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Fortificación de San Juan de Puerto Rico, con su histórica puerta de entrada [Mohan Nannapaneni]
El reggaetón es una manifestación artística procedente de los barrios más pobres de Latinoamérica y protagonizada por jóvenes que conciben la música como una vía de distracción, celebración y socialización, no como esa experiencia intelectual que puso de moda el rock snob de los años 70. En este sentido, es comprensible que a la sofisticada ‘academia’ -tan habitualmente centrada en lo que ocurre en la vanguardia- le resulte hasta ofensivo reconocer la fuerza creativa que reside también en la “retaguardia”, en esos chavales pobres y analfabetos que han tumbado la noción del pop anglosajón como titán imbatible.
Aunque el género se originó en Panamá, se puede afirmar que el fenómeno se popularizó gracias a artistas de Puerto Rico como Daddy Yankee, Wisin & Yandel y Don Omar, y ha llegado al nivel de globalización actual con debutantes también puertorriqueños como Bad Bunny y Rauw Alejandro. Con sus escasos 13.800 km2, Puerto Rico no ha sido nunca una potencia destacada en el panorama internacional. Una historia política convulsa, una deuda pública desorbitada —en proceso de recuperación— y una tasa de pobreza alarmanteno son precisamente los ingredientes adecuados para situar a un país en una posición de relevancia e impacto internacional. Y, sin embargo, Puerto Rico es actualmente un gigante en la industria musical. Terminaba 2023 con un ránking en el que 3 de las 10 canciones más reproducidas a nivel global eran de artistas puertorriqueños; en el caso de España el número ascendía a 7 de 10. La popularidad del género es innegable, pero es importante también destacar su repercusión económica y comercial.
Según el Informe de Música Global de la Federación Internacional de la Industria Fonográfica (IFPI), los ingresos totales del comercio de música grabada en 2023 fueron de 28.600 millones de dólares, lo que supone un aumento de 10 % con respecto al año anterior. América Latina, por su parte, tuvo un crecimiento del 19,4%, que seguía al 31,2% de 2022, que era la tasa más alta a nivel mundial por octavo año consecutivo. Por mencionar el caso más relevante, la gira del artista puertorriqueño Bad Bunny fue la que más recaudó a nivel mundial en 2022, con unos ingresos de casi 373,5 millones de dólares y cerca de dos millones de entradas vendidas.
Estas cifras, en el caso de Puerto Rico, son especialmente relevantes desde la perspectiva de las exportaciones. Desde hace más de una década, los principales productos exportados por Puerto Rico proceden de la industria farmacéutica, que representa más del 50% de todas sus exportaciones. Sin embargo, y a pesar de ser un sector con gran relevancia para la economía de la isla, en la mayoría de ocasiones no hablamos de exportaciones en sentido estricto, pues el producto va a Estados Unidos, del que Puerto Rico es un estado asociado. En este sentido, cuando hablamos de exportación de música puertorriqueña nos referimos a una exportación real —de Puerto Rico al panorama internacional sin el gigante americano como intermediario—, con el reggaetón como el género más escuchado en 8 países del mundo según datos de Spotify.