La relación del arte con lo sagrado ha sido una constante desde tiempos inmemoriales. A partir del Renacimiento, el arte se alejó de la religión, como señala Panovsky (1927), pero poco a poco llegará a ser entendido como una religión, especialmente en el romanticismo. Walter Benjamin consideró consumada esta visión con la pérdida del carácter aurático de las obras (1935). En esa misma línea, fueron los propios artistas, especialmente a partir de Duchamp, los que trataron de desacralizar el arte, despojándole de las categorías románticas. Arthur Danto sentenció el final de esa etapa con sus tesis del fin del arte a mediados de los ochenta. La transfiguración de los objetos banales en obras de arte hoy en día permite ser analizada desde la estética de lo cotidiano (Saito 2007).

La situación actual y plural del mundo pone de manifiesto la necesidad de repensar la construcción de la imagen de lo real (Didi-Huberman 2008), así como la relación entre el arte y lo sagrado.  Los debates acerca de las manifestaciones de lo sagrado (Eliade 1994), de aquello que puede o no ser representado (Agamben 2005) o aquello que está directamente prohibido representar (Nancy 2006) permiten releer la historia desde nuevas categorías, así como analizar las prácticas artísticas de un mundo global. Dentro de esta vertiente encontramos la sacralización de los espacios, especialmente de museos y galerías (Bown 2010), así y la de los objetos (Sudjic 2008).

La expansión del arte ha ido más allá de sus límites por lo que estas consideraciones alcanzan a la propia vida humana. Es posible observar cómo hoy en día conviven la desacralización de la vida y el cuerpo humano por parte de la ciencia y la divinización de la tecnociencia en la que se cifran las aspiraciones redentoras contemporáneas, colindantes con las teorías transhumanistas.

Los temas concretos que se trataran son: La (de)sacralización del arte en el mundo moderno y contemporáneo; la sacralización de los espacios y la transfiguración de la estética cotidiana; arte, tecnología y religión: desacralización de lo humano y la divinización de la tecnología.