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Javier Milei celebra su triunfo en la segunda vuelta, con cerca del 56% de los votos
Tras unas elecciones marcadas inicialmente por la inseguridad ciudadana y luego por la difícil situación económica que atraviesa Argentina, Javier Milei llega a la presidencia con una serie de recetas radicales que está por ver en qué grado aplica. En materia de política exterior, Milei no ha sido muy específico, más allá de presentarse como cruzado ‘anticomunista’; si bien reforzará las relaciones con Estados Unidos e Israel, deberá también asumir amplias dosis de pragmatismo, especialmente en las relaciones económicas con Brasil y China. Su elección echa agua al ímpetu de la izquierda latinoamericana en la reactivación de la CELAC y de Unasur.
A pesar de que la política exterior ocupó un papel residual en las elecciones presidenciales de Argentina, en debates, discursos y entrevistas los principales candidatos dejaron entrever sus ambiciones. Temas como la funcionalidad de Mercosur, el papel de China, la soberanía de Malvinas, o incluso las relaciones con la Santa Sede salieron de forma recurrente.
En líneas generales, la candidatura de Javier Milei –a través del propio presidenciable de La Libertad Avanza (LLA) como de su asesora Diana Mondino– mantuvo una visión ideológica de las relaciones internacionales, marcada por el anticomunismo y el rechazo de los gobiernos “que no respetan las ideas de la libertad”. El nuevo presidente expresó en el último debate su intención de alinear a Argentina con Estados Unidos, Israel y todos aquellos países que pertenecen al “mundo libre”, así como el distanciamiento institucional con Brasil y China. Estos dos últimos países son los actuales primeros socios comerciales de Argentina, por lo que existe el riesgo de que la postura del nuevo gobierno perjudique esos intercambios.
Su primer viaje al extranjero como presidente electo ha sido precisamente a Estados Unidos, donde además mantuvo un estrecho contacto con parte de la comunidad judía, marcando ya así sus prioridades. En relación a Brasil, sin embargo, Milei parece estar dando un giro, con la invitación al presidente brasileño Lula da Silva a su toma de posesión; también se cuenta con una actitud pragmática en relación al comercio con China, país con el que puede mantener la distancia política sin que eso dañe las exportaciones argentinas a ese país. En cualquier caso, en línea con su ideología libertaria, ha insistido en limitar la intervención del Estado en las relaciones comerciales con el exterior, donde cree que debe primar el clásico ‘laissez faire’ y la actuación libre de los sujetos privados.
En la campaña electoral, su contrincante directo en la segunda vuelta, el peronista Sergio Massa, asesorado por el embajador Gustavo Martínez Pandiani, defendió una visión pragmática de las relaciones de Argentina con el mundo, recogida en su “Plan de Acción”. Su propuesta se basaba en una línea continuista compaginada con algunos cambios con una fuerte motivación económica. Básicamente, desde su coalición se promovía el desarrollo de alianzas comerciales que permitieran aumentar las exportaciones y atraer inversión y turismo receptivo. En este sentido, el estrechamiento de los vínculos con Brasil y China como principales socios comerciales de Argentina, la entrada en la alianza de los BRICS y una mayor integración en Mercosur eran los principales objetivos. Sobre estos asuntos, Milei discrepó abiertamente de Massa.