Rivalidad Argelia-Marruecos
Pese a esta abundante compra de armamento por parte de Marruecos, Argelia sigue suponiendo el primer presupuesto militar de todo África, y el tercero si se tienen en cuenta también los países del Medio Oriente. Sin embargo, Marruecos ha ganado importancia internacional en zonas de interés argelinas como el Sahel, donde los sucesivos golpes de estado han hecho que ambos países norteafricanos tengan que tomar posición en los distintos conflictos.
Argelia se encuentra ante una encrucijada en su política internacional: Marruecos, su rival, está apostando por una política de rearme en la que la calidad del material prima sobre su cantidad, con Estados Unidos e Israel teniendo un papel preponderante en el proceso; mientras tanto, el principal suministrador argelino, Rusia, de quien tradicionalmente ha obtenido el 90% de su armamento, se encuentra inmerso en la guerra de Ucrania y no está en posición de continuar enviando técnicos y material militar, lo que limita las opciones de Argel, que por erso está buscando diversificar su mercado de origen con la opción de China. En línea con esta política, Argel y Pekín acordaron la licencia para fabricación de armamento ligero chino en territorio argelino. Por su parte, Estados Unidos se presenta como el principal suministrador de armas a Marruecos, con el que desde 2018 ha firmado una serie de acuerdos sobre armamento de última generación que puede poner al ejército marroquí un paso por delante de sus rivales en la región.
Sorprendentemente, Israel aparece aquí como otro importante actor. Tras la firma de los acuerdos de Abraham en 2020, por los que la administración Trump consiguió que países como los Emiratos Árabes Unidos formalizasen sus relaciones con Israel, Marruecos inició también un acercamiento que finalizó con el reconocimiento del Estado judío, a cambio del reconocimiento judío de las pretensiones marroquíes sobre el territorio del Sahara Occidental, y de la apertura de una vía de cooperación en materia de armamento. La compra de drones a Israel (incluso se especula con que se fabricarán en territorio marroquí), así como de sistemas antiaéreos, y la llegada al país norteafricano de expertos militares israelíes, han fortalecido las relaciones entre ambos estados, aunque está por ver cómo afectará el conflicto de Gaza a las relaciones bilaterales. De momento, parece que los contactos diplomáticos continúan siendo fluidos y no se espera ningún cambio sustancial, pero el conflicto supone un riesgo a tener en cuenta.
España, en la encrucijada
España, por su parte, se encuentra en una situación complicada. Es cierto que el aumento de su presupuesto militar se da en el contexto europeo de preocupación por la guerra en Ucrania; sin embargo, el país ibérico no debe olvidarse de su flanco sur, especialmente tras el cambio de postura sobre el Sáhara Occidental. El reconocimiento en 2022 de la soberanía marroquí sobre el Sáhara supuso para España una grave crisis de relaciones institucionales con Argelia, quien todavía mantiene suspendido el Tratado de Amistad y Cooperación entre ambos países. La política energética se ha visto igualmente afectada, ya que Argelia clausuró el gaseoducto Magreb-Europa alegando las malas relaciones que mantiene con la monarquía alauí, lo que también acabó afectando a España en un momento en que el gas argelino pasaba a ser primordial en Europa tras el estallido de la guerra en Ucrania.
En esta coyuntura, en la que Madrid ha priorizado los lazos con Rabat sobre los que le unen a Argel, España ha obtenido de Marruecos pocos beneficios y unas cuantas preocupaciones. Aunque es evidente que el flujo migratorio en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla se ha visto muy limitado, lo que no sería posible sin la colaboración del gobierno marroquí, también lo es que ese mismo gobierno no pierde oportunidad en reivindicar ambas ciudades como parte de su territorio, por lo que todo lo relacionado con las dos plazas continúan siendo un motivo de irritación en las relaciones hispano-marroquíes.
Las aguas de la zona económica exclusiva de Canarias son otro punto de conflicto. Dentro de ese área (hasta 200 millas náuticas desde las líneas de base del mar territorial) se han descubierto depósitos de tierras raras y se baraja la posiblidad de la existencia de otros recursos, como petróleo. Marruecos y España discrepan sobre dónde se debería establecer la frontera de sus respectivas zonas económicas exclusivas y están obligados a una negociación.
Puede pensarse que España ha obtenido muy poco a cambio de su giro en algo tan trascendente como el Sáhara Occidetal, especialmente tras el resurgimiento de la ruta migratoria atlántica hacia las islas Canarias.
En el marco del compromiso de la Cumbre de Gales, y en el contexto de la guerra de Ucrania, España ha incrementado su presupuesto de Defensa, lo que le posibilita iniciar un ciclo de adquisiciones que tendrá su impacto en la proyección española sobre el Magreb. Así, la reciente compra de 20 nuevos aviones EF-2000 “Eurofighter” va a permitir la renovación de los F-18 estacionados en Canarias, considerada como una prioridad dentro de la estrategia de seguridad nacional.
La compra a Estados Unidos de 18 sistemas HIMARS y de 112 misiles tierra-tierra (incluidos 40 ATACMS) por parte de Marruecos hizo que España reaccionara, ya que no contaba en su arsenal con ninguno de estos sistemas de cohetes de artillería de alta movilidad. En octubre de 2023, el gobierno español aprobó una partida de 527,5 millones de euros para suplir esta carencia a través de un programa nacional que utilizará tecnología israelí PULS (sistema de lanzacohetes similar al HIMARS).
Las compras marroquíes de los carros M-1 ‘Abrams’ o de los F-16 ya referida no suponen una ventaja competitiva sustancial respecto al armamento con el que cuenta España, pues sus capacidades son equiparables a la de los carros ‘Leopardo’ 2E y los aviones EF-2000 ‘Eurofighter’.
Donde Marruecos sí tiene ventaja sobre su vecino del otro lado del Estrecho, sin embargo, es en el ámbito de los drones, al contar España con solo con 4 ejemplares del dron MQ-9 ‘Predator’ B americano (además de algunos otros drones de reconocimiento menores), lo que le hace depender en gran medida del paraguas de la OTAN para este tipo de armamento. Mientras, el país magrebí ha realizado importantes adquisiciones los últimos años que han supuesto un salto de calidad para su ejército del aire.
Navalmente, España cuenta con una amplia superioridad respecto a Marruecos, pero eso no implica que Rabat no esté tratando de cerrar la brecha. La ya mencionada anteriormente compra de 3 fragatas para la marina marroquí es un ejemplo. Otro frente es el de la guerra submarina; y es que, tras la presentación del S-81 ‘Isaac Peral’ y la confirmación de España como uno de los pocos países del mundo con capacidad de manufactura de submarinos propios, Marruecos parece interesado en comprar este tipo de material a Francia, su antigua potencia colonizadora. España, por su parte, está acelerando la construcción de las 5 nuevas fragatas F-110 de última generación.
Proyección de España en el Magreb
Marruecos ha iniciado un rearme no visto desde la década de 1960, cuando Hasan II, padre del actual monarca, puso un límite al gasto militar ante los intentos de golpe de estado liderados por el ejército. En su adquisición de armamento, el país alauí se ha centrado más en la calidad que en la cantidad. Las numerosas compras de drones son una demostración de esta prioridad que, además, marca una clara hoja de ruta hacia el armamento del futuro en línea con lo que se está viendo en los actuales campos de batalla.
Argelia y España por su parte, continúan también en una línea ascendente de gasto, por lo que existe un probable riesgo de carrera armamentística. La posibilidad de un conflicto armado en el que a medio plazo se implique España es más remota, pero no es del todo descartable un enfrentamiento entre Argelia y Marruecos, bien directamente o bien a través de sus satélites en la región.
Aunque España todavía mantiene una ventaja tecnológica con respecto a Marruecos, si la actual tendencia de compras se mantiene a ambos lados del Estrecho, la brecha que separa a ambos países se reducirá, lo que puede traducirse en una actitud de Rabat aún más asertiva en la región, ante una España que verse ser cada vez menos capaz de defender sus intereses y convertirse en un actor de segundo orden en una zona clave. Incidentes como el de la breve ocupación marroquí del islote Perejil en julio de 2002 podrían repetirse en alguno los promontorios de soberanía española frente a la costa de Marruecos.
En el caso de Ceuta y Melilla, otro punto de fricción entre España y Marruecos, un estallido de tensión parece más complicado. Las ciudades autónomas suponen una línea roja para el estado español y Marruecos no se encuentra en una posición de fuerza suficiente como para arriesgar un movimiento respecto a ellas. Las aguas territoriales de las Canarias, en contraposición, sí que son un punto donde España puede estar perdiendo su ventaja, que se ha asentado siempre en una superioridad aérea, naval y tecnológica con respecto al reino alauita. La compra por Marruecos de fragatas y aviones de combate debería poner en alerta a los gobernantes españoles, ya que mantener la superioridad naval y aérea es clave en el contexto de un posible enfrentamiento entre ambos países.
En resumen, puede decirse que, aunque España no ha perdido aún la superioridad militar que mantiene sobre Marruecos, sí puede estar perdiendo capacidad de proyección de influencia, tanto por la falta de gasto en defensa, como por la indecisión en la que se encuentra la política internacional española. Lo preocupante no es tanto que Ceuta y Melilla puedan estar bajo una amenaza directa como que la influencia de España en el Magreb esté en juego, y con ello, la fortaleza de su postura en la región.