ansalmo Juvaga]

El gobierno cubano no logra aliviar la grave crisis económica que sufre la isla. Las medidas puestas en marcha, como las adoptadas en este 2025, no solo tienen escaso resultado, sino que además crean condiciones para un aumento de la desigualdad social, que el propio Partido Comunista de Cuba ha admitido como problema. La dolarización parcial de la economía remarca diferencias sociales; el fin de la libreta de abastecimiento abre la puerta a una descentralización en el acceso a algunos alimentos que puede generar discriminaciones territoriales; el tímido desarrollo del sector privado está siguiendo pautas raciales, contra lo que fue siempre el discurso oficial del régimen.

Los mínimos datos estadísticos que ofrece Cuba, así como su opacidad en la información censal hacen difícil determinar los desequilibrios socioeconómicos que experimentan los cubanos. Como estado comunista, el régimen castrista siempre ha asegurado haber superado las desigualdades estructurales derivadas del sistema capitalista, pero —además de las ventajas habituales obtenidas por quienes pertenecen a la nomenclatura— las nuevas medidas económicas puestas en marcha para intentar superar la grave crisis que atraviesa la isla están creando las condiciones para acentuar la desigualdad.

A comienzos de 2025 el gobierno de Miguel Díaz estrenó una dolarización parcial de la economía cubana ante la ineficacia de medidas previas que el régimen ha ido estableciendo los últimos años. En 2021 ya puso en marcha una reforma monetaria que eliminaba el peso convertible, moneda paralela al peso cubano normal que buscaba un aprovechamiento de un cambio menos desfavorable frente al dólar, pero el Gobierno no obtuvo los avances buscados La esperanza era la atracción de divisas, pero el mal comportamiento de un turismo que no ha recuperado las cifras previas a la pandemia de Covid-1, ha llevado al régimen a dar un paso más hacia el dólar, admitiendo su libre utilización en determinados ámbitos. Con ello se pretende recaudar parte de las divisas que de otra manera circulan de forma irregular e incentivar el envío de las que pueden hacer llegar a sus familiares quienes están fuera de la isla.

Pero solo una parte muy restringida de la población puede moverse en dólares y eso agranda las diferencias sociales. Esto puede verse en el sector de la alimentación, en el que han surgido supermercados que operan en dólares. Es el caso del supermercado ‘Mercatoria’, que cuenta tanto con tiendas físicas como con servicio a domicilio, y acepta como métodos de pago tarjetas Visa, Mastercard, Discover y Union Pay pero no tarjetas emitidas por bancos cubanos. A pesar de esta apertura, la escasez limita los productos a la venta: en el catálogo de ‘Mercatoria’ se encuentra gran variedad de protectores solares, galletas de chocolate y enlatados, pero un solo tipo de leche en polvo que se puede adquirir por $8,13. Otro ejemplo es el supermercado de ‘3ra y 70’, en donde se pueden encontrar productos diversos a precios inaccesibles para la mayor parte de los ciudadanos: no acepta pesos ni moneda libremente convertible: quienes pueden comprar ahí lo hacen con dólares enviados desde el extranjero.

De hecho, la crisis está aumentando el número de pobres, según el Observatorio Cubano de Derechos Humanos. Esta entidad ubicada en el exterior indicó que en 2024 el 86% de los hogares cubanos se encontraban en los márgenes de la supervivencia, mientras que el 61% tenían problemas para comprar lo esencial para sobrevivir (un evidente agravamiento, pues en 2022 estas cifras eran del 76% y del 24% respectivamente).

El Gobierno ha intentado mejorar la situación con un alza del salario medio oficial, que en 2024 se situó en 5.839 pesos mensuales (unos 240 dólares). Pero ese incremento del 25,6% respecto a los 4.654 pesos de 2023 no hacía más que adecuarse a la inflación vivida por el país, que el año pasado fue de en torno al 25%.

Diferencias territoriales

Uno de los problemas que enfrenta Cuba es la escasez de alimentos. Según un informe de octubre de 2024 del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, la producción doméstica de la isla lleva decayendo desde 2016, y se ha visto especialmente afectada por inundaciones, sequías y huracanes. Actualmente la producción, principalmente de maíz y arroz, no satisface las necesidades dietéticas básicas de la población cubana, y la caída de la moneda dificulta la importación de insumos, fertilizantes y combustible, además de reducir el poder adquisitivo de la población. Dejando aparte por falta de datos los flujos comerciales de Cuba con Rusia, Venezuela o Vietnam (que en realidad no constituyen un especial alivio para las necesidades de la isla), el informe sitúa a la Unión Europea, Estados Unidos y Brasil como los principales proveedores de productos de alimentación para Cuba, y a la Unión Europea, China y Suiza como los principales destinos de la producción cubana.

Esas dificultades para importar y también para producir alimentos llevó al gobierno a anunciar a finales del año pasado la supresión en 2025 de la libreta de abastecimiento, un sistema de racionamiento que estuvo vigente durante más de seis décadas con el objetivo de asegurar un mínimo e igualitario acceso a alimentos básicos. La reducción de insumos supone un singular estrés a la hora de distribuir las existencias entre la población, sobre todo para establecer qué prioridades deben atenderse. Además de las polémicas generadas por la distribución de carne de pollo, en diciembre de 2024, el primer ministro cubano Manuel Marrero, anunció la desaparición de la Cadena Cubana del Pan, con el objetivo de descentralizar y así mejorar la producción y distribución de este alimento, que quedaría en manos de los municipios. Las repercusiones de esta medida y la escasez generalizada de insumos clave como harina y aceite no han tardado en afectar a la población. La descentralización puede agravar las desigualdades dentro de una isla que ya está profundamente fragmentada.

Diferentes ingresos según el color de piel

También se están produciendo desigualdades de ingresos que siguen pautas raciales debido a que el desarrollo del reducido sector privado tiende a un mayor dinamismo entre la población blanca. Ese sector privado comenzó con las reformas de 2011, con personas que podían trabajar por cuenta propia —algo que en la isla se ha conocido como ‘cuentapropismo’—, y diez años después se amplió con la posibilidad de crear empresas con empleados, bajo la forma de empresas no estatales con responsabilidad limitada. Se trata de mipymes —micro, pequeñas y medianas empresas— que el gobierno cubano permite conformar con hasta 100 trabajadores.

Un estudio publicado en 2021 alertaba ya sobre la desigualdad social, en este caso según el color de piel, que estaba creando la mínima apertura al sector privado, partiendo de la experiencia del ‘cuentapropismo’. Los autores, que tuvieron acceso a datos censales pormenorizados y pudieron cotejarlos con otras informaciones, indicaron en su análisis que, si bien “la estratificación racial tiene poco impacto en áreas como la educación, la salud, algunas ocupaciones y las posiciones de liderazgo”, no se puede decir lo mismo respecto al sector privado. Es este “un sector privado llamativamente racializado y en expansión” que “está generando profundas brechas en los ingresos según el color de la piel, más allá del alcance de los datos censales oficiales”.

Los autores consideraron que los censos respaldaban “muchos de los principios igualitarios que dominan el discurso oficial”. Sin embargo, los hallazgos basados en otros datos refrendaban “un discurso alternativo: existen estructuras sociales y económicas que generan y profundizan cada vez más las desigualdades raciales en la Cuba de hoy”.

Así, a pesar de que el régimen insistía en que en Cuba no hay discriminación racial institucionalizada ni estructural, en noviembre de 2019 el Consejo de Ministros se vio obligado a aprobar un programa nacional contra el racismo y la discriminación racial. La nota de prensa oficial definía su objetivo como el de “combatir y eliminar definitivamente los vestigios de racismo, prejuicios raciales y discriminación racial que subsisten en Cuba”.