¡Hola a todos!
Me presento: soy Carmen Garau, soy de Palma y acabo de terminar sexto. La verdad es que, después de tantos años estudiando, te imaginas mil veces cómo será el día en el que por fin te gradúes, tu última clase, tus últimos exámenes en el aula 4A02… Desde luego, algo así nunca te lo esperas, y aunque haya sido un final diferente por la incidencia del Coronavirus, también ha sido muy especial.
Lo primero, me gustaría destacar que no hemos perdido ni una sola clase, y sé que la Facultad de Medicina y la Universidad de Navarra en su conjunto se han esforzado muchísimo para que esto fuera posible. Pocos estudiantes de otras universidades han tenido la misma suerte que nosotros.
Al principio del confinamiento todos teníamos dudas, ya que pocos conocían las plataformas que hemos utilizado (como Zoom, Panopto o Proctorio). Además, se empezaba a acercar la época de exámenes y teníamos que compaginar el horario de estudio más intensivo con las clases. Muchos volvimos a nuestras casas y también nos tocaba integrarnos en la vida familiar de nuevo.
Inicialmente se daban las clases en directo por Zoom: el profesor nos enviaba por correo el link del aula unos minutos antes y después se daba la clase. Pienso que esta forma de docencia es muy útil si hay un número reducido de alumnos, ya que te permite un contacto directo con el profesor y así puedes preguntar las dudas durante la clase. Nosotros somos unos 190 en clase y era complicado que todo el mundo se conectase a la vez; al final las clases se alargaban y se solapaban con la siguiente, además de la dificultad para seguir las diapositivas.
Ante la experiencia, en pocos días la mayoría de los profesores pasaron a dar las clases por Panopto o Power Point con audio y las subían al Aula Virtual ADI en el horario normal de su clase. Creo que este sistema es mucho más cómodo para todos: a los docentes les permite grabar las clases, adecuarse a los horarios, corregir errores o evitar fallos técnicos del directo; y a nosotros nos permitía organizarnos mucho mejor el estudio, cambiar la velocidad de las clases, y poder ver las diapositivas a la vez, entre otras cosas.
Además, algo que he comentado con mis compañeros es que, al quedar las clases grabadas, era muy fácil volver a ver alguna parte de la clase si te surgía alguna duda durante el estudio del tema. Me gustaría destacar las clases de Oncología de la Dra. Leire Arbea, y las de Pediatría de la Dra. Rocío Sánchez Carpintero.
Cuando terminaron las clases, entre la dura situación sociosanitaria causada por el Covid-19 y los mails anunciando que nos quedábamos sin el tan esperado final de carrera (sin pasaclases, sin paellada, sin graduación y sin viaje fin de grado), tocaba ponerse a estudiar. He de decir que yo personalmente no he vivido una situación complicada en casa, ya que todos hemos estado bien, pero ha habido compañeros que han perdido a sus seres queridos sin poder despedirles, o familias con enormes dificultades económicas. Imagino lo difícil que debe haber sido estudiar y hacer los exámenes para ellos. Por ello, nos enviaron un correo de la Universidad de Navarra para conocer cada situación personal y quedar a nuestra disposición.
Los exámenes eran otra de esas incógnitas, aunque después del susto inicial ya nos acostumbramos al nuevo formato online con Proctorio. Pero no sólo nos afectó a los alumnos, los profesores tuvieron que cambiar los criterios de evaluación; además, muchos estaban en el hospital trabajando y atendiendo las consecuencias de esta pandemia.
Por todo esto me gustaría agradecer de nuevo a la Facultad de Medicina de la Universidad de Navarra y en concreto a las secretarias, que han estado pendientes durante todos los exámenes, y profesores, ahora ya colegas, que han hecho que podamos acabar de la mejor forma posible.