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"LA EFECTIVIDAD DEL HUMOR DEPENDERÁ DEL GRADO DE FORMALIDAD Y SERIEDAD DEL CONFLICTO"
De hecho, Zelizer (2010) defiende que el humor es una herramienta ideal para afrontar y sobrellevar el impacto emocional negativo de la discusión, construir puentes e, incluso, resolver el conflicto.
El hablante que actúa como mediador en un contexto comunicativo informal puede, durante su interacción con las partes en conflicto, recurrir al humor en determinadas ocasiones para relativizar la disputa, proteger su imagen y reconstruir las relaciones interpersonales. Sin embargo, la efectividad del humor dependerá del grado de formalidad y seriedad del conflicto, de la relación social de poder existente entre los participantes, del tipo de humor empleado, de la reacción de los participantes e, incluso, de quién inicia la secuencia humorística.
El humor fomenta una descarga emocional que ayuda a aliviar las tensiones producidas durante la discusión y genera un espacio común en el que se genera un sentimiento de complicidad entre los hablantes. Por ello, no cabe duda de que riendo se entiende la gente.