Comedias burlescas
Uno de los proyectos de investigación del GRISO consiste en la edición del corpus completo de las comedias burlescas del Siglo de Oro. A día de hoy, disponemos ya de más de una treintena de ediciones modernas, de la cincuentena de piezas, aproximadamente, que se conservan.
Estas piezas paródicas, construidas con las técnicas carnavalescas del «mundo al revés» y una estética plenamente grotesca, vienen a ser el envés ridículo de la dramaturgia seria del Siglo de Oro. Son obras muy amenas, capaces todavía de despertar la carcajada del lector o espectador contemporáneo.
Las comedias burlescas del Siglo de Oro, llamadas también en la época comedias de disparates, en chanza o de chistes, son piezas dramáticas paródicas que se representaban por Carnaval (y también por san Juan) formando parte de fiestas cortesanas celebradas en Palacio o en el Buen Retiro, sin que tengamos constancia de que pasasen luego al corral. Estas dos características (teatro carnavalesco y teatro cortesano) constituyen las claves esenciales a la hora de abordar el estudio de estas obras. Su función primordial era conseguir la risa de ese espectador áulico (el rey y sus nobles) y para ello los autores utilizan todos los recursos a su alcance, en el doble plano de la comicidad escénica y verbal. Estas piezas de jocosidad disparatada muestran sobre el tablado un carnavalesco «mundo al revés» donde absolutamente todo (personajes, temas, motivos literarios y convenciones dramáticas…) queda grotescamente parodiado, brutalmente degradado, sometido a intensos procesos de abrasión cómica.
Las comedias burlescas conocieron su máximo esplendor en el reinado de Felipe IV. Una de las primeras de que tenemos noticia, aunque su texto y hasta su título se hayan perdido, fue escrita por Hurtado de Mendoza, Quevedo y Mateo Alemán y representada en julio de 1625 por los ayudas de cámara del rey. Sabemos que Los siete infantes de Lara, de Cáncer y Juan Vélez, se representó en 1650; El caballero de Olmedo, de Monteser, en 1651 La renegada de Valladolid, de Monteser, Solís y Silva, en 1655; en 1660, al parecer, Céfalo y Pocris, de Calderón; en 1671, Blas, de autor desconocido y perdida; en 1673 El hidalgo de la Mancha, de Matos Fragoso, Diamante y Juan Vélez; en 1685, Las bodas de Orlando; en 1686, El rey don Alfonso, el de la mano horadada, etc. Por otra parte, varias de ellas (El rey Perico y la dama tuerta, de Diego Velázquez del Puerco, las anónimas Angélica y Medoro y Don Quijote de la Mancha resucitado en Italia o dos piezas debidas a Félix Moreno y Posvonel, El muerto resucitado y Pagarse en la misma flor y Boda entre dos maridos) son bastante tardías: pertenecen al siglo XVIII, circunstancia que nos habla del éxito alcanzado por este peculiar subgénero dramático, antítesis de la tragedia y de los dramas serios.
Su cultivo hay que relacionarlo con el auge que conocen desde comienzos del siglo XVII otras modalidades de la literatura «provocante a risa» (romances burlescos, diálogos jocosos, entremeses, mojigangas, vejámenes, pullas, fiestas de locos…). Serralta vinculaba el origen de las comedias burlescas con las coplas de disparates. Hoy la crítica apunta más bien a su relación con el entremés, y en particular con el entremés burlesco (el Entremés de los romances, el de La Infanta Palancona o el de Melisendra pueden ser considerados comedias burlescas en miniatura). También obras como Don Quijote de la Mancha de Guillén de Castro o El príncipe melancólicode Lope podrían ser tenidas por precursoras del género. En fin, habría que considerar asimismo el posible carácter de obras «de repente» de algunas de ellas. Hay comedias burlescas muy elaboradas, que presentan un alto grado de complejidad y que no pueden responder a técnicas improvisatorias (Céfalo y Pocris o Darlo todo y no dar nada), pero sí otras como Escarramán o la titulada La creación del mundo, debida a Luis Vélez y Calderón, que no se conserva. Algunas comedias burlescas se integraban en academias ficticias, como sucede con El hermano de su hermana(inserta en las Obras de Quirós).
En cuanto a la autoría de estas obras, varias de las conservadas son anónimas, y es frecuente la colaboración entre dos o tres ingenios. Por lo general, sus cultivadores no son dramaturgos de primera fila (con la excepción de Calderón, autor de Céfalo y Pocris). Cáncer fue uno de los más asiduos al género, lo mismo que Vicente Suárez de Deza. Otros autores son Juan Vélez de Guevara, Francisco Antonio de Monteser, Francisco Bernardo de Quirós, Pedro Lanini Sagredo, etc.
Poco atendidas tradicionalmente por la crítica hasta finales de los 70 del siglo pasado, estas obras comenzaron a recibir más atención desde los años 80 (con trabajos a cargo de Arellano, Borrego, Casado, Di Pinto, García Lorenzo, García Valdés, Holgueras, Huerta Calvo, Mata Induráin, Morell, Rodríguez Rípodas o Serralta, entre otros investigadores). Desde entonces se han preparado interesantes estudios teóricos y análisis de obras concretas, además de ediciones modernas de comedias burlescas (ediciones críticas, con textos bien fijados, estudios preliminares y la conveniente anotación, especialmente necesaria en este género por la abundancia de chistes, alusiones maliciosas, dobles sentidos, juegos de palabras, etc.).
En lo que respecta a la labor GRISO, siete títulos sueltos fueron publicados por Espasa Calpe, Edition Reichenberger y Eunsa:
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Pero el corpus completo está siendo publicado en la colección «Biblioteca Áurea Hispánica» de la editorial Iberoamericana / Vervuert, donde ya han aparecido siete volúmenes que recogen estos veinticinco títulos:
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Se incluyen los nombres de todos aquellos investigadores que han editado o están editando alguna de las comedias burlescas, así como los de otros que las han estudiado en el marco del proyecto del GRISO:
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Los criterios para el proyecto de edición de las comedias burlescas del Siglo de Oro son los que aplica el GRISO y figuran recogidos en varios lugares:
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I. Arellano y J. Cañedo, «Observaciones provisionales sobre la edición y anotación de textos del Siglo de Oro», en Edición y anotación de textos del Siglo de Oro, Pamplona, Eunsa, 1987, pp. 339-355.
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I. Arellano, «Edición crítica y anotación filológica en textos del Siglo de Oro. Notas muy sueltas», en Crítica textual y anotación filológica en obras del Siglo de Oro, Madrid, Castalia, 1991, pp. 563-587.
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I. Arellano y Á. Cilveti, prólogo a la edición crítica de P. Calderón de la Barca, El divino Jasón, Pamplona / Kassel, Universidad de Navarra / Edition Reichenberger, 1992, donde más largamente se justifica la modernización gráfica o la dispositio de los textos.
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I. Arellano, Editar a Calderón, Madrid / Frankfurt am Main, Iberoamericana / Vervuert, 2007.
Fase preliminar (1987-1994) |
En una etapa preliminar (1987-1994), varios investigadores del GRISO habían editado algunas comedias burlescas sueltas:
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Desarrollo (años 1998-2011) |
Posteriormente, el GRISO se planteó la posibilidad de editar el corpus completo de estas piezas, que irían integradas en una serie titulada Comedias burlescas del Siglo de Oro, que a partir de 1998 se publica dentro de la colección «Biblioteca Áurea Hispánica» de la editorial Iberoamericana / Vervuert, donde han salido siete tomos:
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Fase final |
Está previsto seguir editando los demás títulos de las comedias burlescas del Siglo de Oro, hasta completar la edición del corpus. Los títulos actualmente en preparación son los siguientes:
También está previsto publicar otros tomos que incluyan los festejos burlescos completos que se conservan (Las bodas de Orlando, No hay vida como la honra…) así como las piezas breves (loas, mojigangas, entremeses, etc.) para comedias burlescas. |
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Anónimo, Cada cual con su cada cual, ed. Marcella Trambaioli, Pamplona, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra, 2014 (Biblioteca Áurea Digital, BIADIG, 25 Este volumen ofrece la edición crítica de la comedia burlesca anónima Cada cual con su cada cual, cuyo título, que es una frase proverbial, anuncia las bodas azarosas de las dos infantas de una corte grotesca y provinciana con sus dignos pretendientes: el Príncipe y Escalante. De hecho, se trata de una comedia de disparates que no parodia ninguna pieza concreta. Varios indicios textuales remiten a una composición tardía, por lo que sus peculiaridades arrojan luz sobre la última fase del desarrollo de la tipología teatral a la cual pertenece. La anotación procura dilucidar usos lingüísticos anacrónicos, resortes burlescos, elementos culturales y estilísticos, además de mencionar pasajes paralelos de otras comedias y textos literarios coetáneos. |
Pedro Calderón de la Barca, Céfalo y Pocris, introducción de Enrica Cancelliere, edición de Ignacio Arellano, New York, IDEA, 2013. El genio universal de Calderón de la Barca no se interesó solo por el ámbito de la tragedia o las fábulas de gran espectáculo y el auto sacramental. Aunque menos estudiada, no es menos importante su obra cómica. De entre todas las comedias de humor destaca la burlesca y disparatada de Céfalo y Pocris, asombrosa parodia grotesca que constituye una verdadera enciclopedia de los mecanismos auriseculares de la risa y un ejemplo insuperable del ingenio de Calderón. Esta edición ha sido preparada por Ignacio Arellano. La introducción, donde se trazan las líneas maestras de la comedia, se debe a Enrica Cancelliere, quien ofrece en su estudio las claves fundamentales para la lectura de Céfalo y Pocris, seguramente la mejor comedia de su género. |
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Recientemente se ha publicado el volumen titulado Comedia burlesca y teatro breve del Siglo de Oro, ed. A. Bègue, C. Mata Induráin y P. Taravacci, Pamplona, Eunsa, 2013 (col. «Publicaciones de Literatura-Departamento de Filología», ISBN: 978-84-313-2922-8). Este libro recoge quince contribuciones que corresponden a dos territorios diferentes —aunque a veces conexos— de la dramaturgia áurea: la comedia burlesca y el teatro breve. Los trabajos relacionados con el teatro breve incluyen aproximaciones a una loa particular y su refundición palaciega de finales del siglo XVII, al Entremés de los rufianes de González de Eslava, a los entremeses insertos en algunas comedias lopescas y a las jácaras de Quevedo, o bien analizan la controversia teatral hacia finales del XVIII, la indumentaria del figurón en entremeses y comedias o el motivo del jaque defensor de su daifa. Las ocho contribuciones sobre la comedia burlesca examinan cuestiones como su puesta en escena, el juego metateatral presente en estas piezas, su alcance crítico, la relación entre entremés burlesco y comedia burlesca, la reescritura paródica de los modelos serios, más la autorreescritura burlesca y la versificación, o bien se focaliza la atención sobre alguna obra concreta como Cada cual con su cada cual. ÍNDICE:
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Edición de «Las aventuras de Grecia» y su modelo serio, el «Don Florisel de Niquea» de Montalbán (2012) La colección de «Publicaciones digitales del GRISO» acogió en 2012 la publicación del libro de Claudia Demattè y Alberto del Río titulado Parodia de la materia caballeresca y teatro áureo. Edición de «Las aventuras de Grecia» y su modelo serio, el «Don Florisel de Niquea» de Montalbán, Pamplona, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra, 2012 (ISBN: 978-84-8081-336-5). El volumen incluye la edición anotada de la comedia burlesca Las aventuras de Grecia, que se suma así a los títulos ya editados dentro del proyecto de edición del corpus completo. La comedia burlesca se publica junto con su modelo serio, Don Florisel de Niquea de Juan Pérez de Montalbán, que se presenta en edición sin notas, pues su papel aquí es apoyar la lectura de la pieza parodiada. |