Francisco Javier Martinena
AGRICULTURAL LABORATORIES
Grado en Arquitectura
Universidad de Navarra
La primera aproximación al valle muestra la riqueza paisajística y topográfica de la zona con alta presencia de arbolado y naturaleza. Aranguren, en concreto, supone una pequeña aglomeración rural en la que un puente abovedado de mampostería y la propia Torre de Aranguren suponen los elementos a destacar sobre el resto de construcciones circundantes.
Atravesado por el río Atxuri, la sección sur se ve despoblada y deja paso a la entrada del capricho de la topografía sobre la que descansa una colmena de árboles que en la zona sudoeste del poblado respira en un amplio vacío frente al cual se verá arropada la nueva construcción. Se establece así una relación de extremos: la torre como primer elemento al este y el nuevo complejo despidiendo el paso al oeste, haciendo usuario a todo aquel que cruce la carretera Orozko-Areatza. Así, surgen dos nuevos volúmenes arropados por el bosque y mantienen cierta distancia respecto de las construcciones más tradicionales disminuyendo, por otro lado, posibles externalidades negativas hacia la ciudadanía del pueblo.
En el juego topográfico de la organicidad formal del terreno, la verticalidad del bosque y el plano del llano surgen las dos piezas que responden a esas reglas aleatoriamente impuestas de la naturaleza y que, junto con la materialidad, pretenden establecer una nueva relación entre pasado, presente y futuro. El primero de ellos, más discreto y más pesado, se asienta a la cota del llano y contiene los laboratorios y las oficinas. El segundo contiene el alojamiento rural y es el que se eleva sobre el llano para posicionarse como elemento de referencia e inequívocamente presente en el marco natural.
Así pues, la intención de captar la atención resulta evidente y el acceso se mantiene oculto para hacerse presente en la Torre de Aranguren, con un elemento elevado trasversal que cruza ambos carretera y río y penetra en el bosque para reconducir al usuario a la nueva arquitectura, una arquitectura viva que se materializa como culminación de una experiencia de tránsito.