En la imagen
Logotipo de la cumbre de julio de 2023 en Lituania
La OTAN celebra en julio en Vilna su cumbre de 2023, que tiene lugar de nuevo mientras la Alianza está volcada en prestar ayuda material a Ucrania en su intento de repeler la invasión rusa. Ya formalizada la entrada de Finlandia en abril, la cumbre de Vilna ultimará el ingreso de Suecia, una vez las presidenciales celebradas en Turquía eliminan en principio los obstáculos puestos por el presidente turco Erdogan. Otros asuntos, como el fortalecimiento de capacidades y recursos o la amenaza de China, definirán también la agenda del encuentro.
Casi un año después de la Cumbre de la OTAN de Madrid, la Alianza atlántica se encuentra de nuevo a las puertas de la siguiente edición, que se celebrará en la capital lituana durante los días 12-14 de julio. Si bien la de 2022 acaparó una atención especial por la publicación del último Concepto Estratégico, la de este año no estará exenta de igual importancia.
Así, próximos ya a la fecha de celebración de la cumbre, se pueden establecer los ejes temáticos sobre los que se espera que la cumbre se centre de manera especial, y que serán el baremo para medir el éxito o fracaso del encuentro.
Agenda de la cumbre
GUERRA EN UCRANIA. Por segundo año consecutivo, la Alianza celebra su cumbre anual durante la guerra en Ucrania, haciendo que esta siga siendo uno de los temas centrales. Las consecuencias de este conflicto, que ya acumula más de 450 días de duración, se han hecho especialmente notables en términos económicos. Pero también, han demostrado a los países europeos la vulnerabilidad a la que siguen expuestos, por parte de distintos actores.
Al igual que el año anterior, se prevé que estudiar nuevas formas de fortalecer la posición de Ucrania a través del envío de ayudas sea de nuevo uno de los temas centrales en las discusiones. También se prevé que seguir fortaleciendo las relaciones entre la OTAN y Kiev, en ámbitos diversos como el político y el militar, sea otro aspecto fundamental, sobre todo ante las demandas de Kiev de un proceso acelerado de ingreso como miembro de la Alianza. Pese a esa petición, no cabe esperar que la cumbre vaya a saldarse con la decisión de aceptar a Ucrania como un miembro más.
INGRESO DE FINLANDIA. La cumbre deberá evaluar las consecuencias geopolíticas del ingreso ya realizado de Finlandia, en el caso de la seguridad marítima del Báltico y otros ámbitos, especialmente considerando las implicaciones derivadas de un aumento de frontera terrestre entre Rusia y la OTAN de unos 1300 km. También se esperan discusiones sobre las aportaciones Finlandia a la Alianza, como su participación en los distintos cuerpos y organismos militares.
Asimismo, se cuenta con que en la agenda esté el seguimiento de la incorporación de Suecia, cuyo ingreso se considera despejado tras las elecciones presidenciales turcas. La entrada de Suecia también supondrá importantes implicaciones para la seguridad de la OTAN, de forma particular en el Báltico. Recientemente, Suecia ha anunciado su intención de permitir el establecimiento de tropas aliadas en sus bases antes de su ingreso en la OTAN, algo muy poco habitual pero lógico dada la situación actual. Todos esto obliga a definir lo antes posible el papel que deben jugar los dos nuevos miembros.
CAPACIDADES Y RECURSOS. Desde que se hiciera firme el compromiso de contribuir con un 2% del PIBpara el presupuesto de defensa de la Alianza, establecido en la Cumbre de Gales de 2014 para ser alcanzado por todos en un plazo de 10 años (2024), sólo 7 países han alcanzado tal objetivo. El presidente Trump se mostró muy duro ante la falta de dedicación de sus aliados, amenazando con dejar de contribuir si los demás no reaccionaban. Pese a que se sigue progresando al respecto, el proceso va a ser más lento de lo deseado.
Ante las necesidades generadas por el conflicto en Ucrania y la creciente demanda de capacidades frente a las amenazas híbridas provenientes del exterior, se ha llegado a barajar la opción de que el 2% no sea un techo sino una base sobre la que seguir aumentando los presupuestos. No obstante, algunos países no podrán alcanzar ese objetivo hasta dentro de unos años (como es el caso de España, previsto para 2029 como pronto).
LA AMENAZA DE CHINA. Pese a que China se encuentra técnicamente fuera del ámbito de acción de la OTAN, Pekín se ha convertido en un factor de especial preocupación para la Alianza como resultado de sus actividades a lo largo de varios continentes. Uno de los últimos eventos que atestigua la creciente influencia del gigante asiático ha sido el patrocinio de un histórico acuerdo diplomático entre Irán y Arabia Saudí, por el que ambos se comprometen a restablecer sus relaciones diplomáticas, y con el que se espera que las tensiones en los países de la región afectados por sus ‘proxys’ vayan a menos en los próximos meses.
En particular, hay cuatro aspectos que preocupan a la OTAN sobre China: el creciente control que Pekín ejerce sobre infraestructuras críticas europeas, la influencia que tiene en distintos tipos de operaciones, su creciente cooperación con Rusia en temas de seguridad, y los constantes desafíos que realiza al orden internacional. Respecto a este último, es notable el caso del Mar del Sur de China, cuyas aguas son reclamadas por China como propias (contraviniendo lo establecido en la Convención de Naciones Unidas del Derecho del Mar de 1982, o UNCLOS), y que han llevado a su Armada a acosar a barcos filipinos y de otros países vecinos en algunas ocasiones.
Ante tal desafío, que se plasmó por primera vez en el Concepto Estratégico de 2022, la Alianza tiene aún como tarea pendiente (y muy importante) la adopción de un plan de acción concreto para lidiar con la amenaza que supone China.
NUEVO MODELO DE FUERZAS OTAN. La Cumbre de Madrid del año pasado autorizó que en 2023 se diera la transición de la OTAN a un nuevo modelo de fuerzas, denominado –muy elocuentemente– NATO New Force Model (NFM). Esta iniciativa, basada en la defensa colectiva y que sustituirá al actual NATO Force Structure (NFS), será una herramienta clave para contribuir con la visión de la Alianza de brindar una seguridad de 360˚.
A grandes rasgos, la principal clave del nuevo modelo es el establecimiento de tres niveles distintos en su organización de las fuerzas, denominados TIERS. Cada uno de ellos cuenta con un espacio de tiempo de respuesta distinto, en función de las necesidades y las amenazas que puedan surgir para los países miembros. Así, el TIER 1, de máxima disponibilidad, prevé la movilización de tropas en un plazo de 1 a 10 días. El TIER 2, un plazo de entre 10 y 130 días, y el TIER 3, uno de entre 130 y 180 días, a modo de reserva estratégica. En cuanto a número de efectivos, se contemplan alrededor de 100.000, 200.000 y 500.000 para cada uno de los TIERS, respectivamente.
EL FUTURO DE STOLTENBERG. Otro aspecto clave tiene que ver con el liderazgo de la Alianza. El mandato del actual secretario general, el noruego Jens Stoltenberg, está previsto que llegue a su fin en septiembre de este año. Ante esto, en la cumbre se puede barajar volver a extenderlo como ya se hiciera en marzo de 2022, o designar a un sucesor que tome las riendas. En caso de que se estimase más oportuno el cambio, considerando la labor que ha realizado Stoltenberg en una época de grandes cambios y desafíos para la Alianza, su sucesor ha de ser alguien igualmente capacitado para liderar en estos tiempos de conflicto.
El camino a Vilna
En definitiva, la Cumbre de Vilna el próximo mes de julio será fundamental en el camino de la Alianza hacia el establecimiento de una seguridad colectiva más fuerte y eficiente. Con muchos y variados temas que deben ser tratados en tan corto espacio de tiempo, los líderes de los Estados miembros acuden a Lituania con la gran responsabilidad de asegurar que esta edición sea tan exitosa como la de Madrid en 2022. Desde la adopción de un nuevo modelo de fuerzas que permita dar una mejor respuesta a los desafíos existentes, hasta la decisión sobre el mandato de Stoltenberg, pasando por la guerra en Ucrania o la creciente amenaza del gigante chino, la Alianza se encuentra atravesando una época de incertidumbre.
Ante esta realidad, el trabajo que se realice en la cumbre será un elemento fundamental para asegurar que la Alianza se mantiene en el camino adecuado para asegurar un futuro mejor. Esta oportunidad para adoptar medidas que verdaderamente contribuyan con la misión de la Alianza habrá de ser seguida muy de cerca, pues en ella depende en buena parte el camino a seguir por los aliados durante los próximos meses; meses que ya se prevé que no van a ser ni mucho menos fáciles.